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Cuestionan a Hollande por la medida

Protesta en Francia por deportación de estudiantes
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Solidaridad en París con dos estudiantes expulsados del país por el gobierno de François HollandeFoto Xinhua
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de octubre de 2013, p. 27

París, 17 de octubre.

Miles de estudiantes salieron este jueves a las calles de París para exigir el retorno de dos alumnos indocumentados expulsados del país, en una decisión que dividió al gobierno del presidente socialista François Hollande, a quien preguntan dónde están los valores de izquierda.

La protesta estalló luego de la detención, el 9 de octubre, de Leonarda Dibrani, gitana de 15 años que fue expulsada a Kosovo, y la deportación previa de Khashik Kashatryan, joven armenio de 19 años matriculado en esta capital; ambos llevaban años viviendo y asistiendo a escuelas en Francia.

La expulsión de estos jóvenes rompió la unidad en las filas del Partido Socialista, del presidente, que cuenta con los peores índices de aceptación de un jefe de Estado francés desde 1996.

Algunos estudiantes levantaron barricadas y se enfrentaron con la policía, que lanzó gas lacrimógeno, pero la mayor parte protestó de forma pacífica. También exigieron en las paradas de autobuses la renuncia del ministro del Interior, Manuel Valls, a quien se responsabiliza de la injusta medida contra sus compañeros.

Que regresen Khashik y Leonarda, su lugar está aquí, clamaron este día los estudiantes durante una manifestación frente al liceo Charlemagne. Los manifestantes, unos siete mil según los organizadores, bloquearon los ingresos de sus liceos en París y otras regiones como Mende (centro) y Avión (sur), con consignas como si Leonarda no va a clase, nosotros tampoco.

Algunos medios, el Partido Socialista y la oposición de derecha e izquierda hicieron fuertes críticas a la gestión del gobierno, y en particular al ministro Manuel Valls, hijo de inmigrantes españoles, al que acusan de aplicar una política de derecha en materia migratoria.

Valls es objeto de críticas en su propio bando, sobre todo desde que en septiembre pasado exasperó a buena parte de la izquierda al poner en tela de juicio la capacidad y la voluntad de integración de los 20 mil gitanos que viven en Francia.

Según sus adversarios, Valls cruzó la línea roja de la izquierda francesa, que reconoce a cada cual el derecho de hacerse francés, cualquiera que sea su país o religión de origen.

La polémica concentra todos los malentendidos acumulados desde el inicio del quinquenio (de Hollande) en el terreno de los valores de la izquierda, opinó el diario conservador Le Figaro. Se le crítica la ausencia de rumbo, interrogantes sobre la acción gubernamental, el alza de impuestos y hay inquietudes ante el ascenso del Frente Nacional, el partido de extrema derecha.

La adolescente Dibrani, quien fue expulsada con su familia, dijo en la ciudad de Mitrovica, en el norte de Kosovo, que desea regresar a Francia. Los activistas sostienen que los Dibrani huyeron de Kosovo hace cinco años porque son gitanos y encaran discriminación y pocas oportunidades.

Mi casa está en Francia, insistió Dibrani en francés. No hablo la lengua de aquí y no conozco a nadie.