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En El Ocotal, tierra de promesas electorales, el agua anda en burro

Enclavada en lo alto de Contreras, la colonia semeja una estampa del siglo pasado

En cada casa es lo mismo: tambos vacíos, pilas de ropa y trastes sucios y niños sin bañar

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Vecinos de la colonia El Ocotal, en la delegación Magdalena Contreras, se abastecen de agua potable por medio de burros, que cargados con ánforas suben y bajan las empinadas pendientes de la zonaFoto Roberto García Ortiz
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Tambos y tinacos vacíos se observan desde hace meses en la colonia El Ocotal, ante la falta de aguaFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Viernes 18 de octubre de 2013, p. 39

Como si se tratara del siglo pasado o del poblado más recóndito del país, habitantes de El Ocotal se abastecen de agua potable por medio de burros, que cargados con ánforas suben y bajan las empinadas pendientes de esta colonia –ubicada en la zona montañosa de la delegación Magdalena Contreras– a precios que van desde 30 hasta 120 pesos el viaje con 200 litros, según la distancia.

A la mitad del cerro, en el punto conocido como Las Llaves, se divide la colonia entre quienes gozan del líquido en su casas y quienes no. Ahí se ubica la única toma de agua pública, adonde llegan los aguadores y sus animales, y se arremolinan las amas de casa en horarios claves como la entrada y salida de sus hijos de la escuela, o cuando van por la leche o las tortillas, para surtirse del líquido en botellas o cualquier otro recipiente.

Esta es la única opción que tienen cuando, como ha sucedido en los meses anteriores, las pipas, que deben llegar dos días a la semana, dejan de aparecer regularmente, porque no les han surtido diesel o están fuera de servicio.

Desde 1975, relataron sus moradores, El Ocotal, al que se llega después de hora y media de camino desde Anillo Periférico, a la altura de Luis Cabrera, comenzó a urbanizarse. Con picos y palas abrieron las calles, levantaron sus casas, construyeron el drenaje y comenzaron a dotarse de servicios como luz y teléfono, pero hasta ahora no han logrado que se instale en su totalidad la red hidráulica.

En lo alto del caserío se erige, inalcanzable, como elefante blanco, el tanque de agua que construyeron piedra por piedra los propios vecinos como una alternativa que ofrecieron las autoridades para suministrar el agua, pero que sólo ha servido como una reiterada promesa de campaña del ir y venir de los políticos que al pedir el voto se comprometen, ahora sí, a echarlo a andar.

Esta vez, con la administración encabezada por Leticia Quezada, no ha sido la excepción. Fermín Cano, subdirector de Operación Hidráulica de Magdalena Contreras, aseguró que será a finales de este año cuando comience a funcionar el tanque de agua, una vez que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México termine una línea de acero y una planta potabilizadora en la cañada.

El compromiso es tomado con escepticismo por los pobladores. Así nos han traído desde que se construyó el tanque. Nos dijeron que en tres meses quedaría el agua; nada más vienen por los votos y nunca más los vemos, expresó Verónica Hernández, quien indicó que la inconformidad de la gente va creciendo.

Ya tenemos años de sufrir por el agua y estamos dispuestos a tomar medidas más radicales, para que nos hagan caso, apuntó en un recorrido, donde casa por casa se pudo observar el mismo escenario: tinacos y tambos vacíos, pilas de ropa y trastes sin lavar y niños sin bañarse.