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Acudieron 20 mil al show de la intérprete

Beyoncé y su despliegue sensual hechizan a los asistentes al Palacio de los Deportes
 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de septiembre de 2013, p. 8

A las 21:35 del jueves pasado, 20 mil pares de ojos se posaron fascinados ante el desembarco de concupiscencia y sensualidad que hizo la cantante estadunidense Beyoncé en el Palacio de los Deportes, quien apareció acompañada por una corte de ocho bailarinas, 20 músicos y un despliegue visual enceguecedor, con explosiones, fuegos artificiales, cortinas luminosas y el baile frenético/desenfrenado combinado con música golpeante. Ingredientes que de inmediato lograron impactar al público.

No era para menos, pues la quintaesencia fashion de la negritud pisó por primera vez la ciudad de México con su gira Mrs. Carter Show World Tour que Beyoncé realiza por Latinoamérica y que ha pisado Brasil, Venezuela y Puerto Rico, entre otros.

Sonó el primer par de temas Who run the world y End of time; la sensualidad de Beyoncé se desplegló/impregnó por todo el escenario, de derecha a izquierda y de izquierda a derecha.

If were a boy, Get me bodied, Baby boy y Diva continuaron subyugando al público que estaba totalmente entregado, aplaudiendo, gritando, coreando y perpetuando el momento con la cámara de su teléfono.

Para entonces, la cantante ya había hecho tres cambios de vestuario, pasando de la escasa ropa a un vestido largo rosa; de cualquier forma la sensualidad y poder de la Beyoncé se disfrutó.

Continuó el racimo de temas: Naughty girl, Party, Freak um dance, Why don’t you love me y 1+1 piano; con éste también llegó el primer momento piñatesco, pues enfundada en un body a veces morado, a veces azul, dependiendo de la luz que la iluminaba, bailó y cantó sobre el piano de cola; entonces la sensualidad de Beyoncé se desplomó, dando como resultando el momento menos afortunado de la noche.

Foto
Beyoncé, quintaesencia fashion de la negritud, el jueves pasadoFoto Nick Farrell/Ap

Público en éxtasis

Momento que zanjó deambulando en medio de ruedo del Palacio de los Deportes interpretando el tema Irreplaceable, donde saludó a varias decenas de afortunados en su caminata, gesto que sacó al público de su estertor de la canción anterior, esa donde bailó sobre el pianito.

Beyoncé regresó al escenario, aún con el body puesto –que el público masculino agradeció, pues se adhería como segunda piel a su cuerpo–, acentuando sus bien formadas/amplias caderas, talle, pechos e interminables piernas... por cierto, sonada Fanfare.

Retomando el rumbo del sensual e iridiscente concierto llegó Crazy love, trenzado con su mega hit Single ladies con el cual el público llegó al éxtasis de la emoción. Beyoncé arribó al cenit de su presentación, acompañada por sus ocho bailarinas/cómplices que transpiraron, también, lascivia por todos los poros de la piel con su baile.

Paradójicamente llegó el nadir del concierto con I always love you, en homenaje a Whitney Houston; bueno, sólo con el principio, un par de estrofas. El colofón llegó con Halo, tema con el cual que se despidió. Pese a la insistencia del público, no salió a cantar otra. Pero sí repitió la fórmula de ondear la bandera de México.