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México SA

Ex funcionarios tras Pemex

Al servicio del gran capital

¿Para quién se moderniza?

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Instalaciones en una plataforma de exploración petroleraFoto José Carlo González
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o es la primera vez que sucede, pero el hecho más reciente confirma, por si hubiera duda, que los mexicanos pagan elevadísimos sueldos y prestaciones a sus funcionarios para que vivan como reyes –sin recibir nada a cambio– y conozcan las tripas del sistema y de las empresas del Estado, para que al final de cuentas éstos se conviertan en agentes de ventas y buscadores de negocios al servicio de los grandes capitales. Doble pérdida, pues: por el lado del erario y por la ostentosa falta de resultados en sus respectivos cargos públicos.

A lo largo de los últimos años se ha documentado cómo ex presidentes de la República (Ernesto Zedillo), ex secretarios de despacho (José Andrés de Oteyza, Pedro Aspe, Carlos Ruiz Sacristán, por citar sólo unos cuantos), ex subsecretarios (Juan Rebolledo Gout, también secretario particular de Carlos Salinas cuando despachaba en Los Pinos), ex directores generales y demás mandos medios y superiores han sido contratados por y están al servicio de los grandes corporativos privados nacionales y las trasnacionales que de México, y con el apoyo y los amigos necesarios, ha hecho su paraíso.

También se registra el proceso contrario: como personeros del capital privado nacional y trasnacional, no pocos se colaron a la estructura de mando gubernamental (especialmente a partir de la administración foxista, y el propio Vicente es fiel ejemplo de ello), mientras otros han hecho de esta práctica todo un estilo de vida (como Luis Téllez, Fernando Gómez Mont, Emilio Lozoya Austin (hijo de Emilio Lozoya Thalmann, quien fuera secretario de Energía de Carlos Salinas), Jorge Castañeda (hijo del secretario de Relaciones Exteriores de José López Portillo) y Jesús Reyes Heroles González Garza (hijo del ideólogo priísta y, entre otros cargos, director de Pemex), por citar sólo a unos cuantos. La Iglesia, pues, en manos de Lutero.

Por una mera casualidad, porque el petróleo no se privatiza (según han dicho los últimos seis inquilinos de Los Pinos, sus respectivos secretarios de Hacienda y Energía, más los directores generales en turno de Pemex), una buena parte de ese ejército de ex funcionarios se ha incorporado al jugoso negocio de la energía (aún) propiedad del Estado mexicano. Y ante la modernización energética prometida por Enrique Peña Nieto tal participación ha crecido sustancialmente. Como funcionarios fueron un sonado fracaso para los intereses de la nación y el bienestar de los mexicanos, pero como agentes de ventas y buscadores de negocios al servicio del capital privado han resultado exitosísimos.

Valga lo anterior para darles la bienvenida al negocio de la energía a dos ex funcionarios (ambos en el gobierno de Fox) que en su momento destrozaron la economía, exprimieron a los mexicanos, y abrieron Pemex, un poco más, al capital privado, y que hoy, desde el sector empresarial, están más que afilados para clavarle el colmillo al jugoso negocio del petróleo mexicano que no se privatiza.

Se trata de Francisco Gil Díaz, ex director general de Avantel (propiedad entonces de Banamex), ex secretario de Hacienda que conoció en detalle el teje y maneje de las finanzas nacionales, quien a escasos días de dejar el puesto ya formaba parte del consejo de administración de la trasnacional financiera HSBC, y poco después se convirtió en el presidente en México de otra trasnacional, la española Telefónica Movistar. Ahora le clavará el diente al negocio de los hidrocarburos, por medio de su hijo Gonzalo Gil White, ex directivo de Banamex.

El otro es Luis Ramírez Corzo, segundo director de Petróleos Mexicanos de Vicente Fox (el primero fue Raúl Muñoz Leos, ex director de la trasnacional DuPont, a quien corrieron de la paraestatal no por sus pésimos resultados en el puesto, sino porque se hizo público que con dinero del erario su amada esposa se reconstruyó varias partes del cuerpo; finalmente, nada le hicieron). Este personaje también ocupó la dirección general de Exploración y Producción del propio Pemex, y su historial no es precisamente nítido.

La historia dice así: “se llama Oro Negro y es una verdadera mina. Esa empresa, propiedad de un ex director de Petróleos Mexicanos y de uno de los hijos del secretario de Hacienda durante el gobierno foxista, Francisco Gil Díaz, ha tomado posiciones para participar en proyectos relacionados con el sector petrolero, aun antes de que sea discutida y aprobada la propuesta gubernamental para permitir a particulares compartir ganancias por la explotación del petróleo en México.

“Oro Negro es una sociedad anónima promotora de inversión, conocidas como SAPI. La empresa es dirigida por Luis Ramírez Corzo, quien fue director de Pemex entre noviembre de 2004 y 2006, las dos terceras partes del sexenio del ex presidente Vicente Fox. La compañía se presenta ante la comunidad de inversionistas como líder en negocios energéticos en México, un sector de la actividad económica que, hasta ahora, constitucionalmente está reservada al sector público.

“Integradora de Servicios Petroleros Oro Negro, SAPI de capital variable, se presenta como empresa de capital mexicano, que inició operaciones en febrero de 2012, nueve meses antes de que concluyeran los 12 años en que el país fue administrado por el PAN. El propósito de la firma es ‘integrar activos y empresas de servicios diversificadas y con la más alta tecnología que operen dentro de la industria de petróleo y gas en México’” (La Jornada, Roberto González Amador).

Otros socios son, causalmente, José Antonio Cañedo White, miembro de una familia que perteneció al grupo de accionistas de control de Televisa y con 25 años de experiencia en banca de inversión, financiamiento corporativo y operaciones en los mercados accionarios. Fue presidente del consejo de grupo Televicentro, controlador de grupo Televisa y director de banca de inversión de Nacional Financiera. Además, aparecen mezclados los intereses de un buen número de bancos trasnacionales (Barclays, Citibank, Bank of America, entre otros) y de empresas de asesoría e inversiones en proyectos energéticos.

¿Qué tal? No son los únicos ex funcionarios puestísimos con la iniciativa peñanietista en materia energética, pero dan una idea exacta de la telaraña de intereses y del por qué quieren modernizar a Pemex y, sobre todo, de cómo piensan hacerlo.

Las rebanadas del pastel:

En la mina El Coronel, Zacatecas, los directivos de Minera Frisco no dejan de meter la mano en los procesos y las decisiones que sólo competen a los trabajadores. ¿Será orden de Slim, o es que sus empleados se van por la libre? El que mucho aprieta después ni se entera de lo que sucede en su vasto imperio. Lo único que los mineros exigen es: manos fuera, y todo en paz.

Twitter: @cafevega