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El grupo Barro Rojo Arte Escénico estrenará obra en la sala Miguel Covarrubias

Bailarinas mayores de 40 años hacen valer su madurez dancística

El rencuentro de Laura Rocha, Norma Bautista y Norma Yolanda López, quienes se conocen desde la infancia, resultó en coreografía de Francisco Illescas

Al superar esa edad, son desechables, dice

 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de mayo de 2013, p. 3

¿Qué pasa cuando el cuerpo poderosamente entrenado ya no responde como uno lo desea? ¿Cuáles son los retos cotidianos que enfrenta un profesional de la danza? ¿Qué sucede con la experiencia expresiva de los bailarines mayores de 40 años, adquirida en los escenarios? Estos son algunos de los planteamientos que aborda la obra Las ilusiones se secan al sol y los recuerdos se congelan (éramos niñas).

La compañía Barro Rojo Arte Escénico, la cual se ha mantenido a lo largo de 30 años como agrupación independiente de danza contemporánea, estrenará el 7 de junio esa obra en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

Para los coreógrafos Francisco Illescas y Laura Rocha, después de los entrenamientos, los estudios y mucha disciplina, llega un momento en la vida de los bailarines que es necesario reconstruirse para seguir en el escenario, sobre todo después de los 40 años, cuando se encuentran todavía en edad activa y productiva.

En entrevista el coreógrafo de Barro Rojo, Francisco Illescas, explica que la obra surgió del rencuentro de tres bailarinas: Laura Rocha, Norma Bautista y Norma Yolanda López, quienes se conocieron en la infancia y soñaban con ser los soldados del ballet El cascanueces.

En esta charla nació el proyecto coreográfico que plantea los retos que enfrentan los bailarines, así como las bondades de su formación dancística y el tema del paso del tiempo para un profesional de la danza.

Sabemos que en el teatro los actores adquieren madurez y también un peso escénico importante y se mantienen vigentes, pero en la danza es diferente. Generalmente se apela a la la fuerza y a la energía de la juventud, y las personas de nuestra edad, entre los 40 y 50 años, somos desechables, indica Illescas.

El planteamiento de fondo de la propuesta de Barro Rojo es que los bailarines con madurez dancística tienen derecho a pisar un escenario y mostrar sus habilidades.

Illescas comentó que la compañía de danza se ha propuesto presentar este tema en sus obras desde hace algunos años, además de que el compromiso, la pasión y el profesionalismo han sido inamovibles dentro de su labor creativa.

Foto
Stephanie García captada en un paraje de la carretera Picacho-Ajusco. La joven bailarina encarna a Norma Bautista en la coreografía Las ilusiones se secan al sol y los recuerdos se congelan (éramos niñas)Foto Emilio Illescas

Las ilusiones se secan al sol y los recuerdos se congelan (éramos niñas) está inspirada también en la pintura surrealista y en la lectura del libro de Haruki Murakami 1Q84, en la que el autor plantea otra realidad.

Es una obra de 25 minutos que habla del rencuentro, del paso del tiempo, donde personajes fantásticos le dan un toque diferente a lo que se había realizado en Barro Rojo. Generalmente partimos del realismo y esta ocasión los personajes le dan la vuelta y es una manera distinta de abordar la danza, explica el coreógrafo.

En la pieza, las bailarinas trasladan el virtuosismo físico y la capacidad corporal que tuvieron en algún momento a la capacidad expresiva en el escenario, porque sin importar su edad tienen posibilidades de expresarse.

“Planteamos –agrega Francisco Illescas– que como bailarines maduros nos confrontamos con nuestro cuerpo y esto nos obliga a replantearnos en escena, a revitalizarnos y reconstruirnos”.

Otro modo de ver y sentir la danza

La directora y coreógrafa del grupo, Laura Rocha, considera que la obra fue enriquecedora, porque tenía tiempo que ella no actuaba en el escenario y a partir de este proyecto ha experimentado de nuevo la fascinación que le produce volver a pisarlo.

Ha sido una locura el rencuentro con amigas de mi generación, vernos en esa energía y recordar momentos de la infancia y ahora reconstruir un futuro. Cumpliré 51 años durante la temporada en la Covarrubias y resulta enriquecedor, porque me fortalece como ser humano y me da mayores herramientas y otra manera de ver y sentir la danza en esta etapa de mi vida y con estas compañeras, expresa la coreógrafa.

En Las ilusiones se secan al sol y los recuerdos se congelan (éramos niñas), que se presentará los días 7, 8 y 9 de junio en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria), participan también las jóvenes bailarinas Daniela Rochín, Stephanie García, Lorena López-Aguado e Ixchel Salazar.

Funciones: viernes y sábado, a las 19 horas, y domingo a las 18 horas.