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Por primera vez, la Cátedra Ingmar Bergman realiza sesiones fuera de la UNAM

Medios electrónicos y redes sociales inhiben el ejercicio de la crítica teatral

Desde los últimos años del siglo pasado se hace evidente la pérdida de espacios periodísticos para ese quehacer, señala Rodolfo Obregón, en Taxco

Debaten sobre el binomio teatro-cine

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El placer de las artes escénicas, arte digital intervenido por Luis Vargas Santa Cruz, que se muestra en el Centro Cultural Casa Borda de Taxco, como parte de las 26 Jornadas AlarconianasFoto Ericka Montaño Garfias
Enviada
Periódico La Jornada
Martes 21 de mayo de 2013, p. 5

Taxco, Gro., 20 de mayo.

Los medios electrónicos y las redes sociales propician un fenómeno interesante en la crítica de teatro, que en mucho se ha convertido en un espacio publicitario en lugar de una verdadera reflexión acerca de ese arte, señaló el investigador Rodolfo Obregón durante la conferencia Panorama histórico de la crítica cinematográfica y teatral en México.

La ponencia fue parte del programa de la sesión de la Cátedra Ingmar Bergman en Cine y Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que por primera vez se realizó en el contexto de las Jornadas Alarconianas, que reunió a investigadores e historiadores para hablar también de la obra de Chéjov, en la cual se presentó Tomo tu mano en la mía, de Carol Rocamora, dirigida por David Hevia.

El objetivo de esta cátedra es propiciar puntos de encuentro, diálogo y polémica, a veces de conflicto, de lucha libre, entre el teatro y el cine, hermanos que se pelean demasiado, que se distancian, pero que sabemos que tienen vasos comunicantes y pertenecen a una misma familia, refirió Gabriel Rodríguez, responsable de la planeación académica de la cátedra, que con este encuentro inauguró sus sesiones foráneas.

El primer tema fue el de la revisión histórica de la crítica en el teatro y el cine, en la que participaron Rodolfo Obregón y Ángel Miquel, y después Atmósferas de Chéjov, con la charla de los directores teatrales David Hevia y David Olguín, quienes destacaron la actualidad de los textos y personajes del autor ruso.

Tarea muy desfasada

Tras hacer una revisión de lo que ha sido la crítica del teatro en México, que nació en el siglo XIX, y cómo ha cambiado, Obregón destacó que desde los últimos años de la pasada centuria a la fecha “se hace evidente la pérdida de espacios periodísticos para ejercer la crítica, y el intento de los pocos que quedan por reducir la crítica a una función publicitaria, a los 2 mil caracteres, para promover la obra y donde es difícil realmente ejercer una reflexión de fondo.

Por demás los críticos que ocupan hoy los principales espacios, los espacios tradicionales que quedan, parecen insistir en esquemas igualmente conservadores sin registrar el cambio de orientación que el pensamiento contemporáneo y las metodologías académicas han dado a la crítica de arte. La crítica del teatro mexicana está muy desfasada de lo que ocurre en otras artes, particularmente en las visuales.

Sin embargo, se da una renovación a partir del surgimiento y multiplicación de los medios electrónicos.

Ahí, dijo el investigador, ocurre un fenómeno interesante porque las antiguas relaciones de poder entre los medios y la crítica –donde un crítico debía saber en qué periódico escribe y qué debe decir y qué no–, se pulverizaron. Esos espacios electrónicos hacen también, o tienden paulatinamente, a la desaparición de la voz autoritaria del crítico porque fomentan el intercambio inmediato: cuando un crítico sube su escrito al espacio electrónico puede tener un comentario.

Hay en ese sentido mucho mayor diálogo por la inmediatez. También sucede en las redes sociales un desplazamiento de la elección de los temas de interés del crítico hacia el contexto social: es éste el que determina los temas de interés y creo que eso puede ser muy benéfico para la crítica que junto con los enfoques interdisciplinarios propios de la investigación actual representa un doble y apasionante desafío para los que siguen ejerciendo el noble oficio de pensar el teatro.

En su intervención, el historiador Ángel Miquel trazó un panorama histórico desde el surgimiento de la crítica de cine, a finales del siglo XIX, hasta los años 60 de la centuria pasada.

Una crítica que comenzó a ser tal en el momento en el que el cine fue considerado un arte, y en que los críticos tuvieron la necesidad de crear un lenguaje para hablar de lo que sucedía en las pantallas.

El mundo de Antón Chéjov

En la siguiente ponencia, Atmósferas de Chéjov, David Olguín y David Hevia subrayaron que Antón Chéjov, con sólo cuatro obras, figura entre los grandes de la literatura y el teatro.

Chéjov, no trata de vestuarios, o una escenografía que nos evoque la Rusia de finales del siglo XIX y principios del XX y me atrevería a decir que Chejov, a diferencia de otros, no depende directamente de una trama ni de la narración de lo que ocurre en escena; no nos plantea grandes peripecias, tampoco trata a final de cuentas sobre la interpretación de las condiciones sociales del momento en el que ocurren sus tramas, dijo David Olguín.

“Lo esencial y lo que lo vuelve contemporáneo es algo tan sutil y variable como eso que encierra la palabra atmósferas que es el tiempo. La palabra atmósferas que nos remite a un capítulo del clima, y de pronto hablamos de climas interiores y de algo que está sujeto a transcurrir.

El mundo de Chéjov está construido a partir de la subjetividad y lo que tenemos es ese choque de nuestro mundo interior contra la vida, y contra la sensaciones que nos va provocando. En ese sentido estamos ante un autor que nos habla del paso del tiempo en el interior de los seres humanos y cómo ajustamos esa percepción interior al otro.