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Muchas personas integrantes de los cortejos fúnebres mostraban aún quemaduras

Cientos de colonos de San Pedro Xalostoc sepultan a 14 de los muertos en la explosión

Familias enteras, entre los fallecidos

Los deudos narran su propia historia y viven su duelo

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Familiares de las víctimas se dirigen al panteón de San Pedro, luego de la misa de cuerpo presente oficiada en la iglesia principal de XalostocFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 9 de mayo de 2013, p. 7

Ecatepec, Méx., 8 de mayo.

Cientos de vecinos de San Pedro Xalostoc se unieron a los cortejos fúnebres para dar el último adiós a las víctimas de la explosión de una pipa de gas ocurrida la madrugada del pasado martes en esa comunidad del municipio de Ecatepec.

Catorce de las 23 víctimas fueron sepultadas en el panteón de San Pedro, en cuya entrada está inscrita la frase: ‘‘Postrados, aquí empieza la eternidad’’.

Durante la madrugada y mañana de este miércoles, los cuerpos fueron velados luego de que la procuraduría mexiquense los entregó a sus familiares. Decenas de colonos acompañaron a los familiares en el duelo; varios mostraban quemaduras.

Sobre la calle principal fueron colocados los féretros de cinco difuntos, entre ellos el de un menor. Otros nueve fueron velados en una vivienda de Cerrada Cuauhtémoc, a unos metros de la zona siniestrada.

A las 11 horas, con una fila de coronas al frente salió el cortejo con los ataúdes de Miguel Ángel López Cedillo, de 43 años de edad; Silvia Vargas, de 42, y los hijos de ambos, Jenny Minerva, de 16; Ángel Darío, de 11, y Ashley Mayrín, de 10 años.

Más adelante, los dolientes se unieron con las otras nueve víctimas, integrantes de la familia Cedillo, que prefirió una misa de cuerpo presente en un terreno cercano a su casa. Después fueron a la iglesia principal de San Pedro Xalostoc, donde los recibieron con aplausos y rosas blancas antes de que el párroco Heriberto Blas oficiara una misa de cuerpo presente.

‘‘Los invito a que reflexionemos sobre este momento que vivimos para que siempre estemos unidos, preparados. Esta es nuestra fe: creer en Cristo, en lo que él nos pide. La muerte no es el fin, es el principio de la vida. Es importante que no sucumbamos ante este momento tan tremendo. Tenemos que continuar nuestra vida’’, dijo el prelado.

Familiares de las otras víctimas de la explosión prefirieron realizar las exequias de manera privada o en lugares fuera de San Pedro Xalostoc.

Cada uno de los vecinos de este municipio mexiquense tiene su propia historia, su propio duelo. Juan López recuerda que tras los primeros minutos y en medio de las llamas, junto con algunos de los colonos ayudó a rescatar a varias personas que estaban atrapadas en sus viviendas, sin embargo, no pudo hacer lo mismo con su cuñado, quien pereció en una de las casas de la Cerrada Cuauhtémoc. Este miércoles lo enterró.

Horacio Huerta, con familiares hospitalizados, narra que su familia perdió la vivienda ubicada en el número 16 de la calle Cuauhtémoc y no sabe si algún día la recuperará.