Sociedad y Justicia
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En México, 70% de entre 12 y 29 años de edad aún vive con sus padres: encuesta

La situación económica retrasa que jóvenes busquen independizarse

La principal razón para dejar el hogar paterno, formar otra familia, indica sondeo de la UNAM

Un hueco en políticas financieras y habitacionales para el sector complica su acceso a créditos

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Según especialistas, entre los jóvenes es frecuente el plan de vivir fuera del hogar paterno, sin que signifique formar una nueva familia. La imagen, el 14 de febrero pasado en el Monumento a la RevoluciónFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Sábado 6 de abril de 2013, p. 36

En México ser joven y salir del hogar paterno con miras a emprender una vida independiente no es lo común. Apenas 5.6 por ciento de los jóvenes de entre 12 y 29 años viven solos, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Juventud (Instituto Mexicano de la Juventud, 2010), mientras la Encuesta Nacional de Valores en Juventud 2012, elaborada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), indica que 70 por ciento de los jóvenes aún vive con sus padres; el resto con su pareja, amigos, compañeros de escuela u otros familiares.

De los jóvenes que actualmente habitan en el mismo hogar que sus progenitores, sólo uno de cada 10 aceptó que alguna vez salió de su casa por más de seis meses, según el sondeo del IIJ.

El proceso de emancipación, usual en jóvenes de Estados Unidos y Europa, toma otro matiz en el país debido principalmente a la condición económica.

Con 27 años, Sandra se mudó de casa de sus padres hace apenas unos meses, aunque la idea de vivir sola le daba vueltas desde hace mucho. Una vez que obtuvo trabajo en una dependencia de gobierno decidió emanciparse con la tranquilidad de que su familia no requiere apoyo económico.

Creo que me tardé en salir, pero no tenía el ingreso monetario suficiente para hacerlo y aun así vivo con dos amigas. Yo sola no podría pagar una renta de 9 mil pesos.

Especialistas consultados por La Jornada coinciden en que la salida de los hijos del hogar familiar obedece fundamentalmente a la unión, llámese matrimonio o unión libre. Sin embargo, entre los jóvenes es cada vez más frecuente el proyecto de vivir fuera del hogar paterno, sin que ello signifique formar una nueva familia.

Al respecto, el sondeo del IIJ refiere que la principal razón por la que los jóvenes se fueron de casa de sus padres fue precisamente para formar otra familia, pues 43.5 por ciento se casó y 26.4 por ciento se fue a vivir con su pareja. La encuesta revela que sólo 5.8 por ciento lo hizo por su deseo de vivir solo.Guillermina salió de su casa a los 23 años por cuestiones de trabajo. Trasladarse de Ecatepec, en el estado de México, a la oficina de monitoreo de información donde trabaja, en el centro de la ciudad de México, le tomaba cuando menos dos horas y un número similar para volver, por lo que decidió mudarse con una amiga.

Me hubiera gustado irme sola porque es difícil convivir con alguien que no es tu familia, pero no me alcanzaba el dinero. Al principio fue difícil porque extrañaba mucho a mis hermanos, pero hay más libertad para hacer lo que quieras al tener un espacio propio. Ya pasaron dos años y me siento bien.

Areli Hurtado tiene 21 años y está a punto de egresar de la carrera de Comunicación en la UNAM. Vive con sus padres, trabaja en una compañía trasnacional de cómputo y espera permanecer en su casa dos años más, en lo que logro cierta estabilidad económica, pues me gustaría vivir sola un tiempo y más adelante en pareja.

José Antonio Pérez Islas, coordinador del Seminario de Investigación en Juventud en la UNAM, refiere que en el país no se ha impulsado una política de emancipación que integre tres factores fundamentales: educación, vivienda y empleo. Eso es una política central en cualquier sociedad que quiera desarrollar a sus nuevas generaciones.

Explica que existe un hueco en las políticas financieras y habitacionales en torno a los jóvenes, que por definición no son sujetos de crédito ni financiero ni social, lo cual es muy grave.

Francisco Armendáriz estudia el tercer semestre de la maestría en Ciencias Químico Biológicas en el Instituto Politécnico Nacional. Su condición de hijo único y la baja pensión que reciben sus padres lo obliga a ayudar económicamente con lo que recibe de su beca.

Al comenzar la maestría rentó un cuarto dentro de una casa que compartía con otros estudiantes, muy cerca de su escuela, porque sus papás viven en el municipio mexiquense de Tecámac. Mi idea era salir y ya no volver, estuve dos años fuera, pero no pude con el pago de dos rentas: la de mi cuarto y la de casa de mis padres. Lo ideal es tener tu propia casa, pero como estudiantes no tenemos acceso a créditos de vivienda y el monto de las becas apenas alcanza para gastos corrientes, hay pocas posibilidades de ahorro.

En la otra cara de la moneda están aquellos que prolongan la estancia en el hogar de origen para seguir estudiando o bien porque se sienten cómodos.

Alejandro Rodríguez tiene 28 años, estudió sociología y trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM como becario. Regresó a casa de su madre luego de vivir seis años en pareja. Asegura que buscará un espacio propio en unos meses, aunque me gusta vivir con ella, es muy agradable, además de que goza de libertad para hacer lo que quiera. En caso de mudarse, trataría de compartir con amigos porque vivir solo es muy triste.

Según el estudio de la UNAM, las razones del regreso al hogar familiar fueron las siguientes: 27.1 por ciento debido a que tenía problemas en el lugar que habitaba; 16.7 por ciento por falta de dinero para mantenerse; 16.4 dijo sentirse solo; 12 por ciento por falta de trabajo, y 4.1 por ciento debido a que se separó o divorció.

Silvia Giorguli, presidenta de la Sociedad Mexicana de Demografía e investigadora del Colegio de México, refiere que, aunque lento, sí hay un cambio en la salida de los hijos: van retrasando la edad de la unión –sobre todo aquellos de mayor escolaridad– y se quedan más tiempo en casa de los padres para seguir estudiando o se ven orillados a ello ante la incertidumbre laboral.

Otro estudio de la UNAM, coordinado por Olivia Tena Guerrero, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, indica que las solteras adultas que permanecen con su madre llegan a establecer una relación de solidaridad que en ocasiones deriva en codependencia.

El análisis agrega que cuando las mujeres jóvenes que viven con sus padres tienen ingresos son las que se convierten en las jefas económicas de su familia por voluntad, mientras que los varones lo hacen sólo si se los piden.