Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 31 de marzo de 2013 Num: 943
 

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

H.G. Oesterheld: imaginación versus poder
Hugo José Suárez

En el café
Juan Manuel Roca

Lluvia
Efraín Bartolomé

La escritura, antídoto contra la muerte
Adriana Cortés Koloffon entrevista con Vicente Quirarte

Presupuesto cultural: primer año, primer recorte
Víctor Ugalde

Sociedad de la comunicación y sociedad política
Sergio Gómez Montero

De Ratzinger a Bergoglio: luces y sombras
Juan Ramón Iborra

Dos poemas
Stavros Vavoúris

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Jair Cortés
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Jardines y erotismo:
la poesía de Adriana Zapparoli

En el amplio panorama de la poesía brasileña actual, la obra de Adriana Zapparoli se erige como una apuesta personal. Nacida en Campinas, Sao Paulo, Brasil, Zapparoli ha publicado los siguientes libros: A Flor da Abissínia (La flor de Abisinia, versión bilingüe, 2007); Cocatriz (2008); Violeta de Sofia (2009); Tílias e Tulipas (Tilas y Tulipanes, versión bilingüe, 2010); O Leão de Neméia (2011); y Flor de Lírio (Flor de lirio, versión bilingüe, 2012); de los cuales he traducido tres en colaboración con Berenice Huerta. 

Uno de los elementos más representativos de la escritura de Adriana Zapparoli es la incorporación del lenguaje científico a sus poemas, muchas veces tomado de la botánica o la zoología, transformándolo, mediante la sensibilidad artística, en un lenguaje literario, cuya plasticidad se convierte en un sello individual: “y/ tertulianas, peciolo y polla  saldrían por las calles osadas./ los gritos y la parranda en una lechera de cosa-a-sin razón, de corona./ vea, son sus flores, intrigas en el vaso de tulipanes...”.

El erotismo juega un papel fundamental en la poesía de Adriana Zapparoli;  la fuerza de la sexualidad se sublima para convertirse en un jardín de sensualidad que seduce al lector por medio de imágenes amorosas y de una musicalidad que explota la sonoridad del portugués, como en el poema “hieros gamos”:  “propio: de este tipo de silencio en la entrada, en el quejido/ cronológico./ del párpado semicerrado arruga./ allí, donde una chispa/ es alterada./ falo electrocutado/ en el derecho del acólito,/ del éxtasis en botones de lotus./ dentro de ella, los bulbos de/ tulipanes, están más cerca.”

Adriana Zapparoli explora las posibilidades del color y el diseño en la publicación de sus libros (todos ellos publicados por la importante editorial brasileña Lumme): suprime las mayúsculas, juega con el encabalgamiento de los versos, combina la tinta negra con la roja y alterna diferentes tipografías. Su poesía replantea el acto de nombrar y (a veces de manera críptica, otras transparente) indaga en el misterio de la vida: “en naturaleza ebria./ sus ojos son un reflejo/ de lo que no existe y marea./ arena de piedra, quebrada/ del pasto, por koala y/ clamidia en esperma/ escurren en las piernas/ y uñas/ de leonella/ en delirium/ tremens,/ lilium… en la calma del macho…”

Puedo decir, desde mi sitio como lector, traductor y testigo del desarrollo de su obra, que Adriana Zapparoli cultiva poemas, los hace florecer en la tierra fértil, retrata su crecimiento, recrea la luz y la humedad que en ellos habita, provocando, como poeta, el instante en el que la palabra florece y revela su secreto.