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El servicio de urgencias, el equilibrio de lo absurdo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 24 de febrero de 2013, p. 32

Querétaro, 23 de febrero. Las carencias en el sector salud no sólo son de personal, también son de medicinas y materiales de curación, situación que se complica en el área de urgencias, explica una enfermera del Hospital General del IMSS en esta ciudad, encargada de determinar qué paciente recibirá atención, de acuerdo con su gravedad.

“Como enfermera, dices: ‘¿a quién subo? (a la camilla), ¿al del apéndice que está doblado del dolor, al del cólico renouretral que también está doblado del dolor, ¿al de la fractura que está súper incómodo y está sentado desde hace tres horas, ¿a la abuelita de 80 y tantos años?, ¿al niño de 12 años que se fracturó del brazo y está de pie porque ya no tiene dónde sentarse?, ¿al de sangrado de tubo digestivo?’

Tienes una camilla y te quedas (pensando): pues tú niño, con la pena, todavía aguantas; tú viejita, pues ya eres anciana y a lo mejor ya ni la libras; al que está con sangrado de tubo digestivo, él va, porque está vomitando sangre, es el que se nos puede complicar. Es lo que hacemos, clasificar gravedades, explicó.

Los estándares de salud establecen que un paciente de urgencias no debe permanecer en esa área más de siete horas. En el IMSS de Querétaro están tres días. Allí se tienen 28 camas, pero llegan hasta 60 pacientes, lo que implica que coloquen hasta 12 camillas en los pasillos del hospital. En los cubículos diseñados para una camilla meten dos.

En el área de choque (donde ubican a los pacientes en riesgo de muerte) sólo tienen dos camillas y un enfermero. Llegan a recibir hasta 10 pacientes en estado crítico.

La asistente médica reveló que trabajan con un alto grado de frustración ante las carencias y porque ya los rebasó la demanda. “Tuvimos un paciente que casi se nos muere porque no teníamos paracetamol para bajarle la temperatura. Un paracetamol cuesta un peso con 30 centavos, no hubo, pero (los directivos) nos dieron botoncitos que valen siete pesos que decían: mi sonrisa es el principio de tu tratamiento.

Es totalmente absurdo, expresó, y señaló que en promedio reciben a un paciente cada dos minutos.