Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 17 de febrero de 2013 Num: 937

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Diego en la encrucijada
Vilma Fuentes

Sergio Ramírez,
el cuentista

Marco Antonio Campos

Respuesta a un cuestionario
Marina Ivánovna Tsvietáieva

Cinco poemas
Marina Tsvietáieva

La torre en yedra
Marina Tsvietáieva

El interés por la historia
Raúl Olvera Mijares

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Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
José Angel Leyva
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

Discurso para Elena

1. Por ser un ejemplo a seguir en todos los géneros del periodismo, especialmente la crónica, el reportaje y la entrevista. Y por hacer que estos géneros formen parte de su mundo literario al entregarnos la historia de Gaby Brimmer y la serie de Documentos y comunicados que realizó junto con nuestro cronista mayor, Carlos Monsiváis.

2. Por haber dado voz a los que no la tienen, a los que se les niega una vida digna, a los humillados y ofendidos de la sociedad neoliberal y, por lo tanto, de la usura y la avaricia, y por habernos entregado a la ya nuestra Jesusa Palancares, persona y personaje de Hasta no verte Jesús mío.

3. Elena ha descubierto facetas hermosas e ignoradas de la vida y de la obra de Octavio Paz, Juan Soriano, Tina Modotti, Leonora Carrington y Guillermo Haro, personas y personajes fundamentales para acercarse al corazón de este país que habitamos los titubeantes y medrosos mexicanos, y que contiene una carga de historia de heroísmo y emoción patriótica que, en buena medida, tuvo como escenario esta bella y contradictoria ciudad de Santiago de Querétaro. Y digo contradictoria porque, siendo conservadora, testimonió el triunfo de la razón histórica representada por los liberales y por nuestro estadista mayor del siglo XIX, Benito Juárez.

4. Por su muy personal forma de novelar la historia y de testimoniar, a través de sus obras, algunos de los momentos esenciales de la vida social, política y cultural del país: la masacre de Tlatelolco, el terremoto, las contradicciones del acontecer político, el poder femenino (“Suave Patria, vales por el río de las virtudes de tu mujerío”) patente en las mujeres de Juchitán, tan valientes y llenas de inteligencia para la vida.

5. Elena es autora de cuentos, poemas, novelas, crónicas, reportajes y entrevistas por los cuales puede decir, como don Antonio Machado: “Al cabo nada os debo, debéisme cuanto he escrito.” Puede decirlo, pero aún no lo dice, pues sabe que el silencio es fuerte y que la palabra certera es capaz de iluminar las zonas más oscuras de nuestra condición humana y de lograr que se entronice la verdad.

6. Por su claro y alegre compromiso con la verdad de todos los días que es camino, proceso y meta de la tarea periodística.

7. Nuestra autora usa la imaginación libérrima (“la loca de la casa”, según Santa Teresa de Jesús) en su literatura de ficción y alcanza la maestría formal derivada del talento y de la más hermosa forma de la obstinación.

8. Enfrenta con valentía serena a los dueños de este país y ha expresado sus puntos de vista aun en la entraña misma de ese monstruo enajenante formado por el duopolio televisivo.

9. Por participar en la lucha a favor de la democracia y de la justicia distributiva, en un país que se caracteriza por la desigualdad social, la injusticia, la impunidad y el desaseo electoral.

10. Por dar a los estudiantes de periodismo un modelo de método de investigación que va de la biblioteca y la hemeroteca a la entrevista de calle y a la búsqueda de testigos y de comentaristas de los temas en proceso de investigación.

11. Por su manera de acercarse a las realidades de este país que escogió para vivir y, como decía Bertolt Brecht, para mejorar. En Elena se combinan la serenidad con el asombro, el estudio a fondo con el estilo claro, lleno de transparencias. Por todas estas razones, el jurado del premio que, por la generosidad de la comunidad universitaria, lleva el nombre del que está hablando, da a Elena Poniatowska Amor el correspondiente a este año académico. Se lo entregamos con entusiasmo, con justicia y con sincero afecto.

A lo largo de su vida y de sus tareas literarias y humanistas se ha ganado estos sentimientos que la academia comparte con el pueblo al que ha dedicado su más generoso esfuerzo.

Querida Elena, por tus palabras reunidas para formar el escenario de una prosa transparente y eficaz, por tu genuina defensa de los valores de la democracia, la justicia y la libertad, recibe de manos de los sin voz, de Jesusa Palancares y de los que hablaron con la verdad y la fuerza de sus convicciones: Diego, Tina, Leonora, los muchachos de Tlatelolco, las mujeres de Juchitán y de todas nuestras naciones indígenas que viven como extranjeras en su tierra; los obreros y los terriblemente humillados y ofendidos de este país injusto y violento, el premio que en años anteriores fue otorgado a Fernando del Paso y a Miguel León Portilla. Contigo esta presea universitaria y queretana ha reunido una tercia de ases. Gracias, Elena, por aceptarla, pero, sobre todo, gracias por tu literatura y por tu humanismo constante, gracias por tu voz levantada en defensa de los oprimidos y en la búsqueda de la verdad y de la justicia.

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