Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 3 de febrero de 2013 Num: 935

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Saki, el cuentista
Ricardo Guzmán Wolffer

Kafka en la obra
de Ricardo Piglia

Erick Jafeet

Narradores
desde Argentina

Raúl Olvera Mijares entrevista
con Ricardo Pligia

Samurái
Leandro Arellano

Las mascadas de San Bartolomé Quialana
Alessandra Galimberti

La banalización, epidemia de la modernidad
Xabier F. Coronado

Spinoza y la araña
Sigismund Krzyzanowski

Cuando…
Mijalis ktasarós

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Columnas:
Bitácora bifronte
Jair Cortés
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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Hugo Gutiérrez Vega

Un retrato de Efraín González Luna:
el final de un ideario (VII DE VIII)

Ahora, años después de su muerte, asfixiados bajo el peso de una tecnocracia que sólo ve cifras y “escenarios virtuales”, y victimados por la frialdad más cínica y torpe, volvemos los ojos a las ideas que colocaban al hombre como principio y fin de toda actividad del Estado. Con notable clarividencia, González Luna advierte de los peligros que nacen de la mentalidad economicista: “Debido al portentoso avance de la técnica en el dominio de la naturaleza y la universal extensión de los mercados a consecuencia del progreso incesante de las comunicaciones, el dato económico se amplifica a medida que se deprime el humano.” Anunciaba, deslumbrado y, al mismo tiempo, temeroso ante el mundo de la globalización con todos sus portentos e injusticias propiciadoras de desigualdades inmensas: “Lo que la sociedad necesita es una sustancial restauración del hombre en sí mismo, en sus relaciones con los demás, en sus relaciones con los bienes materiales”, afirmaba, y así ponía en su lugar a banqueros y gerentes, empresarios voraces, administradores públicos que esconden sus rudimentarias pillerías tras la careta de la ininteligible jerga tecnocrática, y filisteos de toda laya, desde la pública hasta la privada.

Hay otro aspecto del pensamiento de don Efraín que es absolutamente necesario airear y discutir. Mucho tiene que ver con las utopías que estudió con dedicación entusiasta, mientras que, por otra parte, hace patente su equilibrado criterio y la honestidad con que elaboraba sus juicios y proponía reflexiones y revaloraciones. Me estoy refiriendo a sus ideas sobre la Revolución. Advierte que no va a hacer un canto laudatorio, sino una apreciación crítica y comienza diciendo: “Desconocer que la Revolución ha sido un activo agente de la reforma social en México, equivale a negar el sol a medio día.” Esta frase contiene su reconocimiento al mérito de Madero, nuestro, con permiso de López Velarde por la atrevida paráfrasis, “último héroe a la altura del arte”, y a los esfuerzos de revolucionarios como don Luis Cabrera, quien siempre pugnó por la instauración de una democracia que, además de la reforma política, incluyera una profunda reforma social que aboliera los privilegios de una casta compuesta por políticos deshonestos y corsarios empresariales, y buscara una justa y equilibrada distribución de la riqueza.

Su análisis de la política social de los gobiernos revolucionarios me parece digno de un estudio a fondo, tanto por su implacable lucidez como por su equilibrio crítico. Coincide con algunos historiadores sociales rigurosos cuando nos dice que la reforma social propuesta por la Revolución, “a pesar de fanfarronerías iconoclastas, ha sido de una lastimosa timidez pequeñoburguesa”. Si pensamos en la retórica oficial al uso en aquellos tiempos, nos percataremos de la ironía implícita de este párrafo. Ironía y pena al ver que los ideales de los luchadores verdaderos eran desvirtuados por la consolidación de una nueva casta que, otra vez, señalaba a sus súbditos la obligación de “callar y obedecer”, tanto en lo político como en todos los otros ámbitos de la enrarecida convivencia social.

(Continuará)

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