Portada
Presentación
Los costos sociales y económicos del CIP Playa Espíritu
Sandra Guido
La deforestación de los manglares y la pesquería del camarón en Marismas Nacionales
César Alejandro Berlanga-Robles
Para romper círculos viciosos en los sistemas ecológico-sociales en Marismas Nacionales
Nadia T. Rubio-Cisneros, Octavio Aburto-Oropeza, Exequiel Ezcurra
Sobre el futuro de Marismas Nacionales
Arturo Ruiz Luna
Una visión antropológica de las comunidades costeras del sur de Sinaloa
María Luz Cruz-Torres
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Los costos sociales y económicos
del CIP Playa Espíritu
Sandra Guido
Conselva, Costas y Comunidades, AC
Correo electrónico: [email protected]
Marismas Nacionales (MN) no sólo es el ecosistema de manglar más importante del Pacífico mexicano. A su enorme valor biológico se suma su gran importancia económica como proveedor de servicios ambientales de los cuales dependen de manera directa e indirecta todas las actividades económicas primarias del sur de Sinaloa y norte de Nayarit. Tan sólo el aporte de nutrientes a la costa que genera este gigantesco ecosistema contribuye al mantenimiento de la elevada productividad pesquera del golfo de California, que corresponde al 72 por ciento del volumen de producción pesquera del total nacional y que en términos de valor económico representa el 57 por ciento de la producción pesquera del país.
Este extraordinario ecosistema es hoy el escenario donde el gobierno federal planea desarrollar grandes proyectos que pueden poner en riesgo el delicado equilibrio ecológico y que poseen el potencial de afectar de manera irreversible las actividades económicas que dependen de sus servicios ambientales. En Nayarit, la CFE planea la construcción de la presa hidroeléctrica Las Cruces en tanto que en el sur de Sinaloa, Fonatur planteó la construcción de un Centro Integralmente Planeado (CIP) denominado actualmente Playa Espíritu.
El CIP de Fonatur se ubica en el extremo sur de Sinaloa, en una barra arenosa conocida como isla Palmito del Verde. Para ello, adquirió del ex gobernador de Sinaloa Antonio Toledo Corro, un lote de 2 mil 381 hectáreas con 12 kilómetros de frente de playa. A principios del 2009, el propio presidente Felipe Calderón anunció el inicio de este gran proyecto, que ya para el 2010 Fonatur empezó a denominarlo CIP Sustentable (CIPS), sin explicar qué era lo que lo haría sustentable y distinto de los demás CIP de Fonatur, que han sido claro ejemplo de lo opuesto. Más allá de la maqueta promocional, la sociedad pudo conocer plenamente el proyecto del CIP a finales de junio del 2010, cuando se puso a disposición del público la Manifestación de Impacto Ambiental Regional (MIA-R) del proyecto.
Fonatur planteó la construcción y operación de un desarrollo turístico que incluye la urbanización de 43 mil 981 unidades de alojamiento (tan sólo el 28 por ciento serán cuartos de hotel y el 68 por ciento serán productos inmobiliarios), tres campos de golf, dos marinas, áreas culturales, pista de esquí acuático, malecón, plazas públicas, zonas de agroturismo, clubes de playa, áreas comerciales y centros recreativos. El costo total del proyecto será de 11 mil 289 millones 455 mil 704 pesos mexicanos y se plantea desarrollarlo en 10 etapas a lo largo de 50 años, al final de los cuales habrá generado un total acumulativo de 150 mil empleos (Manifestación de Impacto Ambiental Regional CIP Costa Pacífico).
Organizaciones de la sociedad civil conservacionista (OSC) como Conselva, SuMar, Cemda, Alcosta y Redes, junto con académicos locales, nacionales e internacionales se dieron a la tarea de analizar el proyecto y sus implicaciones ambientales para uno de los ecosistemas más importantes del país. La primera sorpresa fue que Fonatur omitió evaluar los impactos ambientales a escala regional (sinérgicos y acumulativos) de su proyecto, limitándose tan sólo a evaluar los impactos dentro de su predio en una clara violación al reglamento de las MIA-R de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente. A esta omisión, permitida por la Semarnat, se le suman una serie de irregularidades, omisiones y falsas aseveraciones en los estudios que presenta Fonatur y que fueron señaladas a la Semarnat por parte de los científicos de la misión internacional Ramsar, la Cconabio, Conanp, Conagua, Dirección General de Vida Silvestre, Dirección General de Política Ambiental e Integración Regional y Sectorial, el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, así como los académicos que participaron en el análisis de la MIA-R, las OSC y los sectores productivos de Escuinapa: agrícola, acuícola y pesquero. Las opiniones técnicas que emitieron todos estas dependencias federales, academia y sociedad civil coinciden en advertir a la Semarnat de la afectación a las actividades económicas existentes fuera del predio de Fonatur y la ausencia de una evaluación de los impactos que se generarán por la creación de una nueva ciudad de apoyo al CIP, con una población estimada por Fonatur de por lo menos 300 mil habitantes.
La construcción de las marinas del CIP es la obra de mayor impacto socioeconómico. La isla del Palmito del Verde alberga un acuífero insular (sin conexión con tierra firme) denominado laguna Agua Grande que provee de agua dulce a las lagunas y marismas, mitigando con ello las condiciones de hipersalinidad que se presentan en la época de estío.
La construcción de la marina romperá la integridad de este acuífero y provocará el vaciado del acuífero y su sustitución por agua marina. Sin el aporte de agua dulce hacia las marismas, se exacerbarán las condiciones de hipersalinidad de las marismas durante la época de estío, lo que reducirá la salud del ecosistema de manglar y con ello su productividad pesquera.
La salinización del acuífero insular laguna Agua Grande generará además, impactos negativos e irreversibles sobre las actividades económicas más importantes de Escuinapa. El acuífero sostiene una importante actividad agrícola en las 16 mil 845 hectáreas de terrenos abiertos al cultivo de la isla del Palmito del Verde. En el 50 por ciento de esta superficie se tiene una intensa producción hortícola (principalmente chiles) que en conjunto tienen una producción de 145 mil 884 toneladas/año y que generan un aproximado de 7 mil 500 empleos por temporada (seis a ochos meses). Esta oferta de empleo atrae trabajadores de más de 12 localidades del municipio de Escuinapa, lo que inclusive resulta insuficiente y cada año se requiere la contratación de jornaleros de Guerrero y Oaxaca. Esta actividad dinamiza la economía local y la convierte en un importante amortiguador social. De mantenerse, esta actividad agrícola generará en los próximos 50 años un total acumulativo de 375 mil empleos, muy por arriba de los 150 mil que promete Fonatur. La salinización del acuífero que podría provocar la construcción de la marina del CIP constituirá la debacle de esta actividad agrícola.
Por otro lado, los espigones de la marina generarán una importante erosión/acreción de la playa, que Fonatur estima será de 39 a 85 metros tierra adentro. La erosión no sólo afectará el área de anidación de tortugas marinas, sino que además debilita la barra arenosa, con consecuencias no definidas en caso de eventos climatológicos como huracanes. La longitud de los espigones se extiende hasta la cota de las cinco brazas (338 metros), por lo que interrumpen el proceso de transporte litoral de larvas de peces de alto valor comercial y, sobre todo, de camarón. Existe el riesgo de que se reduzca el ingreso de poslarvas de camarón a MN Sinaloa, afectando con ello a la actividad pesquera.
Adicionalmente, el inicio de la construcción y operación del CIP requerirá de agua, recurso escaso en la zona. Fonatur, con el apoyo del gobierno del estado, plantean extraer agua del acuífero del Río Baluarte, en el vecino municipio de Rosario, afectando con ello la producción hortícola y frutícola (mango principalmente) de este municipio, así como la disponibilidad de agua para consumo humano de ambos municipios que también se extrae de este acuífero.
Desde el punto de vista turístico, el proyecto dista mucho de ser “totalmente sustentable” como lo anuncia Fonatur. El Centro de Viajes Responsables (Crest) de la Universidad de Stanford menciona que el proyecto no cumple con los estándares y buenas prácticas de sustentabilidad globalmente aceptados, ofrece amenidades turísticas como campos de golf y marinas que no están acordes con los necesidades y tendencias del mercado y promueve un modelo turístico que evita que a futuro en MN se pueda desarrollar un auténtico turismo sustentable.
Ante estos impactos sociales y económicos, las Federaciones de Sociedades Cooperativas de esta zona, las Asociaciones de Agricultores de los Ríos Baluarte y Las Cañas, las Cooperativas de Prestadores de Servicios Turísticos de Teacapán y los representantes del sector ejidal de la isla del Palmito del Verde, crearon una alianza con las OSC ambientales e impulsaron la campaña “Yo vivo aquí, mi opinión cuenta” que busca el rediseño del CIP hacia criterios sólidos de sustentabilidad y el no rotundo a la construcción de la marina y la extracción de agua del acuífero del río Baluarte. Los voceros de esta campaña buscaron el diálogo con Fonatur, Semarnat y legisladores federales con pocos resultados. La entonces directora de Fonatur, Adriana Pérez Quesnel, se negó a estar presente en la reunión con los representantes sociales y el secretario de la Semarnat, que sí los recibió y escuchó atentamente, terminó emitiendo un resolutivo en el que, si bien reduce la magnitud del CIP a 10 mil unidades habitacionales, también autoriza de manera condicionada, la construcción de una de las marinas. Las condicionantes son que se presenten más estudios de modelaje de la línea de costa y que se determine si la marina requerirá o no la impermeabilización que evite la infiltración de agua salada.
Se está muy a tiempo de que el nuevo gobierno federal demuestre sensibilidad e inteligencia social y considere seriamente la posibilidad de rediseñar el CIP para hacer de este proyecto un modelo de sustentabilidad social, económica y ambiental del cual los mexicanos nos sintamos orgullosos. El CIP Playa Espíritu es también un claro ejemplo de una política miope que en materia turística ha implementado Fonatur en nuestro país y que ha generado profundos impactos sociales y ambientales, sin rendir cuenta de ello. Tal vez también es hora de rediseñar a Fonatur.
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