Sociedad y Justicia
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Advierten que no cumplen las recomendaciones de la OMS

Descalifican especialistas autorregulación de publicidad de alimentos para niños
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de octubre de 2012, p. 46

La autorregulación empresarial de publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia no ha servido para proteger a los menores, toda vez que no cumple con las recomendaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y atiende sólo a intereses comerciales, denunciaron organizaciones civiles e investigadores.

Luego de un análisis al Código de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas No Alcohólicas (Código PABI) –en vigor desde el primero de enero de 2009–, los expertos concluyeron que éste se distancia de las recomendaciones internacionales y no protege al público infantil del impacto de la publicidad, sin que las autoridades hagan nada al respecto.

Por ello, consideraron urgente e inaplazable que el Estado desarrolle una regulación que vele por los derechos de ese sector de la población, de su salud y de una alimentación adecuada.

La OMS reconoce que la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la niñez influye en la generación de malos hábitos alimentarios y se aprovecha de su credulidad e inexperiencia, apuntó Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, en conferencia de prensa.

En 2010, la OMS presentó una serie de recomendaciones a los gobiernos para proteger a la infancia de este tipo de anuncios. Sin embargo, en lugar de que el gobierno mexicano tomara la iniciativa para regular en la materia, las empresas presentaron su propio código, el cual ha resultado insuficiente y no ha logrado detener el daño que está generando a la salud de los niños, acusó.

La política de los gobiernos mexicanos en materia publicitaria no pretendió nunca vulnerar los derechos de los anunciantes, dada la importancia económica de la industria publicitaria, sostuvo Carola García, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México.

De acuerdo con Enrique Jacoby, asesor de la Organización Panamericana de la Salud, los productos más publicitados son ricos en azúcar, grasa y sal, y contribuyen a la epidemia de sobrepeso y obesidad que afecta al país, por lo que debe ser más severa su regulación por parte de instancias como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios y la Procuraduría Federal del Consumidor.

Florence Theodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, destacó la contradicción de las grandes empresas al promover un estilo de vida saludable cuando sus productos son de mala calidad nutricional, además de que el código regula la publicidad dirigida a menores de 12 años, aunque éstos son susceptibles de ser influidos por otros anuncios.

Además, no prohíbe el uso de instrumentos de manipulación, como son los regalos y las personalidades populares, como sí se ha hecho en otros países.

A escala mundial, se invierten anualmente 40 mil millones de dólares en publicidad de productos procesados y apenas 0.8 por ciento de esa cantidad en promover una alimentación saludable. En México, tan sólo entre enero y agosto de este año, se gastaron más de 400 millones de pesos en la publicidad de sólo ocho productos.