Economía
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Distribuidores: Pemex no reconoce aún la gravedad del accidente

Escasea el gas LP en el norte del país tras explosión en la Cuenca de Burgos
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de octubre de 2012, p. 31

En el norte del país hay escasez de gas licuado de petróleo (gas LP), por la explosión del mes pasado en un gasoducto de Pemex en Reynosa, Tamaulipas, cuyos principales afectados son los hogares, advirtieron industriales y distribuidoras.

El gas de todos los pozos de la zona de Cuenca de Burgos se enviaba a las instalaciones ahora siniestradas y cada mes se distribuían unas 50 mil toneladas. La cifra equivale a la octava parte de la producción nacional de 650 mil toneladas de gas LP y representan entre 80 y 90 por ciento del consumo de todo Monterrey y ciudades del norte de Tamaulipas (Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros), explicaron los distribuidores, quienes solicitaron que su nombre se mantuviera en el anonimato para evitar represalias de la paraestatal.

Los inventarios se han reducido en el noreste y las distribuidoras no cuentan con suficiente producto para operar. Pemex nos manda a cargar gas a Ciudad Juárez, que es la terminal que está más cerca, pero ahora los tractocamiones hacen colas de hasta tres días, lo que genera problemas a los estados del noroeste. Chihuahua, Durango y Sonora se están quedando también sin gas, indicó uno de los entrevistados. En total son 70 distribuidoras que operan en el norte, casi la cuarta parte de las 300 que existen en todo el país.

70 por ciento del gas LP se utiliza en los hogares, pero todos los sectores resultan afectados. Los distribuidores están privilegiando el abasto a sectores sensibles o estratégicos como hospitales, áreas de protección civil o reclusorios.

Definitivamente el sector doméstico es al primero que se sacrifica, admitieron. Ahí es donde comenzaron a racionar el combustible: Los cilindros de 20 kilos los llenamos con 10 kilos y los cobramos a 10. Ya no llenamos los tanques de 300 litros de las casas, estamos estableciendo un límite de 75 litros para distribuirlo entre más. En varios sectores nos piden que no los dejemos sin gas, pero las amas de casa son las últimas que se enteran, y difícilmente tienen voz e interacción con el gobierno, no pueden hacer reclamaciones.

Pese al cierre de Burgos y la sucursal de Monterrey, el problema no estalló de inmediato por las reservas, pero éstas se agotan de manera escalonada en industrias, empresas, negocios, instituciones y domicilios particulares.

Pemex se niega a reconocer la gravedad del accidente y las consecuencias que ha acarreado, acusaron los distribuidores. Es ilógico tener el accidente en Burgos, dejar de producir 50 mil toneladas y pensar que se puede operar como si no hubiera pasado nada, criticaron y consideraron que al menos tardará seis semanas en reparar los daños de la explosión del 18 de septiembre.

Para los distribuidores la única solución inmediata es aumentar las importaciones de gas LP desde Texas, Estados Unidos. El problema no es operativo sino económico porque para Pemex implica un costo adicional al presupuesto programado: se trata de casi 550 millones de pesos cada mes si se importara 550 mil toneladas a un precio promedio nacional de 11 pesos por kilogramo, que puede elevarse más dado que el mercado del gas es estacional y sube su costo en invierno, calcularon.