Évora
Enrique Gómez López
Un cielo de un azul intenso
nos persigue desde hace varios días.
Hay una especie de esplendor
en las columnas, en las puertas.
Una pareja come a nuestro lado.
Podrían estar al principio de una novela.
Sonríen, platican con entusiasmo y devoran
una enorme cantidad de caracoles.
Ella es joven,
sus ojos cálidos.
Quizás regresan de caminar entre menhires.
Hay otras mesas ocupadas.
Un mesero lleva una charola
de vuelta a la cocina.
Entonces ella dice:
También el alma se equivoca...
Su voz es clara.
El cielo se rompe en dos.
|