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Pobladores reivindican la defensa de su tierra, explica el pintor Gustavo Chávez

Emiliano Zapata protagoniza mural de arte colectivo en San Salvador Atenco
Foto
Gustavo Chávez Pavón junto a un fragmento del mural Aquí en Atenco no te enterramos, mi general Zapata, aquí en Atenco te sembramos, en el salón ejidal de AtencoFoto Cortesía del pintor
 
Periódico La Jornada
Viernes 22 de junio de 2012, p. 6

El derecho y la responsabilidad que todo pueblo tiene de defender su tierra y su destino es el tema del más reciente mural del pintor Gustavo Chávez Pavón, en el cual trabaja de manera conjunta con la comunidad de San Salvador Atenco.

La obra, aún en proceso, tiene como sede uno de los muros internos del salón ejidal de ese municipio del estado de México, de cinco metros de ancho por tres de alto; pero el proyecto es cubrir la totalidad de ese espacio, cuyas dimensiones abarcan 38 metros de largo por tres de alto. Queremos hacer una especie de Capilla Sixtina.

Aquí en Atenco no te enterramos, mi general Zapata, aquí en Atenco te sembramos es es título de esa obra de arte colectivo, cuyo punto de partida es un retrato del revolucionario morelense.

La elección de Emiliano Zapata como figura protagonista de este mural, según Chávez Pavón, responde al interés de los atenquenses por reafirmar su convicción sobre la importancia de defender su tierra y sus ideales, como lo hizo el Caudillo del Sur.

La de la defensa de la tierra es parte esencial para los habitantes de San Salvador Atenco. Así lo demostraron cuando el gobierno (de Vicente Fox) intentó imponerles a toda costa un aeropuerto, explica el artista.

Con este mural, la población de San Salvador Atenco no sólo pretende recrear ese episodio, sino fomentar la necesidad de congregarse en torno de la lucha en defensa de la tierra y el destino, algo a lo que todo pueblo tiene derecho y obligación.

Comunidad indoblegable

Son ya casi dos décadas de que Chávez Pavón ejerce e impulsa la pintura mural como recurso para la educación y la conciencia social. Durante ese tiempo ha realizado numerosos trabajos colectivos en las zonas zapatistas de Chiapas, escuelas secundarias del estado de México y centros de reclusión de la capital del país, así como en otras latitudes, como Sudamérica, Europa y Medio Oriente.

La del poblado mexiquense ha sido una experiencia singular en la trayectoria del artista, según comenta, pues ha tenido la oportunidad, explica, de conocer y convivir con una comunidad muy integrada, solidaria, con una profunda conciencia social y la cual ha sabido sobreponerse al dolor y la adversidad.

Tienen un espíritu de lucha muy decidido, a pesar de lo que han enfrentado para defender sus derechos y espacios: balas, muertos, cárcel... Es un pueblo muy fuerte: a pesar del dolor no se doblega; cuando ha tenido que derramar lágrimas, son de dignidad.