Deportes
Ver día anteriorMartes 19 de junio de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

En sus inicios no le auguraban progresos

Fui carne de cañón porque nadie creía en mí: Joya Moreno
 
Periódico La Jornada
Martes 19 de junio de 2012, p. a15

Esmeralda Moreno fue carne de cañón, como se llama a los boxeadores a quienes no se concede ningún futuro sobre los cuadriláteros. Ella lo acepta sin reparo porque cuando empezó su carrera profesional, a los 17 años, nadie le deparaba nada bueno. Para pelear todavía necesitaba la autorización de sus padres, por ser menor de edad, y pronto enfrentó a rivales muy experimentadas: Gloria Ríos, Ana María Torres, Mariana Juárez, Alesia Graf, Simona Galassi.

Puras campeonas que hoy son las mejores del mundo, comenta Esmeralda en entrevista. Pero eso a mí nunca me intimidó, porque a pesar de mi inexperiencia nunca me vi como una víctima.

No sabe si fue demasiado ingenua o temeraria, pero recuerda que la impulsaba la certeza de que ninguna peleadora, por buena que sea, es invencible. Y eso le bastaba para no sentir miedo.

Siempre supe a lo que me exponía, admite la joven de 24 años; me arriesgaba a sufrir fallos injustos, a pelear en divisiones que no eran naturales para mí, en pesos arriba del mío, pero todo era por boxear, comenta la menuda pugilista con voz amable, casi infantil.

A los 20 años, con sólo 10 combates profesionales en su récord, Esmeralda tuvo una oportunidad de título mundial ante la monarca alemana Alesia Graf, en la tierra de la campeona. Fue la primera vez que salió de México. Ni eso la intimidó.

Foto
Esmeralda Joya Moreno disputará el cetro minimosca ante la japonesa Naomi TogashiFoto Notimex

Aún se emociona al recordar los preparativos, la sesión en el salón de belleza donde le trenzaron el pelo, la sorpresa de los locales cuando la veían tan joven, la simpatía que despertó entre el público alemán, que consideró que le habían robado la pelea.

Esmeralda no acostumbra lamentarse de lo dura que ha sido su carrera. Si acaso considera que uno de los momentos más feos fue la noche del 30 de agosto de 2008, cuando peleó por el título interino supermosca del CMB ante Ana María Torres.

Después del combate –que perdió ante La Guerrera, dos divisiones arriba de la suya– recibió su pago: 25 mil pesos, de los cuales tuvo que descontar 30 por ciento para su mánager. Lo justo es que me hubieran pagado 70 o 60 mil pesos, considera.

Tras siete años de trayectoria, Esmeralda por fin tiene la oportunidad de pelear por un título mundial en su categoría, minimosca, el sábado en Puebla ante la monarca japonesa Naomi Togashi.