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El escritor francés compartió su leitmotiv en charla con el compositor Julio Estrada

Caí en la literatura por caminar entre la pintura y la música: Michel Butor

En mi quehacer hay nostalgia por ese par de expresiones artísticas, dijo en la Fonoteca Nacional

Se manifestó sorprendido por la sensibilidad de Conlon Nancarrow plasmada en sus partituras

 
Periódico La Jornada
Sábado 28 de abril de 2012, p. 4

Escribir ha sido para Michel Butor una manera de pintar y de hacer música, según refirió el propio novelista y ensayista francés durante una reveladora conversación que sostuvo la noche del miércoles con el compositor mexicano Julio Estrada, en la Fonoteca Nacional.

Cuando era joven, me gustaba mucho la pintura y quería ser pintor, pero también me gustaba la música y tenía muchas ganas de ser músico. Quizá hubiera logrado lo de la pintura, pero seguro que lo de la música no, porque carecía del suficiente talento, admitió.

“Y fue en ese camino, entre la pintura y la música, que caí en la literatura. Por eso en mi quehacer siempre hay nostalgia por ese par de expresiones. Escribo porque no puedo pintar ni hacer música, pero cuando lo hago intento hacer que las cosas se vean y se escuchen.

Por eso es tan importante e interesante para mí colaborar con pintores y músicos, porque me dan ideas nuevas, además de que me ayudan a ver y que se vean cosas, a oír y que se escuchen cosas.

Fructífera mancuerna

Ante un público receptivo, que llenó casi en su totalidad el auditorio del recinto coyoacanense, Michel Butor, de 85 años, afirmó de forma categórica que todo lo que ha escrito ha tenido siempre un vínculo con la pintura y la música.

Lo anterior, precisó, va más allá de colaborar con alguno o varios artistas de una de esas dos especialidades o escribir sobre sus respectivos trabajos o vidas.

Como ejemplo de esas colaboraciones, recordó la larga y fructífera mancuerna que estableció con el fallecido compositor belga Henri Pousser (1929-2009), que entre otros resultados se expresó en la ópera Votre Faust, la cual, asimismo, fue tema de la charla con Julio Estrada.

Oídos nómadas fue el título de la sesión, anunciada como conferencia, aunque más bien se desarrolló como un diálogo informal y ameno en el que durante casi dos horas el escritor y el compositor intercambiaron conocimientos y opiniones sobre diversos aspectos musicales, además de profundizar en el papel que el arte sonoro ha tenido en la vida y la obra del primero.

Vivencias con navajos

Inquirido por Estrada sobre su experiencia con la música de las comunidades indígenas de Nuevo México y Arizona, en Estados Unidos, Butor recordó las largas ceremonias y fiestas que se hacen en las reservas indias, en las que lo mismo pueden apreciarse largas danzas con tambores que escucharse muy originales piezas tocadas en violín inspiradas en la música europea.

Foto
Michel Butor en la ciudad de MéxicoFoto Guillermo Sologuren

De igual manera, compartió su interés por el sentido y el poder terapéutico que los indios navajos confieren a la pintura: “Cuando una persona cae enferma, se llama a un brujo pintor que va al lado de su cama y le hace una pintura de arena.

Usan pintura de todos los colores, porque tienen muy cerca una cantera de arena multicolor. Los tapices que hacen son extraordinarios, los dibujos tienen que ver con la enfermedad. La creencia es que cuando el brujo concluye la pintura, el enfermo se cura y, entonces, la pintura debe ser destruida. Se destruye porque si no, según la creencia, la persona podía volverse a enfermar.

En el transcurso del diálogo, el compositor compartió con el escritor y el público algunos ejemplos de la obra del músico de origen estadunidense Conlon Nancarrow, de quien en este 2012 se cumple su centenario.

Butor se dijo sorprendido por la sensibilidad de ese autor para que sus piezas no se sientan como algo mecánico, a pesar de que fueron escritas para pianos mecánicos ante la imposibilidad de ser tocadas por un intérprete humano, dado su alto grado de dificultad.

Ese fue el punto de entrada para que el novelista francés hablara sobre arte sonoro, en particular de su amistad y trabajo con Henri Pousser, a quien conoció en la época de la posguerra y a cuyo lado, según dijo, aprendió infinidad de cosas sobre la música en general, no sólo la contemporánea.

Recordó cómo después de la guerra los jóvenes músicos europeos descubrieron a los autores de la llamada Segunda Escuela de Viena –entre cuyos principales integrantes se encontraban Arnold Schöenberg, Alban Berg y Anton Webern– y comenzaron a crear siguiendo los principios de ésta.

Ubicó en ese contexto a Pousser, quien lo contactó con la idea de hacer una ópera que pudiera ser diferente en cada presentación, a partir de lo que decidiera el público en el intermedio, a la manera como hoy se estila en los programas de variedades de la televisión.

Así nació Votre Faust, a cuya escritura el ya señalado compositor belga dedicó cinco años.

El de Fausto es uno de los temas más recurrentes para hacer ópera, destacó Butor y, como ejemplo, mencionó sendas obras de Héctor Berlioz (1803-1869) y Charles Gounod (1818-1893), La condenación de Fausto y Fausto, respectivamente.