Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 25 de marzo de 2012 Num: 890

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Martí y la emancipación humana
Ibrahim Hidalgo

La literatura como medicina
Esther Andradi entrevista
con Sandra Cisneros

Fantasía y realidad en
La edad de oro

Salvador Arias

A 130 años de Ismaelillo
Carmen Suárez León

La fundación del pensamiento latinoamericano
Pedro Pablo Rodríguez

Breve nota para Moebius
Xabier F. Coronado

Leer

Columnas:
Jornada de Poesía
Juan Domingo Argüelles

Paso a Retirarme
Ana García Bergua

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

La Jornada Virtual
Naief Yehya

A Lápiz
Enrique López Aguilar

Artes Visuales
Germaine Gómez Haro

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Luis Tovar
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Guadalajara XXVII (II DE III)

Si bien es cierto que todo festival de cine incluye, además de los que conforman sus secciones competitivas, un elevado número de filmes con los que se busca lograr diversidad, amplitud de horizontes y, en fin, un talante tan abarcador como sea posible, eso no debería significar que su programación cometa despropósitos flagrantes. De lo anterior, y al igual que se dijo hace ocho días aquí de las pifias organizativas, por desgracia sobran ejemplos.

Cuesta imaginar qué razones –qué carencia de las mismas– condujeron a incluir, en la sección infantil del FICG, al bodriazo palomitero Don gato y su pandilla, recientemente perpetrado por el mexicano Alberto Mar. No es válido, para el festival, aducir que fue la cinta mexicana más taquillera, ni que es una de las pocas animaciones producidas en este país, pero mucho, muchísimo menos, que sea una buena película, pese a todo lo cual fue proyectada cuatro veces; no fuera a ser que alguien se quedara sin verla. Lo mismo vale para Navidad, S.A., que a lo anterior suma el hecho de haber sido filmada en el cinematográficamente ya lejano 2008. Y luego Unosyotros se queja de que a los niños los tratamos como si fueran tontos…

Propósito interesante, el del ficg, de presentar una sección orientada en función de un género cinematográfico en particular cada año. Tocó ahora la suerte al melodrama, “curado” por la sensibilidad y el innegable conocimiento de Jorge Fons. Empero, ¿era forzoso meter aquí nada menos que veintiséis filmes, es decir el doble de los largos de ficción mexicanos en competencia, cuando se supone que los trece que sí pelearon por el Mayahuel fueron seleccionados de un total de cuarenta y cinco? ¿Qué no se suponía que la otrora Muestra privilegiaba la exhibición de lo duramente exhibido/exhibible? ¿Entonces por qué en lugar de asignarle un horario y un espacio específicos al melodrama, se salpicó la programación entera del festival con cintas de 1988, 2000, 1996, etecé, sin aviso previo a un público masivo –es decir, no el “especializado”– que miraba dicha programación más bien confundido al constatar tan extrañas cohabitaciones? Cierto:  el programa de películas día a día puso un icono identificador que decía “melodrama”, como si con tal aviso se diera por hecho que ninguna de las demás películas del resto de las secciones fuese o pudiese ser eso, un melodrama. El resultado:  confusión absoluta.

¿Por qué, entre otros misterios, el desperdicio vespertino de las salas en Expo Guadalajara, donde con dificultad pudieron ser vistos unos cuantos documentales, toda vez que el multiplex donde tuvo lugar el ficg, además del Cine Foro universitario, claramente no daba abasto para tanto filme, encima de lo cual, se insiste, algo como Don Gato… pasaba cuatro veces?

Los juicios del jurado

Ya se sabe que un jurado –de cine o de cualquier otra cosa– se asume inapelable como un dios, pero también se sabe que nada es más frecuente, en estas lides, que cuestionar el resultado de las deliberaciones de aquél. Así pues, este sumaverbos –que sin morderse la lengua confiesa haber sido jurado varias veces, si bien nunca en el FICG– ejerce tal derecho inalienable y (se) pregunta: ¿qué vieron, en qué estaban pensando, qué diantre desayunaron ese día los miembros del jurado de la sección Largometraje Mexicano de Ficción, para cometer el harakiri de declarar como mejor película a Mariachi gringo? En su improbable descargo, vale conceder que similar pregunta puede hacérsele a quien o quienes incluyeron a la inefabilidad en la sección competitiva.

Como para dar fe de que ciertas películas no se filman sino más bien se cometen –filmicidios, podría llamárseles–, el título de esta coproducción mexicana-estadunidense es toda una amenaza, perfectamente cumplida: para decirlo en un chapurreo similar al del protagonista y otros personajes, lo que se ve es la cannot be more complaciente historia de un american citizen muy in love con todo aquello que pueda get inside del jarrito de los common places del cheaper folclor que imaginarse you can. Mero y archirrequetesobado boy meets girl con dos actores –Shawn Ashmore y Martha Higareda– menos solventes incluso que la vihuela y el plato de mole poblano que se les hace blandir, la cinta abunda en cursilerías, sensiblerías, facilismos, gratuidades, obviedades, chovinismos y, en fin, escamoteo sin piedad de cualquier asomo, por sucinto que fuese, de realismo pero también de un mínimo de calidad artística o voz autoral que diese pábulo a la inclusión de esta desopilancia en el FICG.

(Continuará)