Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de noviembre de 2011 Num: 873

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
RicardoVenegas

Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova

El derecho a la dignidad
Oleg Yasinsky entrevista con Camila Vallejo, vocera del movimiento estudiantil chileno

La lírica alemana en México
Daniel Bencomo

Ilija Trojanow, coleccionista de historias
Arcadio Pagazo

Alemania, letra y alma (I)
Lorel Manzano

Rüdiger Safranski, biógrafo del pensamiento
Pável Granados

Peter Stamm, lacónico y explosivo
Herwig Weber

Con Austerlitz en Amberes
Esther Andradi

Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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RicardoVenegas
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Itinerario

Para Claudia, desde ayer

1.- 1995. En la edición que condensaba dos números (73-74) de la revista Tierra Adentro, que marcaba el fin de una época, leí un poema que se quedó en mi memoria. Es de la regiomontana Margarita Ríos-Farjat, se titula “Naves” y cierra una espiral así: A lo mejor también yo he muerto/ y comienzan a visitarme naves blancas. En aquellos ayeres nunca imaginé que volvería a encontrarme con la obra de la autora que me intrigó, a la manera de León Bloy, con ese “apetito de misterio”. En su más reciente poemario, Cómo usar los ojos (2010), Ríos-Farjat confirma su vocación, es poeta y lo consigna en todo el libro: “Mira hondo con los ojos cerrados/ y mira también con el tacto/ con los ojos sabios de la mano./ La piedra es símbolo: fluye al fin/ el ojo calmo del espíritu.”


Ilustración de Huidobro

2.-Si atendemos al canon literario en México, veremos que parte del rostro de la poesía mexicana está más cerca de la construcción de un personaje, de la validación de grupos a través de las pugnas que hoy representan las antologías, que de un poema. Pero no todo, ciertamente, es banalidad y regodeo de vanidades en las generaciones recientes. Entre los autores de los setenta, lo avala su obra, sobresalen poetas como Rogelio Guedea, Jair Cortés, Roxana Elvridge-Thomas, Itzel Sosa y Ricardo Muñoz Munguía, y dos más jóvenes: Alejandro Campos y Eduardo Estala, entre otros. Quien lo dude, léalos.

3.-rae. El fiasco que experimentaron los mexicanos durante el desencuentro Paquiao vs. Márquez creó nuevos vocablos para incorporarlos al idioma (no sólo se caen helicópteros sin causa alguna, también hay peleas de box que no son como las vimos); en términos pugilísticos (si Cortázar lo hizo con la narrativa, ¿por qué no entrenar con la poesía?) estaríamos ante un resultado que no satisface a la audiencia, que causa malestar y justificados abucheos. Por ello la creatividad colectiva ha propuesto un neologismo para incorporarlo a la norma del diccionario, el verbo pacquiar, “acción de robar, asaltar, agandallar, desfalcar, cinchar”. Sinónimo de “hurtar”. Ejemplos: “Me pacquiaron la cartera en el tianguis” o “no me vengas con que a Chuchita la pacquiaron”, o como símil de algunos cánidos: “Pacquiao no come Pacquiao”, o desde la cotidianidad: “Me pacquiaron el auto”, “me pacquiaron la beca”,  “se pacquiaron el premio”.

4.-Homenaje. Durante los años noventa asistí con frecuencia al Instituto Regional de Bellas Artes de Cuernavaca a presenciar las clases de figura humana del maestro Alejo Jacobo (Taxco, 1929-Cuernavaca, 2011). Ahí conocí su repertorio de música clásica, su gusto por el tabaco y su afición natural por el cuerpo femenino. Excepcional conversador y lector acucioso, era un hombre dedicado a su obra, la personal y la colectiva. Enseñó a varias generaciones el arte del dibujo y el de la escultura, creía en el arte como forma de salvación; el ahora memorable maestro abandonó el mundo hace tres meses, a los ochenta y dos años. ¿Por qué los hombres sabios no son eternos?