Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 27 de noviembre de 2011 Num: 873

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
RicardoVenegas

Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova

El derecho a la dignidad
Oleg Yasinsky entrevista con Camila Vallejo, vocera del movimiento estudiantil chileno

La lírica alemana en México
Daniel Bencomo

Ilija Trojanow, coleccionista de historias
Arcadio Pagazo

Alemania, letra y alma (I)
Lorel Manzano

Rüdiger Safranski, biógrafo del pensamiento
Pável Granados

Peter Stamm, lacónico y explosivo
Herwig Weber

Con Austerlitz en Amberes
Esther Andradi

Columnas:
Señales en el camino
Marco Antonio Campos

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Foto: Rodrigo Carrizo Couto

Peter Stamm, lacónico y explosivo

Herwig Weber

I

De todas las cosas se puede decir algo. Y de todas las cosas se puede decir lo contrario. El carácter real de los objetos radica entre los polos opuestos de nuestro mundo lingüístico de contradicciones. Como subrayó Peter Weininger en su texto Sexo y carácter, la idea pura platónica no existe en la realidad. Esto se debe al hecho que la palabra fonocéntrica es una abstracción de lo individual de los objetos en la realidad. Por esto el texto literario más sencillo abre su significación a interpretaciones infinitas. El autor suizo Peter Stamm conoce esta ley. La dificultad de sus textos radica en su rotunda sencillez. Estos cuentos y novelas tan alabados por la crítica europea, los cuales tratan de tragedias de amor y de relaciones humanas, son silenciosos y meditativos. Y no lo son. Son en verdad escandalosos.

II

La modernidad occidental está comprometida con la narración. El fundador de la filosofía moderna alemana, Gottfried Wilhelm Leibniz, desarrolló con mucha refinación dialéctica un sistema fundamental para el proyecto de la modernidad: el mundo consta de pura narración. Dios no sólo narra un mundo, sino una infinitud de mundos posibles de los cuales escoge el más lógico. Donde hay narración, hay avance y hay utopía. Estos son dos lemas de la ilustración europea. La narración del mundo por un dios (leibnizeano) es así símbolo para la fe en la palabra, en su fuerza explicativa de un pasado y un presente, y en su fuerza creativa de un mejor futuro. La narración es la base de la modernidad occidental. Y al mismo tiempo es su derrumbe. Al menos en su concepción leibniziana. Donde un dios (autor, demiurgo) crea narrando hasta el infinito diferentes mundos, desvaneciendo el sentido. Donde una máquina de narraciones cuenta automáticamente sin comentar ni interpretar, de allí que las bases de una modernidad como conciencia, autoconciencia, moral, ética, amor, Estado, familia, avance, etcétera, sean contingentes y dejen de existir.

III

Agnes, de Stamm, comienza así: “Agnes ha muerto. Ha muerto por una historia. Y nada me ha quedado de ella salvo esa historia.” Las tramas son tan sencillas como la prosa con las que las cuenta. Un yo-narrador ve a una mujer en una biblioteca, hablan, sienten atracción, hay gravitación (diría Simone Weil). Ella queda embarazada, él reacciona con repulsión, la historia sigue su camino. El lector la interpreta tal vez como trágica. El narrador sólo narra. El dios-narrador de Stamm es un demiurgo, un creador, un dios de Leibniz. A Stamm le interesa más la diversidad de los fenómenos que la explicación de los mismos. Los narradores de sus cuentos y novelas en muy pocas ocasiones nos informan sobre el estado mental de los personajes, su actividad se reduce a esbozar un relato eludiendo las interpretaciones de los actos de los personajes. Sobre todo en textos más antiguos, como en Agnes o en las colecciones de cuentos Lluvia de hielo y Paisaje aproximado, faltan casi por completo explicaciones que pretendan brindar un acceso fácil a las motivaciones de los individuos. En Lluvia de hielo llega tal vez al máximo esplendor de su arte narrativo. En el cuento “El país puro“, un suizo en Nueva York observa en varias ocasiones por la ventana de su cuarto a una hermosa bailarina. El protagonista nunca logra hablar con ella. Un día una mujer le llama para decirle que una amiga suya lo mira desde su departamento y quiere conocerlo. No es la bailarina, sino otra mujer, igualmente bella y atractiva. El hombre, sin embargo, ha construido una imagen de la mujer perfecta: la de la bailarina, que se desvanece con la nieve que comienza a caer en las calles de la ciudad. La postura narrativa es la contemplación. El demiurgo-narrador contempla y narra lo observado. Muchas veces la acción de los protagonistas en los textos de Stamm es pura observación. Se trata aquí de la contemplación de la contemplación. Deleuze mencionó una vez, justamente en sus clases sobre Leibniz, que la vaca es el animal más representativo de la realidad desvalorizada: “En lugar de invocar los grandes principios neo-platónicos, invocamos las condiciones de existencia: cada cosa es contemplación inconsciente de sus propias condiciones de existencia, es decir de sus requisitos. [...] Las vacas son eminentemente contemplativas, y ¿qué es lo que contemplan? Nada de tonterías, ellas contemplan los elementos de los que han salido, contemplan su propio requisito, y el requisito de la vaca es la hierba.” Los personajes en estos textos de Stamm contemplan su propio requisito: la relación y la no-relación con otros. Ellos quieren ser como las vacas deleuzianas. Yacer y contemplar (o leer) parece ser para la mayoría el estado ideal.

La colección más reciente de cuentos disponible en español, Los voladores, reflejan aún más la contingencia en la elección de la situación narrada. El primero, “La expectativa”, empieza como si la instancia narrativa hubiera elegido por azar acercarse a una reunión de gente joven en una casa para seguir narrando lo que pasa en los próximos días en la vida de la protagonista, y para abandonarla después igual de repente. La instancia narrativa no interpreta. ¿Qué significan estos relatos de escenas cotidianas? Tal vez significan que lo que está pasando no tiene ningún significado más allá del significado que uno le da. Como el lector le da a los textos de Stamm.

IV

A primera vista, Stamm parece representar con su escueta forma de narrar el regreso a caminos seguros “modernos”. Pero también es cierto que el escándalo en la escritura de Stamm radica en que la instancia que narra aquí no tiene criterio de elección de lo narrado –todo es narrable. Y así se relativizan todos los valores para la definición de una modernidad ilustrada. Se pierden estas bases pero se gana la libertad para la reconstrucción de otras. Los textos de Peter Stamm son gran literatura.