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La novela se sitúa en un ambiente futurista, donde censura los excesos de la sociedad

Con Distopía, Da Jandra enfatiza que estamos en un momento de caída

Las nuevas antiutopías se focalizan en las partidocracias, las teocracias y las academocracias parasitarias, que se asumen como salvadores de la sociedad, sostuvo el escritor

 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de agosto de 2011, p. 4

En un mundo futurista, en una granja de un planeta imaginario en el que se recluye a los deficientes genéticos, a los delincuentes y a las personas consideradas subnormales, se desarrolla Distopía, novela más reciente del filósofo y escritor Leonardo Da Jandra, quien reflexiona, entre otras cuestiones, sobre la supremacía racial.

En esta historia, un biotecnólogo, un filósofo, un teólogo y una jurista dialogan y defienden su ideología, como integrantes de un consejo cívico. Conversaciones que en determinado momento se convierten en pequeños ensayos filosóficos.

Da Jandra especula sobre qué podría ocurrir en el futuro, al tiempo que hace una dura crítica sobre los excesos del mundo contemporáneo y el poder imperante que, en el caso de la novela, intenta desaparecer o disminuir la cantidad de personas que nacen con deficiencias genéticas, a quienes recluyen en granjas, donde se ha desatado una rebelión con el propósito de defender su derecho a existir y a la libertad.

En ese mundo, la población se clasifica en los llamados seres humanos libres y los tarados. Los primeros son considerados aptos para desarrollar habilidades físicas e intelectuales destacadas, mientras los tarados defectuosos son recluidos en guetos donde no son reconocidos como personas.

De acuerdo con el autor, Distopía es una novela que se inserta en la filosofía ficción.

Desde hace más de cinco años, Da Jandra reside en San Gabriel Etla, Oaxaca, junto con su esposa, la pintora Agar García; antes, vivieron más de 30 años en la selva huatulqueña. En dicho poblado oaxaqueño, Da Jandra dirige el taller de creación literaria en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, bajo el auspicio del artista plástico Francisco Toledo.

En charla con La Jornada, para el autor de Entrecruzamientos I, II, III, Huatulqueños, La Almadraba y La gramática del tiempo, Distopía “significa un verdadero cambio.

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Actualmente, Da Jandra dirige un taller de creación literaria en el Instituto de Artes Gráficas de OaxacaFoto María Meléndrez Parada

“He dejado atrás –dice– la peste de la soberbia, el orgullo y el egocentrismo; ahora estoy agradecido con esta nueva fase de mi vida.” Da Jandra, sin embargo, no deja de ser vehemente e incisivo en sus comentarios. “Soy apartidista, más no apolítico. Espero que las nuevas generaciones tomen el destino en sus manos y se nieguen a ser preparados para el matadero y el sacrificio, pues aunque hoy día hay más jóvenes mejor preparados, ahora están como dormidos.

Los procesos de cambio producen desasosiego, pero en México necesitamos entender que sin ese desasosiego nos convertimos en animales domésticos; ahora, se necesita meter en medio del establo a un animal depredador, y no hay otro mejor que el conocimiento.

Respecto del título de su novela, Da Jandra refiere: “Hemos comprendido que todos los proyectos de utopía social han degenerado en distopías. Ahí se encuentran los autoritarismos de derecha: el fascismo y el nazismo, y los totalitarismo de izquierda: leninismo, estalinismo, maoísmo. No puede haber un proceso de evolución utópica a escala social, si los individuos no han evolucionado.

Discontinuidad radical

“Con Distopía quiero enfatizar que estamos en un momento de caída, de discontinuidad radical. Percibo que las nuevas distopías ya no van a ser esos totalitarismos, sino que están focalizadas en grupos de poder: en partidocracias, teocracias y academocracias parasitarias, que se asumen como los dinamismos salvadores de la sociedad. Ellos creen que son lo mejor para la sociedad, cuando lo único que hacen es autosatisfacerse. Esos grupos son los que nos están llevando a un proceso de distopía.”

Por ello, destaca el escritor, la novela toca temas tan cruciales como la eutanasia, la eugenesia, la segregación racial, la guerra biológica, la manipulación televisiva, el aborto y el libre albedrío, entre otros.