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Estamos preparados para los retos que se presenten en 2012, asegura el magistrado

Alejandro Luna Ramos, nuevo presidente del TEPJF; Alanís no consigue relegirse
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La presidenta saliente del TEPJF, María del Carmen Alanís, felicita a su sucesor, Alejandro Luna RamosFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de agosto de 2011, p. 13

Con cinco de siete votos, el magistrado Alejandro Luna Ramos fue seleccionado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Aunque en público no se había mencionado su nombre como aspirante, consiguió respaldo amplio, al punto de dejar sola a María del Carmen Alanís, cuyos empeños por la relección sólo tuvieron el respaldo en ella misma, ya que fue la única que votó a su favor.

La votación fue rápida. De entrada, uno de los aspirantes, Pedro Penagos, comunicó su declinación, con lo que se anticipó un cierre de filas en torno a Luna Ramos y el desgajamiento del grupo cercano a Alanís. Flavio Galván, también ex presidente del organismó, votó por él mismo.

En su discurso como presidente –hasta 2015–, Luna Ramos abordó temas que en el TEPJF se consideran deficiencias de la presidenta saliente: austeridad, transparencia y labor colectiva. Nunca trabajaré de forma individual, ofreció.

Luego aludió a las elecciones de 2012. A los actores del proceso electoral que está a punto de iniciar les reitero que estamos preparados plenamente para afrontar los retos que habrán de presentársenos, y que se reafirmarán o perfeccionarán los criterios jurídicos sustentados por este tribunal, expresó el nuevo presidente, mientras Alanís chateaba en su computadora, sin atender el discurso de su sucesor.

La derrota de esta última se habría fraguado un día antes. Se afirmó que dos factores incidieron: la abierta inconformidad del Partido Acción Nacional hacia Alanís luego de la comida que ella ofreció a priístas ligados al gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, y el distanciamiento con que la magistrada era vista en el seno del Poder Judicial.

Aunque Luna Ramos era ubicado como institucional en la gestión de Alanís, su larga trayectoria en el Poder Judicial habría decantado a su favor la votación. Además, al igual que la presidenta saliente, Luna Ramos llegó con el respaldo del priísmo, si bien en su momento fue elegido por consenso para sustituir al magistrado fallecido José Luis de la Peza.

La sesión comenzó poco después de las 11 de la mañana. Previa lectura del acuerdo que regiría la votación, Penagos anunció su declinación.

La elección se realizó por orden alfabético, por lo cual Alanís abrió el proceso. Visiblemente nerviosa, pronunció: por María del Carmen Alanís.

Acto seguido, Constancio Carrasco fue el primero en votar por el decano de la sala superior, Luna Ramos. La suerte comenzaba a echarse.

Luego Galván sufragó por sí mismo, tras lo cual sólo vinieron votos para Luna Ramos, algunos con énfasis de celebración. Es un honor para mí brindar mi apoyo y voto al decano, dijo Manuel González Oropeza. Es un privilegio para mi votar por mi maestro, el decano Luna Ramos, expresó Salvador Nava.

Luna Ramos fue el último. Ante el honor que me hacen mis compañeros, tengo que votar por mí mismo, aseveró.

Siguió el discurso protocolario de Alanís, quien justificó la soledad de su voto por apoyar experiencias exitosas en la gestión pública de las mujeres.

Su reivindicación feminista no inhibió a González Oropeza de censurar duramente la gestión de la presidenta saliente, con base en eufemismos.

El tribunal no sólo es el presidente. El tribunal somos todos, lanzó, y subrayó que la democracia no sólo es para ciertos sectores de la población. Ya la magistrada Alanís se refería a las mujeres; ahora no sé si por razón de mis canas debo hablar de los adultos mayores o por razón de mi distinguido colega de los jóvenes.

González Oropeza no paró ahí. Con esta votación espontánea se demuestra que el único apoyo que necesita un presidente de este tribunal es el de los magistrados, señaló.

En un protocolario remate que sonó irónico, expuso: finalmente quiero decir que debemos dar un reconocimiento a la magistrada Alanís, que condujo adecuadamente nuestro tribunal, y señaló que la no relección en el TEPJF se perfila como principio rector.