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Obsesiones y analogías, título de la muestra de la fotógrafa en la galería Patricia Conde

Ir del blanco y negro al color fue como una reinvención del trabajo: Yolanda Andrade
Foto
Dos personajes (2010), pieza que forma parte de la exposición, que será clausurada el próximo jueves
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de agosto de 2011, p. a14

La fotógrafa Yolanda Andrade se reinventa por medio de Obsesiones y analogías, exposición montada en la galería Patricia Conde, Lafontaine 73, Polanco, en la que refrenda su giro al color, así como una temática que ya no se limita al escenario de la ciudad de México, sino se internacionaliza.

Durante 25 años, Andrade (Villahermosa, Tabasco, 1950) fotografió en blanco y negro motivada por la capital del país y, en específico, la cultura popular. En 2002 publicó Pasión mexicana, libro que recopila una década de trabajo en el Distrito Federal; así cerró un ciclo, ya que necesitaba un cambio y no quería repetirse. Por azares del destino se hizo de una cámara digital, entonces empezó a explorar el color y su forma de ver, su pensamiento al tomar la foto, cambió hacia el color.

Pies, cielo...

Expresa: “Me resistía un poco a dejar mis cámaras análogas; no obstante, Pedro Meyer, a finales de 2002, convocó a grupos de fotógrafos para participar en un proyecto colectivo que consistió en tomar fotos del Día de Muertos en la ciudad de México, todo un día completo, y mandárselas en la noche por correo electrónico porque a la media noche él habría publicado un libro digital con las imágenes. Creo que me compré la cámara tres días antes de hacer estas fotos; entonces, leí el manual, algunas cosas para aprender su funcionamiento y me fui al Zócalo.

“Tomé las primeras fotos como si usara la cámara análoga. Era muy lenta, manejaba la cámara muy rápido, no me salía nada, pies, cielo, pero dije, voy a seguir trabajando; entonces empecé a explorar, a jugar. Me gustó esta posibilidad de ya no tener que confrontar a las personas por medio de la cámara, fue como un descanso. Las tomas en color de objetos, de huellas del ser humano, eran como un juego para mí, ya no era ese nerviosismo; entonces comencé a explorar el color, otros temas; por ejemplo, el neón.

Empecé a tomar clases de cómo trabajar la foto digital porque estaba acostumbrada al cuarto oscuro, hacer todo mi proceso en el laboratorio, mojarme las manos con los químicos. Fue un nuevo aprendizaje que me gustó.

Andrade no ha dejado de tomar fotos de la ciudad de México, pero ya no en forma exclusiva: Ahora no nada más tomo fotos en la calle, en el Centro Histórico, sino en interiores como la imagen del café Arlequín, interiores, de noche en la calle. Eso me llevó a otros temas, también a otros sitios que antes no me habían interesado en la foto en blanco y negro.

Descubriendo el juego

–¿Cambiar al color también cambió tu acercamiento a la foto?

–Por supuesto, para mí fue como una reinvención del trabajo, como un volver a empezar, pero ya con una experiencia. Es muy agradable quitarte ciertos hábitos de ver, del trabajo. Descubrir el juego nuevamente es maravilloso. Además, me di cuenta de que podía tomar fotos en cualquier pueblo.

El hilo conductor de su muestra en la Galería Patricia Conde es precisamente esas analogías de color que se repiten en diferentes ciudades, específicamente, el Distrito Federal, París y Calcuta, estos dos últimos lugares los ha visitado recientemente.

Con una trayectoria de 34 años, Andrade asegura que la foto en color que hace tiene mucha influencia de la pintura que ha visto, porque siempre me ha encantado la pintura y siempre que tengo oportunidad veo exposiciones pictóricas. El color en el cine también me ha influido.

Obsesiones y analogías será clausurada el próximo jueves 11 de agosto a las 19 horas.