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Soy un niño grande al que le encanta hacer cine, expresa el cofundador de esos estudios

En Pixar hacemos los filmes que nos gustaría ver: John Lasseter

Sus películas, como Toy Story, Wall-E, Up, Cars y su secuela, aún en cartelera, han revolucionado la industria cinematográfica y popularizado la animación por computadora

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Lasseter en medio de los modelos, tamaño real, de Finn McMissile (izquierda) y Lightning McQueen, protagonistas de Cars 2, en Londres, el 17 de julio pasado, cuando se estrenó la cintaFoto Ap
The Independent
Periódico La Jornada
Lunes 8 de agosto de 2011, p. a13

Los Ángeles. En un edificio dotado de la más avanzada tecnología, frente a la bahía de San Francisco, ingenieros dan los toques finales a un escritorio fabricado sobre diseño que pronto engalanará la oficina de John Lasseter. Largo, ancho y cubierto de grueso cristal, contiene cientos de pequeños compartimientos diseñados para albergar la extensa colección de autos metálicos de juguete de su propietario.

El escritorio es sólo uno de muchos detalles ostentosos que los arquitectos de Lasseter han añadido al complejo. Cuando sea inaugurado, más adelante en el año, habrá duplicado el espacio de trabajo disponible para Pixar, el exitoso estudio fílmico del que Lasseter fue cofundador hace casi tres décadas.

Su diseño habla directamente del júbilo infantil con que Lasseter encara una vida dedicada a la diversión en serio. Sus películas, comenzando por Toy Story, en 1995, han revolucionado la industria fílmica, popularizado la animación por computadora, ganado premios a cubetadas y llevado a una generación de niños a conocer a Buzz Lightyear, Nemo y Lightning McQueen, el auto parlante de Cars y de la cinta número 12 del estudio, Cars 2, actualmente en cartelera.

Mantiene su famosa bonhomía

Su conquista de la industria se completó hace cinco años, cuando Pixar fue adquirida por Disney en 7 mil 400 millones de dólares. La operación dio inmensa riqueza a Lasseter y lo elevó al cargo de creativo en jefe de Walt Disney Animation Studios. Desde entonces es uno de los hombres más poderosos de Hollywood, pero uno no lo adivinaría al mirarlo: a sus 54 años mantiene su famosa bonhomía, y casi nunca aparece sin una camisa hawaiana. Nos reunimos dos veces: la primera, brevemente, en un día de prensa en el campus de Pixar, y la segunda varias semanas después en el rancho Skywalker, instalación de producción de George Lucas en el condado Marin, al norte de San Francisco, donde editó el sonido de Cars 2. Fue su primer trabajo de dirección desde 2006, cuando se dio la transacción con Disney. Así pues, le pregunté como fueron las cosas en el terreno de juego.

Es un placer, de veras. Dirigir fue mi primer amor. Me encanta ser creativo en jefe, porque trabajo con cineastas talentosos, pero cuando uno dirige una película trabaja con artistas reales. Y es interesante ver cuántos han llegado a Pixar. La mitad del equipo era nueva para mí, y eso me emociona porque soy un cineasta que cree en la colaboración. Me gusta poner las cosas en las manos de los demás y ver qué producen.

En el caso de Cars 2, lo que produjeron fue un divertimento de espías al estilo James Bond o Jason Bourne, que lleva como coestrella a Michael Caine como un agente secreto británico y se desarrolla en Tokio, París e Italia antes de llegar a un clímax espectacular en las calles de Londres. Su estilo es muy diferente al de Cars, relato más elaborado sobre la muerte del viejo Estados Unidos, de ciudades pequeñas. Pero Lasseter insiste en que lleva su profunda impronta personal.

Es un filme sobre cosas que me encantan: los autos, el viaje, Japón. Y eso refleja la forma en que siempre hacemos las cosas en Pixar. Somos un estudio dirigido por cineastas, así que hacemos las películas que nos gusta ver. Soy un niño grande; en este negocio he descubierto que no tengo que crecer, y desde el principio me ha gustado poner eso en las películas.

Con Lasseter, Pixar ha estrenado 11 cintas, cada una un asombroso éxito de crítica y público. Son títulos para niños que los adultos adoran; relatos rebosantes de sentimiento, con temas adultos. A menudo desafían el protocolo. Entre los filmes recientes está Wall-E, historia de amor acerca de un robot, que apenas contiene una línea de diálogo, y Up, cuyo protagonista es un anciano. Cada uno ganó un Óscar.

En el voluble mundo de Hollywood, los pasados 15 años de Lasseter en Pixar representan la trayectoria más larga desde que Walt Disney sacó punta a su lápiz por vez primera. El año pasado Toy Story 3 recabó más de mil millones de dólares en taquilla. Pero el éxito genera más presión que el fracaso: “En Pixar decimos en broma que el peso pasa de un director a otro –explicó Lasseter–. Ahora me toca a mí”.

Hasta ahora la recepción a Cars 2 ha sido mezclada. Sin demeritarla, los críticos estadunidenses la han encontrado sorprendentemente formulista, sin ninguno de los ganchos emocionales que definen a los clásicos de Pixar. Si bien es visualmente hermosa, sostienen, la premisa del argumento, referente a un combustible alternativo, no logra cautivar. Tal vez la compañía se cansó de producir una obra maestra tras otra y decidió llevársela suave por un tiempo, fue el comentario de AO Scott, del New York Times.

A la taquilla no le ha importado. En su semana de estreno en Estados Unidos, la película recaudó 66 millones de dólares y se puso en camino de ganar unos 600 millones a escala mundial (nada mal si se toma en cuenta que las cintas de Pixar cuestan 200 millones). Y los 300 artículos de mercadería de Cars vuelan de los estantes: analistas de Wall Street prevén que generarán unos 10 mil millones de dólares en ventas.

Sin embargo, las críticas hieren a Lasseter, no sólo por el orgullo que siente por su obra, sino porque la franquicia Cars ocupa un lugar cercano a su corazón. El se crió en Whittier, California, hijo de un concesionario Chevrolet, y tiene un afecto de toda la vida por el automovilismo. La primera cinta de Cars fue inspirada por un viaje por carretera que hizo con su esposa, Nancy, y sus hijos (tienen cinco) en la década de 1990.

Tal vez el hecho de que muchos expertos sean ambivalentes hacia Mater, personaje central de Cars 2, también lo afecte en lo personal, pues fue modelado hasta cierto punto en el propio Lasseter, quien hizo sus pininos en la industria con Disney, en la que comenzó a trabajar a finales de la década de 1970, luego de estudiar en el Instituto de las Artes de California.

“Cuando era un joven animador en Los Ángeles, la animación no estaba ni de lejos donde se encuentra ahora, en lo referente a respeto en la industria. De hecho estaba en el último peldaño. Si uno conocía a una chica bonita y le decía ‘soy animador asistente en Disney’, ella contestaba: ‘Ah’. Esas son las emociones que evoqué con Mater, el testarudo camión de arrastre.”

Hace unos años se produjo la famosa ruptura de Lasseter con Disney. Estaba frustrado porque el estudio no compartía su entusiasmo por la animación por computadora, que entonces estaba en pañales. En 1984 se unió a la compañía que llegaría a ser Pixar, que era una rama tecnológica del imperio de George Lucas, dedicada a construir computadoras y crear software de animación. Su trabajo era producir cortos fílmicos que mostrasen el potencial de esta nueva tecnología. Lo hizo tan bien, que decidieron hacer una película. El resultado fue Toy Story, que se volvió el mayor éxito de 1995, recaudó 350 millones de dólares en taquilla, ganó un Óscar y lanzó un imperio de la creatividad.

Brave, la cinta número 13

Las críticas mediocres de Cars 2 significan que ahora mucho depende de la cinta número 13 de Pixar, Brave. Programada para estrenarse el año próximo y situada en Escocia, será la primera de Pixar con protagonista femenina. Es significativo, porque ninguno de los filmes previos del estudio ha tenido una directora, y la mayoría (como Cars) se inclinan hacia el público masculino. ¿Será que Pixar es una especie de club sólo para varones?

“No lo somos –responde–. Cada una de nuestras cintas tiene un fuerte personaje femenino. Concedo que los personajes principales no están necesariamente orientados a la mujer, pero yo diría que tampoco están hechos sólo para hombres. Y creo que al público femenino le encantan nuestras películas, igual que al masculino.”

Fue la primera y única vez en nuestras conversaciones en que vi desconcertado a John Lasseter. De hecho, en el lenguaje de Cars, fue un poco como si le hubiera abierto el cofre.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya