Opinión
Ver día anteriorJueves 14 de julio de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Jazz

Larry Russell

E

n 1973, Larry Russell se deja convencer por la fotógrafa Nadine Markova de que la ciudad de México es una buena opción para vivir. Ella toma sus cámaras, él sus saxofones; vuelan de Nueva York al Distrito Federal y se instalan por la colonia Anzures para seguir cada cual con sus quehaceres. Nadine se convierte en una de las más importantes artistas visuales del país, mientras Larry forma la Mexican Jazz Revolution, legendaria banda en la historia de nuestro jazz.

Hace unas semanas, en junio de 2011, el cuarteto de Larry Russell terminaba la grabación de Live at Palmas Casino, el octavo disco que graba en tierras mexicanas, después de 11 años de silencio fonográfico. Se trata de tomas directas en el foro donde el grupo se ha presentado, jueves a jueves, desde hace tres años.

Se trata de 10 tracks clásicos, 10 standards hipervisitados, como Take the A Train, All of me, The lady is a tramp y rolas por el estilo, que bien podrían naufragar en los pantanos del lugar común, a no ser por el aliento de vida que invariablemente imprime el maestro en cada una de sus notas; además de que el soporte es de primera: Carlos Gallegos (el mejor pianista mexicano de jazz, en palabras de Larry) se encarga de los teclados, Jesús Sánchez Puebla está en el bajo y Jesús Agüero en la batería.

Para contextualizar un poco, habría que platicarle a las nuevas generaciones que Larry Russell venía ya con un nutrido y lujoso bagaje cuando, a los 42 de edad, decide radicar en nuestro país. Estudió clarinete en el Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra, logrando hacer dos temporadas con la famosa Boston Pops Orchestra; poco después se integró a la Sinfónica de Dallas como clarinetista principal. No obstante, el destino le sería revelado a través de la radio, cuando escuchó a Sidney Bechet tocando Easy rider desde su sax soprano. Poco tiempo después tendría la rarísima oportunidad de palomear al lado del propio Bechet y de otros pioneros del jazz, como Vic Dickenson, Tommy Benford y Tony Spargo.

En el mismo tenor, y todavía como estudiante, aprovecha un periodo de vacaciones para irse de gira con el sexteto del célebre trombonista Jack Teagarden. Las rutas estaban trazadas. Después de graduarse, Larry se muda a la así llamada capital del jazz: Nueva York, trabajando ahí como arreglista de las orquestas de Stan Kenton, Louis Prima y Buddy Rich. Llegó a acompañar a cantantes como Billie Holiday, Ella Fitzgerald y Carmen McRae. Nomás.

Pero entonces vino la aventura mexicana, para lo cual fue determinante –además del argumento de su esposa– el nivel instrumental de los músicos locales. Recién llegado se dedicó a musicalizar películas, aunque no tardó en sumergirse en las regiones sincopadas del país. A partir de entonces ha contado con la colaboración de gente como: Enrique Orozco, Freddy Manzo, Enrique Nery y Carlos Gallegos (pianos), Cristóbal López (guitarra), Chilo Morán, Adolfo Sahagún y Ramón Flores (trompetas), Vicente Díaz (trombón), Víctor Ruiz Pazos, Roberto Aymes y Jesús Sánchez Puebla (contrabajos), Jesús Agüero, José Sánchez El Tigre, Gonzalo González Chalillo y Salvador Agüero (baterías). Estos tres últimos bateristas van a ser homenajeados el próximo 9 de agosto en el Palacio de Bellas Artes.

Hasta ahora, los alientos de Larry Russell en México –con evidente inclinación al sax tenor y el clarinete– han quedado registrados en ochos discos: Seduction, Larry Russell and The Mexican Jazz Revolution, Larry Russell and The Mexican Jazz Revolution Live, Nostalgia, Nostalgia II, Jazz for Christmas, Nostalgia 3 y Live at Palmas Casino.

Controversia y apapacho

Después de publicar las opiniones de Fernando Toussaint sobre los homenajes a su hermano Eugenio, esta columna recibió mentadas, extrañamientos y hasta una palmadita. Tal y como lo hicimos con Fernando, damos voz a dos inconformes y agarramos la palmadita para caer en blandito.

“Eugenio no necesitó nunca de reflectores, y si la gente que organizó los homenajes en el Lunario (exitosísimos por cierto) no tiene nada que ver con él… entonces su hijo Jan tampoco…? Qué absurdas declaraciones. Con todo respeto”. Beatriz Ayala.

Con muchísima tristeza leo tu artículo refiriéndose a los homenajes a Eugenio. Qué tristes palabras de Fernando refiriéndose a Jan su hijo y a la organización de los conciertos. El fin de esto, por si no lo sabes y antes de que hablen en los periódicos, es un homenaje a Eugenio que puedes preguntarle a toda esa gente que según Fernando no les importaba, la admiración como músico que sentían por él. Para todos era un honor. Tengo entendido que nadie está cobrando y lo que saquen es una inmensa ayuda para Jan y su familia. Qué fácil puede ser la vida si se ven las cosas con claridad y veo con tristeza cómo la prensa las enreda más. Luis Gil.

Sólo para expresarte que el artículo de hoy me gustó mucho. La parte del final está verdaderamente sublime. Como buen lector tuyo había extrañado tu opinión. Saludos desde Chiapas. Arturo Piña.

Salud