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No dije que la UACM es un fraude, sino que defrauda

Al igual que su hija, se dice víctima de una cargada mediática

En una entrecortada entrevista, la funcionaria universitaria rechaza críticas y acusaciones de la comunidad de la institución, y reitera que no está dispuesta a dejar al cargo

 
Periódico La Jornada
Viernes 15 de abril de 2011, p. 40

La rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), Esther Orozco, rechaza todo aquello por lo cual es hoy cuestionada por algunos sectores de su comunidad. Y tampoco está dispuesta a renunciar al cargo.

Asegura no haber dicho que la institución es un fraude, sino que está defraudando a los estudiantes al no cumplirles sus expectativas. Dice no tener planeado crear 11 nuevas carreras vinculadas o patrocinadas por empresas privadas ni que paga un sueldo a sus alumnos de posgrado, porque incluso no da clases.

Niega tener retenidas las cuotas sindicales. Simplemente, no tengo a quién entregárselas, pues no se ha otorgado la toma de nota a la comisión de finanzas de la representación sindical, y ese dinero está depositado en una cuenta.

No acepta haber dado un uso discrecional al presupuesto adicional entregado por el Gobierno del Distrito Federal el año pasado, por 200 millones de pesos –dice ella–, porque se destinó a proyectos etiquetados y presentados a Marcelo Ebrard, si bien no discutidos previamente con los órganos universitarios correspondientes, porque si se está cayendo la Casa Talavera, pues es de sentido común invertir ahí.

Su hija, Alejandra Sánchez, cineasta, tampoco admite haber recibido recursos preferentes para producir el programa de televisión Gregoria la cucaracha, del cual es directora. Quienes participaron en la producción, indica, prácticamente no cobraron y ella no puede dar cifras sobre el convenio con el Instituto de Ciencia y Tecnología (ICT) del Distrito Federal, porque yo no manejé números.

Ambas se dicen víctimas de una cargada mediática. Cuando la rectora pidió conocer qué me van a preguntar y empezó la enumeración de temas, en los que se incluía el programa de televisión, Alejandra –presente en la entrevista– interrumpió como lo había hecho ya varias veces:

–...el programa de Gregoria la cucaracha.

–Yo sé hacer mi oficio; tal vez tú sepas hacer el tuyo. Dáme chance...

La rectora Orozco terció por su hija: Sí lo sabe, la han premiado.

Se le insistió a la doctora en que sólo se trataba de cumplir su petición de presentarle las preguntas y también si realmente quería conceder la entrevista. Fue ella entonces quien increpó:

–Si quieren ustedes, tampoco es a fuerza. Me parece que estás muy agresiva. No hay problema, no la hacemos. Ya después de cinco páginas en La Jornada que me regalaron, suficiente ya con cualquier cosa... todos mis asesores me aconsejaron que no les diera la entrevista, pero para mí La Jornada es un periódico entrañable, el que hemos leído toda la vida. Y dije, bueno, vamos a dejar las cosas atrás.

–Pero señora, usted pidió que hiciéramos...

–¡Yo soy la doctora Orozco! O me puedes decir Esther, como quieras.

En sus respuestas dice haber hecho público sólo un fragmento del diagnóstico sobre la UACM porque es su obligación y no para estigmatizar. Expuse el ritmo lento por medio del cual avanzan los estudiantes. Lo que calculé, y lo calculó también un equipo de expertos de alto nivel, es cómo era el desempeño de la universidad respecto del ritmo al cual debieran hacerlo en función de cómo están establecidos los semestres.

–¿Quiénes son estos expertos?

–Un equipo que formó la rectoría con gente que sabe de estadística. No voy a decir porque me expongo a que vengan a... no tiene sentido (dar) los nombres. Son doctores, maestros, gente que ha hecho evaluaciones. Un grupo que publicará un documento, lo firmará, desde luego. Pero en este momento y dadas las condiciones álgidas, no tiene sentido. Es un artículo científico.

Orozco no acepta las acusaciones sobre una previsible estigmatización laboral a los estudiantes de la UACM luego de difundir la eficiencia terminal en la institución. Decir eso es hacer una interpretación absolutamente incorrecta del trabajo. Es para darnos cuenta de dónde estamos, solidificar el trabajo académico y que puedan ser contratados con más facilidad, indica.

Su idea es preparar mejor a los alumnos de la UACM por medio de cursos de remediación y apoyarlos con becas, computadoras, asesores para realizar sus tesis de licenciatura. Un diagnóstico no es para denostar a nadie, señala.

–¿Y qué responde a quienes dicen que quiere crear 11 nuevas carreras y para ello ha hablado con empresas como Danone y Nestlé, entre otras?

–No, no. ¿Te contaron de otro proyecto que tengo para formar astronautas y mandarlos a Marte? No sé cómo pueden ustedes aceptar ese tipo de cosas. Es como si me preguntaras: ¿doctora, es cierto que va a subir a los estudiantes en un Sputnik y los va a mandar a la Luna?

Respecto de su antecesor, Manuel Pérez Rocha, de quien subraya su condición de ingeniero –y no doctor–, dice no haber discutido nunca con él el modelo educativo de la UACM, aunque ella le encuentra estrategias que no han llevado al cumplimiento de los objetivos de la institución de formar profesionistas críticos y con sentido humanista.

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La doctora Esther Orozco, rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, durante la charla con este diarioFoto Yazmín Ortega Cortés

No he tenido la oportunidad de leer lo que el ingeniero Pérez Rocha ha publicado. Voy a hacerlo con cuidado, voy a buscarlo y te podré decir si difiero de él. En este momento no tengo opinión.

Defiende su trayectoria como maestra y científica. Habla de su experiencia docente, de sus publicaciones y premios y define a la UACM como un proyecto defendible, que vale la pena.

E insiste: “mi punto y mi crítica es: falta cumplir con los objetivos y ayudar a los estudiantes a que lleguen a la meta que se fijaron cuando entraron aquí. Esa llegada tiene tiempos y cada quien tendrá el suyo. Hicimos una gráfica para ver una prospectiva de cuánto tardaría cada uno de los alumnos, de acuerdo con los créditos que llevan, y bueno, unos terminarán en cinco años, otros irán a terminar en ocho, otros en 10 –hay algunos que ya los cumplieron–, otros en 20, y pues ahí nos vamos”.

Frente a ello, dice tener un proyecto de desarrollo institucional, el cual presentará el próximo mes. Soy una mujer que me gusta proponer cosas, que me gusta trabajar. Soy una mujer que vivo de pensar y trabajar.

Quienes han firmado cartas solicitando su salida de la UACM son, asegura, parte de una asamblea de 100 personas, mientras en la universidad hay 12 mil estudiantes. Y de los más de 3 mil signantes de una carta con ese fin, apunta:

“Sí, pusieron una mesa y les dijeron (a los estudiantes) ¿sabes lo que hizo la doctora? No te van a dar trabajo. ¿Quieres firmar para que la rectora se vaya?

En este punto intervino de nuevo Alejandra Sánchez.

Bueno, tienes fotografías de estudiantes pagados, ¿no?

“Pero no quiero hablar de eso tampoco –cortó la doctora Orozco–. Uno tiene que hablar con las pruebas y decirle a La Jornada que haga eso mismo”.

Pasa entonces a enumerar uno a uno los proyectos a los cuales destinó los 200 millones de pesos que Ebrard ofreció en mi toma de posesión: para laboratorios, campos deportivos, bibliotecas, programas contra la violencia, contra las mujeres y contra todo ese tipo de cosas.

–¿Estos proyectos los aprueba alguna entidad de la UACM?

–El gobierno los dio para eso, es dinero etiquetado.

Indica que para acceder a dicho financiamiento, una comisión de la UACM, con integrantes del Consejo Universitario, se reunió con el jefe de Gobierno y con los secretarios de Obras y de Finanzas y hablaron sobre las necesidades de la universidad.

–¿Eran proyectos que usted llevaba producto de un consenso?

–La necesidad de arreglar (la Casa) Talavera no necesitó consenso. Se está cayendo. En lo que busco el consenso, pues se caen las piedras. O sea, son parte (los proyectos) como de sentido común. Si tengo el edificio de República de El Salvador, pues debo saber con cuánto cuento para reconstruirlo.

Ha habido actos de corrupción muy grandes, comienza a decir y Alejandra corta de nuevo: yo creo que toca hablar de esto en otro momento. Pasito a pasito vamos llegando al caminito.

La rectora expone las razones sobre la desaparición de la Oficina de Enlace Comunitario: se creó durante la administración de Pérez Rocha, pero no existía en el organigrama. El área se redefinió con menos personal y otro titular porque el anterior ya no quiso ni le interesó seguir, y de 17 empleados hoy tiene sólo cuatro o cinco que trabajan en los planteles.

También rechaza haber perjudicado el programa de apoyo a reclusorios y pide a las reporteras documentarse más, pues, perdóneme que se los diga, pero tienen que ser más precisas, si no su periodismo no alcanza los niveles que necesita.

Y Alejandra Sánchez argumenta sobre Gregoria la cucaracha. Entré aquí hace seis años con el objetivo de hacer un programa para la televisión de promoción de la salud. Empecé a elaborarlo, a diseñar, etcétera, y me basé en un personaje de Nora Huerta que pertenece a las Reinas Chulas. Le propuse el programa a la coordinación académica y al rector de entonces. Ambos aceptan hacerlo y para poder financiar no la totalidad, digamos parte de ese programa, hace un convenio con el ICT. Entonces yo ya estaba trabajando, como lo sigo haciendo, y no cobré más que el sueldo que recibo aquí.

La propia doctora Orozco hace entonces las preguntas a su hija: O sea, no cobraste. ¿La universidad pagaba tu sueldo?

–Cobré lo que cobro aquí cada quincena –responde Alejandra.

Remata Orozco: Es un programa que hizo como investigadora de la universidad y no recibió un centavo extra. Ahí están los papeles, para que los hurguen hasta la última letra.