Opinión
Ver día anteriorJueves 14 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Burla y discriminación, estragos de un proyecto desafortunado

En la UACM, rencores irreconciliables

E

l conflicto que tiene a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México sumida en su más profunda crisis debe terminar.

Hoy se tendrá que realizar la reunión del Consejo Universitario que fue pospuesta por razones de seguridad, según advirtieron las autoridades de esa casa de estudios. Y es que esa comunidad está dividida como nunca, y los rencores destilan rivalidades irreconciliables.

El perjuicio causado a la UACM es de mayores proporciones, sale incluso del ámbito universitario y llega ya al campo de lo laboral, donde los egresados han empezado a sufrir actos de discriminación por los patrones e incluso de los propios compañeros de trabajo, que los consideran parte del fraude educativo con el que la rectora, María Esther Orozco, calificó el trabajo de esa universidad.

Habrá de pasar mucho tiempo para que el síndrome del fraude desaparezca de la mente de los empleadores y, desde luego, los jóvenes que tienen a la UACM como la puerta de escape a las adversidades que les presenta un mundo lleno de exclusiones, donde la mayoría se queda sin oportunidad de superarse.

El daño está hecho. La posibilidad rota. Quienes suponían que estudiar en la UACM les brindaría la oportunidad de ascenso en sus vidas ahora se hallarán con la duda razonable de que ese egresado, o ese que estudió, sin titularse, en esa casa de estudios, no sabe nada, es un fraude. Lo más probable es que sea rechazado o bien se le contrate bajo condiciones de explotación que de otra manera serían inaceptables.

Se ha tocado realmente a la universidad en un afán que pareciera, más que un intento por corregir deficiencias de las que adolece la casa de estudios, de una descalificación al proyecto inicial, con la intención de extraerla del contexto social al que debe su creación. Cambio o muerte parecieran decir sus autoridades, y si el asunto es destruir a la UACM, van por buen camino.

Entonces, hoy se debe buscar, de acuerdo con su propia corta historia, una solución que permita sobrevivir a la casa de estudios, realmente necesaria para miles de jóvenes que año con año requieren de una opción para romper con las tentaciones que día con día los acechan, y que nada tienen que ver con la ley.

Pero eso no parece importar para el proyecto de excelencia, de eficiencia terminal que se pretende imponer, y que ha dado como resultado el muy peligroso conflicto que desató, y eso no se debe olvidar, el ponzoñoso diagnóstico de la rectora Orozco, que por mandato del Consejo Universitario deberá probar sus dichos y sus técnicas de medición del trabajo dentro de la AUCM.

Y tan peligroso, tan desviado de sus orígenes es el proyecto de la rectora, que una serie de voces panistas se han pronunciado en su favor, o mejor dicho, en favor del proyecto que pretende imponer la señora Orozco, bien reconocida por sus méritos académicos, aunque no por sus formas de gobernar una comunidad tan sui géneris como la de esa casa de estudios, de la que muchos están orgullosos.

Hoy, si no es que ya la han desactivado, se tendrá que realizar la reunión del Consejo Universitario, y si es verdad que para la rectora lo más importante es la educación, tendrá que entender que su permanencia será la de un conflicto cotidiano que no beneficiará a la UACM, pero sí la puede destruir. ¿Ese es el plan?

De pasadita

Y ya que estamos en eso de saber cuáles son los caminos de azules y priístas, ahí les dejamos la idea de un par de ellos, o de sus bancadas, de matar la universalidad de la ayuda que brinda el gobierno a los adultos mayores. Seguramente lo que tienen en mente esos diputados es hacer de ese apoyo un instrumento más para hacerse de clientela política, pero qué bueno que, desde la tribuna de la Asamblea Legislativa, Rosa Icela Rodríguez supo defender la institucionalidad de ese programa, que ha sido marcado como el mejor de esta administración, junto con el del seguro de desempleo. ¡Qué bueno!