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Las alianzas al margen de los acuerdos internos, divisa de su gestión

El sábado, Ortega dejará un PRD al borde de la ruptura
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de marzo de 2011, p. 10

Jesús Ortega concluye el próximo sábado su gestión como presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Lo deja en peor situación de como lo recibió hace tres años: a punto del rompimiento.

Distingue su mandato haber negociado, al margen de los acuerdos internos, alianzas electorales con el Partido Acción Nacional (PAN), tras la debacle que sufrió el PRD en los comicios de 2009, cuando pasó de segunda a tercera fuerza nacional.

Sus opositores en el sol azteca, desde un inicio, lo acusaron de haber negociado con Felipe Calderón su llegada al partido. Al paso de los años le abonaron que fue para detener a Andrés Manuel López Obrador, el cual en rechazo a las alianzas con el PAN presentó su solicitud de licencia como militante a finales del mes pasado.

Antes de abandonar el cargo, Ortega Martínez deja muy avanzadas las negociaciones del PRD con el blanquiazul para otras alianzas: en el estado de México, en Nayarit y en Coahuila, más la elección de ayuntamientos en Hidalgo, a sabiendas de que estos acuerdos impedirán que se sumen los partidos del Trabajo (PT) y Convergencia, sus aliados en Diálogo para la Reconstrucción de México (Dia).

Desde hace días, el propio Ortega propuso a este diario una entrevista, la cual hasta el momento no se ha dado a pesar de que ya se envió un recordatorio.

Ayer, Dolores Padierna, dirigente de la corriente perredista Izquierda Democrática Nacional (IDN), resaltó que Ortega fue impuesto por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en 2008. Una vez que se consumó la imposición se agudizaron las contradicciones internas; el partido se polarizó. Un sector del PRD optó por dialogar con Calderón y mantener una relación con ese gobierno, que a la postre impuso una dirección en el partido acorde con sus intereses, y buscó en todo momento eliminar políticamente al movimiento aglutinado en torno al liderazgo de López Obrador dentro y fuera del sol azteca.

Lo acusa, al igual que otras corrientes –como Izquierda Social, Democracia Social, Cívicos, Grupo de Acción Política, Unidad Nacional de las Izquierdas, Movimiento de Liberación Nacional-Redir– de negociar con Calderón y Acción Nacional las alianzas, al margen de los documentos básicos del PRD.

La política de alianzas descrita en nuestros documentos básicos sólo las admiten con los sectores y organizaciones democráticas y progresistas, que coinciden en la necesidad de transformar las condiciones actuales del país, y que tienen coincidencias con nuestro proyecto alternativo de nación. Por tanto, no admite las alianzas ni con el PRI ni con el PAN.

Además, en el congreso nacional se aprobó que bajo ninguna circunstancia el PRD reconocerá a Felipe Calderón como presidente de México, y que con él no habrá diálogo ni negociación alguna, luego del fraude electoral de 2006.

Se avizora que una gran fractura puede darse si la próxima dirigencia mantiene la línea de la actual, y con el resultado de la consulta en el estado de México, para convalidar la alianza con el blanquiazul e ir PRD y PAN juntos para 2012.

Con Ortega, el partido perdió 56 diputaciones federales y la zona oriente del estado de México: Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chalco, Valle de Chalco, Ixtapaluca y Texcoco, en las elecciones intermedias de julio de 2009. Asimismo, sufrió grandes reveses en el Distrito Federal. La delegación Iztapalapa, el caso más significativo. Las derrotas más conspicuas fueron las gubernaturas de Zacatecas, en 2010, y Baja California Sur, en febrero pasado.

Ortega optó por aliarse con el PAN en Oaxaca, Sinaloa, Puebla y Guerrero, para crecer territorialmente. El dirigente no logró durante su gestión recuperar la unidad con los grandes liderazgos. Su alejamiento de Cuauhtémoc Cárdenas y sobre todo de López Obrador fue evidente. No así de Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, quien apoya las alianzas.