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El proceso de renovación, hacia una educación más flexible

La escuela de iniciación del centro Ollin Yoliztli cumple 30 años y se moderniza
 
Periódico La Jornada
Lunes 14 de marzo de 2011, p. 9

Para todos, todo. Ésa es la premisa que rige a la Escuela de Iniciación a la Música y la Danza del Centro Cultural Ollin Yoliztli, que el pasado 3 de marzo cumplió su trigésimo aniversario inmersa en un proceso de restructuración académica y administrativa.

De acuerdo con el director del centro, el guitarrista Federico Bañuelos, el propósito de esa reforma es ofrecer una preparación más flexible e integral, con base en que es una escuela de iniciación a las artes y que su plantilla estudiantil está formada por niños cuyas edades fluctúan entre seis y 15 años.

Uno de los principales errores que se detectó en un diagnóstico elaborado por un grupo de especialistas, explica el también docente, es que el anterior era un modelo más cerrado, tomado de un molde de educación para adultos que se aplicaba a niños.

En entrevista, asegura que los primeros años de la infancia, de los seis a los 12, son decisivos para formar a las personas en términos artísticos, como ocurre con otras áreas del conocimiento; destaca que justo allí es donde busca incidir la restructuración, al permitir que los estudiantes reciban conocimiento de todas las formas de música y danza.

Todo para todos, es decir, que se adentren en el aprendizaje de la música culta, pero también en la tradicional, lo mismo en la danza, además del ballet, aclara.

Los propósitos deben ser muy claros: qué es lo que queremos formar, qué herramientas y habilidades buscamos formar en los pequeños. Queremos niños con muy buen oído, muy buen ritmo, conocimiento de su cuerpo, que amen la música y la danza, que amen el arte, que se diviertan, y que todo esto les ayude a crecer sanamente, apunta.

Quizá el hecho de que hayamos querido intelectualizar a los niños prematuramente no fue tan conveniente. Ahora nos damos cuenta de que vamos a darles más oportunidad, hasta llegar a esa edad (la adolescencia), en la cual ya tienen capacidades para adentrarse de manera más formal a la música o la danza.

En la etapa de los 12 a los 15 años, abunda, la escuela de iniciación se dedicará a preparar a los estudiantes para su ingreso al nivel ciclo medio superior, que sería el propedéutico para incorporarse a los estudios superiores o de licenciatura.

A decir de Federico Bañuelos, sí existe el propósito deliberado de crear niños artistas, aunque rechaza que esto signifique que en el futuro su profesión deba estar de manera forzosa relacionada con el arte.

En el último de los casos serán buenos receptores del arte, buenos aficionados al arte, a la música, la danza, ésa es la idea y, por supuesto, no cortarles esa posibilidad, en un momento dado, de dedicarse de forma profesional al arte, precisa.

Este es uno de los grandes problemas del sistema educativo nacional: la carencia del arte en la educación. En rigor, este tipo de enseñanza debería estar en todas las escuelas de educación básica. Los países que tienen éxito en términos educativos en el mundo, los cuales están muy alejados del nuestro, es porque incluyen en sus planes de estudio la educación artística.

Según el músico y docente, este tipo de conocimiento es elemental en la formación de toda persona y debería ser un derecho en México, como aprender a leer y a escribir.

Crear un gusto por el arte y alimentar la sensibilidad es algo que necesitamos como seres humanos. Hoy más que nunca necesitamos esa sensibilidad, porque muchos de los problemas que aquejan al mundo se deben a su ausencia.

Otro de los pilares fundamentales de la reforma en la Escuela de Iniciación a la Música y la Danza –fundada el 3 de marzo de 1981– es integrarla al resto de las instancias educativas que dependen del centro Ollin Yoliztli, la de Música Vida y Movimiento, de Danza Clásica y Contemporánea y de Música de Rock a la Palabra.

Lo anterior, explica, porque de forma histórica todas esas escuelas se habían mantenido desarticuladas entre sí, en términos educativos, y lo que se pretende ahora es que un alumno entre desde nivel de iniciación y concluya aquí sus estudios profesionales.

Los 30 años de la Escuela de Iniciación a la Música y la Danza –cuyo alumnado alcanza 700 estudiantes, mientras la plantilla docente está integrada por 100 maestros– serán conmemorados con un gran fandango, el próximo 8 de abril, además de formar parte del libro histórico con el que el Centro Cultural Ollin Yoliztli conmemora su trigésimo aniversario, cumplido en 2008.