Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 6 de marzo de 2011 Num: 835

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Tres poemas
Lefteris Poulios

Educación y lectura en México: una década perdida
Juan Domingo Argüelles

El humor no es cosa de risa
Enrique Héctor González

El humor: vivir la gracia
Ricardo Guzmán Wolffer

El observatorio de Tonantzintla
Norma Ávila Jiménez

Leer

Columnas:
La Casa Sosegada
Javier Sicilia

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Alonso Arreola
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Radiohead. Adiós al rock

No explicaron por qué abandonaron la fórmula financiera de In Rainbows. Su nuevo disco, The King of Limbs (algo como “El rey de las extremidades” o “El rey de las ramas”), cuesta 9 dólares si se descarga en formato mp3 (comprimido), y 14 en wav (calidad de disco). Además habrá una edición de lujo con acetatos, CD y arte gráfico por 48 de los verdes. Una lástima. Un paso atrás. Pero bueno, los laberintos de la industria siguen siendo confusos. El cambio total se dará con el tiempo. ¿Qué sobre su contenido? Se trata de ocho piezas más o menos breves en las que el rock se diluye para dar paso a un pop ambiental, experimental, que por su esmerada y sofisticada producción, por sus muchos contrapuntos rítmicos y vocales, a veces recuerda a Björk. Los paisajes de fondo, fundamentales en su estado anímico y psicológico, nos hacen pensar en Sigur Rós. Provocadoras y surrealistas, las letras son retazos líricos, prosas poéticas de valor disímbolo. Parece la primera parte de algo. Seguro habrá más composiciones nuevas pronto. Aquí un recorrido.

“Bloom”. // Prometedora, la pieza inaugural revela tres elementos que dan tumbos tratando de florecer. Piano de arpegios rotos, programación de notas interrumpidas, dos baterías que se persiguen estorbándose, corriendo al encuentro de un bajo inspirado en el blues. Hay pulso, cierto, pero a costa de maleza. Su interludio instrumental es magnífico. Cuerdas y alientos revelan la complejidad de la arquitectura, una fuga de gran perspectiva.

“Morning Mr. Magpie” // Misma dirección. La base rítmica y las guitarras nerviosas en su ostinato, amansadas por la voz de Thom Yorke. Sin explotar nunca, comienza a revelarse el sentido de contención en King of Limbs. En plan ternario y con escala armónica, extraña que su melodía principal se parezca tanto a otra de Beck.

“Little by Little”// Tiene una de las armonías más apegadas al estilo Radiohead. A diferencia de las anteriores, su sección rítmica regala estabilidad. Con pocas dinámicas, reafirma el intento casi bucólico del disco. El ensamblaje de las guitarras es tan bello que se basta solo.

“Feral” // Puramente instrumental, es el remanso del disco. Una vez más, dos baterías se suman en un oleaje que se contrae o expande dando espacio a líneas de voz con vocoder que no extrañarían a Joe Zawinul. Capricho, adorno, papel tapiz en esta casa que se levanta con fragilidad, “Feral” nos prepara para la segunda mitad.

“Lotus Flower” // Con influencias electrónicas en teclados y programaciones, este primer sencillo cuenta con un video que ha puesto de cabeza a internet. En él vemos a Thom Yorke liberado, bailando tal como lo hace en vivo, jugando extrañamente con la mímica labial. También limitada en su humor, es la canción más canción del disco. Desafortunadamente el grupo sigue sin sentirse del todo.

“Codex” // Piano procesado y un latido de fondo. Eso, más algunos sampleos sencillos que asemejan trompetas metidas en una caja de zapatos, es todo lo que necesita para mostrar su grandeza. Sin duda una de las piezas más hermosas en la trayectoria de los de Oxford. Extraordinaria.

“Give Up the Ghost” // Introducida por los sonidos de un parque lleno de aves, relajada, se sustenta en acordes de guitarra acústica que se adelantan suave y repetitivamente a la voz. En segundo plano, los coros insisten armonizando su letanía:  “In your arms”. Un haiku inundado no por la tristeza, sino por la saudade.

“Separator” // ¿Tan pronto concluye el nuevo y esperado y deseado trabajo de Radiohead? Apenas levantando el pulso, este final funciona para los créditos al final de una película. Queda claro que los objetivos de la banda ya no tienen que ver con la rabia de los noventa, ni con la egocentrista introspección de los dosmiles, ni con la desquiciada licuadora del presente.

Alimentado en la meditación y la contemplación, el budismo de Thom Yorke parece haber impregnado la sala de ensayos, el estudio de grabación y hasta la personalidad de su notable guitarrista, Jonny Greenwood. ¿Malo, bueno? La vida de cualquier banda toma descansos entre un salto y otro. Mundo orgánico, el de Radiohead ofrece belleza en medio del estupor social y la violencia organizada, de la estupidez política y el abuso religioso. Lo mejor, por supuesto, es que no lo hace literalmente. Como la buena poesía, dice sin decir. Así, el quinteto sigue siendo perfecto en sus propias leyes. Ya veremos si una vez más su visión le alcanza para cambiar el rumbo de lo que somos. Alrededor acechan los triunfales Arcade Fire. Los críticos quieren nuevos reyes. La controversia aumenta y los seguidores se muestran decepcionados. A Radiohead, por supuesto y como debe ser, todo eso le importa poco.