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Revuelta en Magreb y medio oriente
Sólo yo tengo autoridad moral en Libia: Kadafi

La sublevación se acerca a la capital; atacan con armas pesadas una mezquita en Zawiya, cercana a Trípoli

El dictador libio culpa a Bin Laden de las protestas y dice que opositores consumen alucinógenos en el café

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Celebración de manifestantes en Shahat, localidad libia de la zona esteFoto Reuters

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Presuntos mercenarios detenidos por opositores a Kadafi en Albayda, LibiaFoto Ap/Xinhua

The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 25 de febrero de 2011, p. 2

Fuerzas leales a Muammar Kadafi lanzaron fieros contrataques, según reportes, mientras la sublevación en Libia se acercaba a la capital y el dictador escogía culpar de la rebelión a Osama Bin Laden y a adolescentes consumidores de alucinógenos.

Entre ominosas versiones sobre grupos de milicianos leales a Kadafi que se congregan en los alrededores de Trípoli, se informó que el alminar de una mezquita en Zawiya –50 kilómetros al oeste de la capital, donde los opositores se han proclamado vencedores– era atacado con armamento pesado. Se dijo también que soldados ocupaban las calles de Sabrata, 80 kilómetros al oeste de Trípoli. Un periódico libio reportó que en Zawiya 10 personas habían perecido y un testigo relató a la BBC que las fuerzas de Kadafi habían disparado ametralladoras contra los pobladores en una plaza principal de la ciudad.

Un médico de Sabrata declaró a The New York Times por teléfono que, luego de varios días de represión gubernamental, se oyeron disparos y soldados ocuparon la ciudad. Sabrata está cerrada al exterior; ningún negocio está abierto y tanto el cuartel local de la policía como las sedes de los comités revolucionarios del régimen están en ruinas. “No tenemos miedo –aseguró el médico–. Estamos vigilando.”

Las fuerzas leales al régimen de 42 años también atacaron a las milicias antigubernamentales que están en control de Misurata, 200 kilómetros al este de Trípoli y última puerta importante hacia la capital en el camino costero desde esa dirección, según la agencia Ap, la cual afirmó que varias personas murieron en combates cerca del aeropuerto de esa ciudad. Se aseguró que también la población de Zuwará, unos 120 kilómetros al oeste de Trípoli, está en manos de los opositores.

Como los periodistas están confinados sobre todo al este del país –entre advertencias del viceministro del exterior de que se les considerará colaboradores de Al Qaeda si viajan sin autorización–, la mayoría de las versiones son difíciles de confirmar. Los esfuerzos de contratacar a los disidentes que han consolidado el control del este de Libia, incluida la segunda ciudad del país, Bengasi, se produjeron en momentos en que Kadafi hizo su segunda transmisión al aire en otros tantos días, en esta ocasión mediante una desordenada entrevista telefónica con la televisión estatal. No se mostró su imagen.

Algunos libios creyeron percibir en su tono de voz que se ha dado cuenta de que sus amenazas del miércoles no han logrado contener la sublevación. Ofreció condolencias a los deudos de los muertos –hasta 2 mil, según el más importante funcionario francés en materia de derechos humanos– antes de llamar a la calma e insistir en que el responsable es el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, “un criminal… un enemigo que manipula a la gente”.

En una indicación de la fuerza del levantamiento en Zawiya, el cual en algún momento reconoció que se nos sale de las manos, dirigió muchos de sus comentarios a los ciudadanos: detengan a sus hijos, aléjenlos de Bin Laden, las píldoras los matarán. Sobre los jóvenes opositores en general, dijo: Tienen 17 años, les dan píldoras por la noche, les ponen alucinógenos en sus bebidas, en su café, su Nescafé.

En un pasaje aún más extraño, el líder libio aseguró que sólo él tiene autoridad moral sobre el país y añadió: Soy como la reina de Inglaterra. Tengo jurisdicciones.

Pero el coronel Kadafi también dio abundantes indicios de que convoca miles de mercenarios, muchos de África subsahariana, así como fuerzas irregulares para defender su reducto en Trípoli, que también parece permanecer en un estancamiento. Testigos señalaron que miles de esos efectivos se agolpan en los caminos que confluyen en la capital.

Uno sugirió que las escenas recordaban a Somalia, con bandas de esbirros en uniformes hechizos que portan ametralladoras y que, a diferencia de los policías, unidades militares y oficiales del ejército que han desertado para unirse a los opositores, parecían dispuestos a acatar la orden del dictador de defender al régimen hasta la última gota de sangre.

Se informó que docenas de puestos de revisión operados por las milicias adeptas al régimen tapizan el camino a Trípoli desde el oeste; los paramilitares que los operan no sólo exigen documentos de identidad, sino también muestras convincentes de lealtad a un líder que enfrenta una ola creciente de condenas internacionales. “Uno trata de convencerlos de que es leal –declaró un residente a un diario–. Si se dan cuenta de que no es así, está frito.”

En Bengasi, donde surgió la rebelión y donde los comités del pueblo comienzan a gobernar la ciudad, a un corresponsal de Reuters le mostraron unos 12 individuos retenidos en un tribunal, acusados de ser mercenarios. El general Abdel Fatah Younes Abidi, quien durante mucho tiempo fue ministro del Interior, declaró a CNN el miércoles que había renunciado luego que el pueblo de Bengasi fue masacrado con ametralladores. Y el ex ministro de Justicia Mustafá Mohamed Abud Jeleil, quien también ha desertado, advirtió que el coronel Kadafi jamás se irá por voluntad propia.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya