Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 17 de octubre de 2010 Num: 815

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El último cierre
FEBRONIO ZATARAIN

18avo día o El nuevo
orden de cosas

KATERINA ANGUELAKI-ROUK

Mitos y realidades
de la masonería

ADRIANA CORTÉS KOLOFFON entrevista con MA. RUGENIA VÁZQUEZ SEMADENI

Antonio Plaza, un poeta descastado
LEANDRO ARELLANO

Bertrand Russell, el caballero de la lógica
MARIO MAROTTI

Russell epistológrafo
RICARDO BADA

Alianzas para la gobernabilidad
HERNÁN GÓMEZ BRUERA

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

Dramafilia
MIGUEL ÁNGEL QUEMAIN

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Manuel Stephens

XIII Onésimo González

“La provincia es cruel, lo que se produce en provincia carece de valor. Ese es el propio juicio de la provincia. Y especialmente válido en el arte. Sin embargo nosotros [el grupo Integración] hemos recibido respuesta positiva del público, de los bailarines y maestros.” Esta declaración de Onésimo González (Monterrey 1935-Guadalajara 1998) hecha en una entrevista que concedió en 1976, rescatada por la periodista Angélica Íñiguez en su libro Bailar en Guadalajara (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, 2005) habla de que el proceso de descentralización de la danza contemporánea y la formación de públicos tuvo un lento proceso.

González es pionero de esta disciplina artística en Jalisco. Compañero de Rafael Zamarripa en el Ballet Folklórico de México, dirigido por Amalia Hernández, y por petición propia, es invitado por Zamarripa a emigrar a Guadalajara para trabajar con el Ballet de la Universidad de Guadalajara (U DE G). Él es el primero en inaugurar un taller de danza contemporánea en la entidad al cobijo de la U DE G, que eventualmente se transformaría en el grupo Integración.

La labor de González es de enorme importancia para la danza local y se extiende a varios otros estados de la República –él abre el Taller Libre de Danza Contemporánea de la Universidad Veracruzana en 1980, por ejemplo–, razón por la cual el Festival Internacional de Danza, que llega a su XIII edición, lleva su nombre.


Scrabble, Lux Boreal

La reflexión que citamos de González muestra que las circunstancias de las expresiones contemporáneas han cambiado y prueba de ello es la existencia del propio festival. Sin embargo, existe una debilidad en cuanto a la curaduría (lo cual no es privativo del Onésimo) y, por lo tanto, el perfil del encuentro no está por completo definido. En esta ocasión, el festival contó con la participación de quince agrupaciones, dos extranjeras, cinco de los estados y ocho locales.

Las compañías mostraron un desempeño irregular en relación con la propuesta coreográfica y la interpretación de los bailarines. Algunas de ellas fueron: Ceres, de Nuevo Laredo, Tamaulipas, estuvo a cargo de la inauguración en el Teatro Degollado, con una obra de Rolando Beattie, Sombra sol adentro. El coreógrafo explora aspectos de la feminidad y cuelga telones en los que se confunden los muchos vestidos que van usando las bailarinas, pero no hace mayor uso del recurso y la reflexión se queda a medio camino.

Entre los grupos tapatíos se contó con Corpodanza con El viaje cotidiano. La enajenación de los sentidos, de Hiram Abif, que pone de manifiesto el bombardeo mediático a que estamos sujetos, pero los elementos simbólicos que utiliza –periódicos, publicidad, etcétera– resultan anacrónicos cuando vivimos en la era de la hipertecnificación de la vida. Anzar, de la U DE G, presentó Caliche, de Pablo Serna, obra que coquetea con la danza butoh, pero en la que se observa la falta de entrenamiento del equipo en este género.

También de Jalisco, pero con sede en Puerto Vallarta, Spacio Cero, dirigida por Pedro García y Kenia Murillo fue la revelación del festival. Fracturas es una obra correcta con algunos tintes sentimentaloides, pero que funciona para quienes gustan de este tipo de tono.

De Houston, Texas, Ad Deum, dirigida por Randall Finn y Danielle Cossette, presentaron un programa de obras cortas que se caracterizó por el paternalismo que mostró Finn, quien en un despliegue de protagonismo salía a explicar las piezas, interrumpiendo la función por tiempos excesivos y tratando de guiar la interpretación de los buenos salvajes que estábamos en las butacas. Pero lo más grave es que, a excepción de la obra que cerró la función, lo que se veía en el escenario no tenía mayor relación con lo dicho por el coreógrafo.

Fue particularmente preocupante la inclusión de dos casos: la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco con su “programa contemporáneo”, el cual no respondía a esta estética y en el que los bailarines siguen ejecutando como si fueran princesas y príncipes; y el Centro de Enseñanza Técnica e Industrial Danza y Performance, que es un grupo escolar que a todas luces no tiene el nivel necesario.

Lux Boreal, de Tijuana, es un ejemplo de lo que es una compañía profesional y con experiencia. Scrabble, de Henry Torres, Ángel Arámbula y Magdalena Brezzo, hace evidente la madurez del espectáculo. Este debería ser el nivel de las agrupaciones que, a través de un serio trabajo de curaduría, hay que invitar a los festivales.