Portada
Presentación
Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA
Del Café Tortoni
al Café de Flore
ALEJANDRO MICHELENA
Otra hoja en blanco incompleta
JUAN BAJAMAR
Saint-Pol-Roux,
el mago de Bretaña
RODOLFO ALONSO
Saki y la carga de la infancia
GRAHAM GREENE
Saki Los entrometidos
La potencia de lo real
RICARDO VENEGAS
Leer
Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA
Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA
Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA
Cinexcusas
LUIS TOVAR
Corporal
MANUEL STEPHENS
Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO
Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA
El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ
Cabezalcubo
JORGE MOCH
Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
|
|
Felipe Garrido
Aguas quietas
Para Licha y Jesús
Y en otro tiempo, dicen, antaño, cuando llegaba el Padre y rebotaba bronco y se abría paso entre los sabinos que había hecho crecer, nadie podía verlas. Hasta que las aguas se aquietaban y corrían como si fueran mansas. Pero ahora, que la cortina detiene el fragor de las ondas y las alisa en una superficie de plata, dicen, de vez en cuando se ven tendidas sobre las lajas, a la distancia, y si los curiosos se acercan ellas se dejan caer al agua. Pero ninguno de los seis lo creía. Hasta que al dar vuelta en algún recodo la vimos, los hermosos pechos al sol y al viento, la cabellera ensortijada, la cola de pez espléndida, irisada, deslumbrante, cuando se clavó sin prisa y sin ruido, sin darnos tiempo a tomarle una foto. Luego, en la tarde, cuando regresamos, entre los muros de piedra, los seis callados, nadie lo mencionó. Y, sin embargo, los seis sabíamos que ahora también nos unía, más que nunca, aquella fugaz aparición. |