Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 30 de mayo de 2010 Num: 795

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

El más corazonado
JORGE VALDÉS DÍAZ-VÉLEZ

¿Qué sería de nosotros sin Miguel?
ÓSCAR DE PABLO

Las voces y el viento
LUIS GARCÍA MONTERO

Perito en lunas
LUIS MARÍA MARINA

Eterna sombra
MIGUEL HERNÁNDEZ

¿Quién lee a Miguel Hernández?
MARTÍN LÓPEZ-VEGA

Dos poemas

Miguel Hernández en sus tres heridas
FRANCISCO JAVIER DÍEZ DE REVENGA

Llegó con tres heridas...
MIGUEL HERNÁNDEZ

Miguel Hernández, Joan Manuel Serrat: Serrat Hernández
JOCHY HERRERA

Columnas:
La Casa Sosegada
JAVIER SICILIA

Las Rayas de la Cebra
VERÓNICA MURGUíA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

Corporal
MANUEL STEPHENS

Mentiras Transparentes
FELIPE GARRIDO

Al Vuelo
ROGELIO GUEDEA

El Mono de Alambre
NOÉ MORALES MUÑOZ

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
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Verónica Murguía

Nada por aquí, nada por allá

Sabemos que la Iglesia fue un obstáculo para la creatividad artística, el avance científico y la paz, nomás hay que pensar en las Cruzadas, la Noche de San Bartolomé o la Cristiada, aquí en México y no hace tanto, las relaciones equitativas entre los sexos y no digamos la libertad de culto. Por eso, según yo, la magia es vista en nuestros países como algo pueril en el mejor de los casos, y diabólico en el peor. Pero los ingleses no son así. Yo tengo la teoría de que como en Inglaterra no hubo Inquisición, un halo de magia envuelve su historia y su literatura: una neblina verde con destellos dorados anima sus libros para niños e ilumina muchas páginas de sus libros para adultos.

El novelista inglés E. M. Forster describe, en su libro de ensayos Aspectos de la novela, el arte narrativo como una especie de río que recorre el fondo de un valle. De un lado de este valle se levanta una cordillera: el Arte. Del otro lado, otra cordillera, la Historia. Bueno, pues me gusta pensar que durante los pavorosos años de la segunda guerra mundial, del lado del Arte el mago Gandalf el Gris surgía de la pluma de J. R. R. Tolkien y libraba su guerra contra Sauron. Del lado de la Historia, el mago Jasper Maskelyne libraba la suya en el norte de África contra Hitler. Y esto sólo pudo ocurrir en Inglaterra.

Jasper Maskelyne nació en 1920, hijo de John Nevil Maskelyne, un mago victoriano que escribió un libro fundamental para entender los trucos de cartas, especie de manual para desenmascarar tahúres, titulado Sharps and Flats (Filosos y planos), reeditado en Las Vegas. Nevil también creó el truco de la levitación horizontal. Muchos creen que la levitación horizontal fue obra del mago estadunidense Harry Houdini, pero la verdad es que Houdini sobornó al técnico de Maskelyne, Paul Valadon, para que éste le revelara los secretos de su patrón.

Nevil Maskelyne, a pesar de ser un mago extraordinario, no quería engañar a nadie. Se presentaba a sí mismo como un ilusionista, y como Houdini, dedicó una gran parte de su vida a descubrir fraudes y desenmascarar impostores. Su primer trabajo importante, y que decidió su destino como ilusionista, fue mostrar las falsedades en las que incurrían los hermanos Davenport, unos espiritistas que ganaban fortunas engañando. Este es el padre de Jasper, quien escondió de los pilotos alemanes, ni más ni menos, ¡la ciudad de Alejandría!

Imagínese el lector: los generales ingleses se muerden las uñas ante la superioridad aérea de los alemanes en el norte de África. Jasper Maskelyne se acaba de enlistar en el Real Cuerpo de Ingenieros y supone que sus destrezas pueden ser de mucha utilidad. Los generales dudan ante la oferta del mago y éste los convence con la ilusión perfecta creada con espejos y maquetas de un acorazado alemán en el río Támesis. Los deja con los ojos cuadrados: lo mandan a Egipto. Allí tiene una disputa con una secta sufí que lo desafía: Maskelyne los vence.

Los ingleses se enteran de que los alemanes se disponen a bombardear Alejandría: el pánico se apodera del ejército pues no hay suficiente armamento antiaéreo para defender el puerto. Maskelyne, con ayuda de su Banda Mágica, conformada por carpinteros, escenógrafos, modelistas y químicos, crea una Alejandría de mentiras, mientras la verdadera permanece sin luz eléctrica. Los alemanes bombardean la escenografía. Maskleyne hace estallar cohetes especialmente diseñados para simular que las bombas han alcanzado edificios, calles y puentes, y Alejandría se salva. Luego la Banda Mágica oculta el Canal de Suez de los pilotos, deslumbrándolos con los reflectores del Canal y centenares de espejos que crean un “escudo lumínico” que deja a los aviadores como conejos lampareados. En El Alamein, una victoria inglesa que decidiría el destino de esa parte de la guerra, la Banda Mágica engaña a las tropas del general Erwin Rommel haciéndoles creer, con los mismos recursos, que el ejército inglés es más numeroso, está mejor pertrechado y se encuentra en otra parte, al sur, para precisar. Los alemanes se van para el sur y… nada.

Ese fue el gran y último triunfo de Jasper Maskelyne. Después de la guerra se retiró a Kenia y murió en relativa oscuridad en 1973.

En estos días que corren me gustaría tenerlo entre nosotros y pedirle que nos ocultara de los políticos, el crimen organizado y el desorganizado. Porque parece que nos echaron la sal.