jornada


letraese

Número 164
Jueves 4 de marzo
de 2010



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate



editorial

Joaquín Hurtado

Operación cuarto oscuro

El Chaparro y las locas ni cuenta se dieron de lo que sucedía en el barrio. Una columna de vehículos pesados, tanquetas y sesenta hombres se fueron colocando sigilosamente allá afuera, a lo largo de la calle. La circulación de los civiles fue cortada en todo el sector. Las armas de alto poder apuntaban hacia la casa verde, su casa. Se escucharon fuertes golpes en el portón. El Chaparro preguntó el quién vive. Por respuesta se escucharon más tronidos de metal.Despreocupadas, las locas pensaron que el escándalo era causado por los empleados de recolección de basura, los cabrones no se llevan nada si no hay propina. Molesta, una de las locas abrió la escotilla: ¡En la madre, el ejército!

Un oficial de mayor rango se plantó en la salita de recepción y preguntó por el encargado. El Chaparro, valiente, dijo yo soy. El hermoso oficial sacó un portafolio y mostró un documento de letras chiquitas: “firme aquí”. Apenas terminó de firmar el Chaparro y la casa verde se llenó de soldados. Las tres locas fueron llevadas a lugares apartados para ser interrogadas. Las pantallas de todos los monitores del establecimiento mostraban a hombres erotizando a otros hombres. Penetraciones, mamadas, besos, gemidos y aullidos llenaban aquel momento solemne. Los soldaditos apostados en cada habitación hacían como que no veían ni oían nada pero uno de ellos no resistió y exclamó: ¡Qué chido se la están metiendo a ese güey!

-¿Armas, drogas, vínculos con el crimen organizado, qué hay en esos cuartos sin luz? Ábranlos. Vacíen los botes de detergente, destripen las cajas de guantes de látex, desparramen los condones, decomisen los kits con jeringas y ajuares para los talleres de reducción de daños, vean bien dentro de cada libro, cada revista, cada folleto, saquen a los clientes. Quiten la tapa de las computadoras, arranquen su disco duro, decomisen los videos pornográficos. Cuatro horas duró el milimétrico operativo militar en la casa verde y no se encontró más que un inocuo equipo de gays que cuidan y procuran de otros gays. El convoy, la prensa y la patria –qué lástima– se fueron con las manos vacías de la sede de la única organización regiomontana que brinda prevención y apoyo a la comunidad nocturna de hombres que gustan de ser cogidos por otros hombres, incluidos, por supuesto, los militares de cualquier rango.


S U B I R