Por 90 votos a favor y ninguno en contra, el Senado aprobó ayer las reformas a la Ley General de Protección Civil, por las cuales se crea la Comisión Nacional de Protección Civil con autonomía técnica y de gestión y se fusiona con el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

El objetivo de la comisión es normar las aportaciones que, por conducto de instituciones financieras, realiza la población civil a damnificados.

El senador priísta Francisco Herrera León destacó en tribuna que con la aprobación de esta ley queremos que haya un ejercicio más transparente, oportuno y responsable de los recursos que destina la población a los damnificados. Confiamos en que en este marco de coordinación se mejoren las coordinaciones interinstitucionales, que mucho necesita la población civil afectada.

Abundó en que la creación de la Comisión Nacional de Protección Civil, como órgano desconcentrado de la actual coordinación general de esa materia, será un gran paso para facilitar y eficientar las tareas de atención a la población afectada en desastres naturales.

En relación con el papel que deben jugar los particulares en las tareas de protección civil, el senador de Convergencia Francisco Alcibiades García subrayó que, lejos de pretender limitar la iniciativa y el alto grado de solidaridad que de manera espontánea surge entre la población ante una emergencia, se busca darle orden, en primer lugar, al rubro de prevención.

En segundo lugar, señaló, la incorporación del tema del campo es un asunto de la mayor importancia, pues las contingencias que afectan a la población rural producen, directa e indirectamente, un impacto negativo en toda la sociedad.

Asimismo, dijo que es relevante el capítulo que se propone para establecer bases con el fin de que las aportaciones de particulares, organizaciones nacionales o apoyos internacionales cuenten con regulación y supervisión, de modo que brinden certeza de que serán destinadas y utilizadas correctamente.

Por el PRD, el senador Pablo Gómez dijo: aquí se hacen las leyes para organizar a los entes públicos, formados por burócratas. Se trata, dijo, de que cada quien sepa cuál es su función y que éstos sepan qué tienen que hacer.

Insistió: “todo lo hacemos así, la gente no está presente… (…) En la desgracia terrible del sismo de 1985 tuvimos la suerte de contar con una población extraordinaria, con una capacidad de auto organización y un sentido de solidaridad que impresionó al mundo. En Chile hay incendios provocados, saqueos; nosotros no tuvimos eso. ¿Saben por qué? porque no estaba presente el gobierno; si hubiera estado ahí la burocracia, todo se habría echado a perder. La gente se organizó para saber lo que tenía que hacer”.