Opinión
Ver día anteriorJueves 18 de febrero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Universidad de Morelos, precedente peligroso
E

n el estado de Morelos se especula en los medios académicos si acaso se están afirmando las bases para un nuevo tipo de universidad pública, diferenciada de la privada. Se dice que la idea es que en la primera, generalizable en el futuro a todo el país, se formaría un tipo de profesional distinto al de la universidad privada y que los cuadros profesionales que requerirán los gobiernos y las empresas serían más bien los formados en los centros de educación superior privados que en los públicos.

El Comité de la Asamblea de Estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) se ha expresado en contra del Estatuto Universitario aprobado el 30 de junio de 2009 y vigente desde el primero de enero de 2010 (véase La Jornada Morelos, 13/2/10). Este estatuto transforma la estructura de la universidad pública morelense: elimina las facultades y las escuelas y las convierte en centros adscritos a los institutos de investigación en sus tres campus (y no campi, como equivocadamente dice el texto). Los campus e institutos estarán organizados –se dice expresamente– bajo la premisa académica interdisciplinar, transdisciplinar, desconcentrada y descentralizada (cualquier cosa que los dos primeros criterios mencionados signifiquen). Los centros serán unidades académicas conformadas por uno o varios campos problemáticos o de conocimiento y dependerán de los institutos (véase: www.uaem.mx/transparencia/compendio/Estatuto_Universitario.pdf).

Por el momento todavía existen las facultades y las escuelas profesionales donde se dan títulos de licenciatura, diplomas de especialidad y grados de maestría y doctorado. El nuevo Estatuto no dice en ningún artículo qué títulos y grados se otorgarán a sus egresados ni cómo se llamarán dichos centros. Los estudiantes del comité mencionado exigen que se restituya la denominación de facultades y escuelas y que los institutos sigan siendo lo que son: centros de investigación.

En la actualidad, la UAEM cuenta con un buen número de licenciaturas: en biología, farmacia, enfermería, medicina, sicología, física, química, bioquímica, biología molecular, matemáticas, diversas ingenierías, administración, contaduría, derecho, sociología, economía, historia, filosofía, antropología, artes, arquitectura y otras más relacionadas con las ciencias agropecuarias. Dichas licenciaturas se imparten en facultades y escuelas profesionales en sus tres campus. Las especialidades de posgrado se cursan en las Facultades de Psicología, Medicina, Arquitectura y Ciencias Sociales y Administrativas. Las maestrías y los doctorados, que los hay en educación y humanidades, en ciencias exactas e ingenierías, en ciencias de la salud, en ciencias sociales, en arquitectura, etcétera, también se cursan en las facultades de los tres campus.

Lo transdisciplinario quiere decir trascender las disciplinas existentes por campos problemáticos o campos de conocimiento. Y en lugar de formar en los institutos grupos interdisciplinarios, quieren hacer profesionales en la interdisciplinaridad, algo así como entes sin definición propia, todólogos en una cierta área del saber para cumplir con las demandas de las empresas para sus cuadros medios en su modalidad (nada nueva, por cierto) de contratar trabajadores multiusos, dejando los espacios de dirección a los egresados de las universidades privadas que siguen formando especialistas y que no se han planteado modificaciones como la que analizamos. Lo que se está intentando es desaparecer facultades y escuelas de filosofía, de historia, de ciencias sociales, de letras, de arte y de todas aquellas que no sean consideradas útiles por el mercado (y sus intérpretes). Igual se hará para las ciencias básicas. ¿Para qué formar físicos, matemáticos, químicos o biólogos si es más barato e inmediato comprar resultados científicos y tecnologías en los países del primer mundo? (¿Síndrome de país maquilador?)

En el fondo, el modelo de educación que se está siguiendo es el de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) –en combinación con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial– para los países subdesarrollados. Es la OCDE la que sugirió, desde 2000, los campos problemáticos y los del conocimiento y adecuar a éstos la educación superior. Y estas sugerencias, que no son nuevas, están dirigidas a las necesidades de la innovación y la productividad determinadas, a la vez, por los grandes intereses empresariales y de los gobiernos subordinados a éstos, como el de Calderón y antes los de Zedillo y Fox.

Perdóneseme el ejemplo, pero lo que parece pretenderse con la interdisciplinaridad en licenciaturas y posgrados (que no debe confundirse con los grupos interdisciplinarios de investigación en los institutos) es equivalente a querer formar mulos en lugar de caballos o yeguas. Los mulos son, con rara excepción, infecundos, son híbridos resultado de animales definidos cuya calidad, por cierto, depende de muchos años de investigación y de técnicas elaboradas por especialistas en esta raza animal. ¿Qué pasará con las disciplinas existentes al subordinarse a centros interdisciplinarios y transdisciplinarios que, so pretexto de escasez de recursos, contratarán investigaciones útiles a las empresas y a los gobiernos que les sirven (campos problemáticos y de conocimiento definidos por ellos)?

Los estudiantes inconformes en Morelos tienen razón. Y si se impone el modelo panista-pragmático en la UAEM (cuyo Estatuto, con los cambios, ya es vigente, pero no irreversible), no es de dudarse que se extienda al resto de las universidades públicas del país. Ya se intentó en la UNAM en tiempos del rector Barnés y se impuso lamentablemente en posgrados, sobre todo de ciencias sociales. El ITAM, el ITESM y otras universidades privadas estarán muy contentos.

Bien lo han dicho los rectores De la Fuente y Narro, de la UNAM: si la educación es un bien público, no debe estar sujeta a las necesidades y las leyes del mercado.