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Más de un billón de pesos se destinó al gasto corriente

Fox y Calderón dilapidaron los excedentes petroleros: ASF

Recomienda crear un fondo con los ingresos extraordinarios y que sea necesaria la autorización del Legislativo para echar mano de esos recursos

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El auditor superior de la Federación, Juan Manuel Portal, saluda al legislador Francisco Ramírez, a su llegada al recinto de la Cámara de Diputados, donde presentó el informe de 2008Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Jueves 18 de febrero de 2010, p. 12

La Auditoría Superior de la Federación (ASF) concluyó que en el sexenio de Vicente Fox y en los dos primeros años de la presidencia de Felipe Calderón los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN) obtuvieron ingresos extraordinarios por un billón 281 mil 902.7 millones de pesos –la mitad por excedentes petroleros–, que fueron dilapidados casi en su totalidad en el gasto corriente de la burocracia panista, y de los estados y municipios.

Específicamente en el periodo 2003 y 2008, 71.8 por ciento de esos excedentes se dedicó a ampliaciones presupuestales a dependencias federales y de los estados, que se destinaron principalmente al gasto corriente, informó el órgano fiscalizador al entregar ayer a la Cámara de Diputados el Informe de resultados de la revisión a la Cuenta Pública 2008. Otro 15.4 por ciento se transfirió al Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros y 12.8 por ciento al Fondo Pemex.

Casi 3 mil funcionarios ganan más que el Presidente

La auditoría encontró que 2 mil 912 funcionarios públicos de mandos medios y superiores del gobierno de Calderón y entes autónomos, como la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, recibieron un salario superior al del Ejecutivo.

El pago de esos salarios costó al erario 4 mil 101 millones 501 mil pesos, 0.9 por ciento del total erogado en el capítulo 1000, denominado servicios personales.

Por ejemplo, el presidente de la Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia, obtuvo un salario anual de 6 millones 553 mil pesos, mientras el del Tribunal de Justicia Fiscal fue de 5 millones 725 mil 300 pesos.

Otros 2 mil 38 altos funcionarios de las secretarías, así como del Servicio de Administración Tributaria, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la Comisión Nacional del Agua y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, así como Petróleos Mexicanos, no ganaron más que el Presidente de la República, pero recibieron un sueldo de entre 89 mil 300 y 151 mil pesos mensuales.

Sólo en el segundo año del gobierno de Calderón los excedentes fueron de 315 mil 476.2 millones de pesos, y de éstos 188 mil 969.4 millones provinieron de la renta petrolera, en un año en el que su administración pugnó por una reforma que permitiera la apertura total de Petróleos Mexicanos (Pemex) a la iniciativa privada.

Esa bonanza se explica porque el precio promedio de exportación del crudo mexicano excedió en 72.1 por ciento a lo esperado y, en parte también, por el incremento en los precios del diesel y de las gasolinas Magna y Premium, detalla el informe.

La auditoría inclusive recomendó que, como los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón utilizaron la mayor parte de los ingresos adicionales para el gasto corriente, la Cámara de Diputados haga las reformas necesarias para constituir un fondo o reserva en el que se concentren los ingresos excedentes y su aplicación cuente con la autorización del Poder Legislativo, con el propósito de transparentar su uso.

Aunque en su discurso ante la Comisión de Vigilancia y la Junta de Coordinación Política, el auditor Juan Manuel Portal no aportó una sola cifra, el reporte explica que las supuestas medidas contracíclicas para superar la crisis en 2008 sólo se enfocaron a evitar una percepción desfavorable de México en los mercados financieros internacionales.

Así, la tasa de desocupación alcanzó 3.97 por ciento, la inflación fue de 6.53 por ciento, mientras los aumentos en los bienes de consumo, las gasolinas y la electricidad llevaron a otros 6 millones de mexicanos a la pobreza alimentaria.

El análisis del comportamiento de la economía nacional hecho por la ASF concluye que la recesión en Estados Unidos presionó a la baja los niveles de productividad en el país, sin que ello se atenuara mediante una política fiscal contracíclica, no obstante que se propuso e instrumentó un programa para ese propósito, habida cuenta de los remanentes de ingresos y disponibilidades alcanzados en años recientes, así como los importantes recursos contratados mediante financiamiento interno.

En este punto, cuestiona que las medidas asumidas por el gobierno de Calderón buscaron impedir que el déficit fiscal fuera superior a lo recomendado por las agencias internacionales que califican la deuda soberana de los países.

De esa forma, explicó la ASF, el gobierno de Calderón buscó controlar los posibles desequilibrios en las cuentas externas y evitar una percepción desfavorable en los mercados financieros y monetarios nacionales e internacionales, vinculada con la sostenibilidad fiscal mediano y largo plazos, tomando en consideración la elevada dependencia del país respecto de los ingresos petroleros.

Sobre las cifras macroeconómicas, la ASF detalló que en 2008 el producto interno bruto creció 1.3 por ciento, 2 puntos menos que en 2007 e inferior en 2.4 a lo estimado para 2008.

Ese reducido crecimiento se apoyó en la inversión extranjera, que fue de 18 mil 589 millones de pesos, aun cuando ésta fue menor en 31.6 por ciento la de 2007; en las remesas enviadas por los mexicanos residentes en el extranjero, por 25 mil 137.4 millones de dólares –menos 3.6 por ciento respecto de 2007–, y en el superávit comercial petrolero de 14 mil 382 millones de dólares, que también fue menor en 17.1 por ciento a lo captado en el ejercicio anterior.

La auditoría también determinó que la eficiencia del gasto de inversión del sector público es cada vez menor, ya que si bien éste creció 31 por ciento en términos reales, la economía sólo lo hizo en 1.3 por ciento.

El consumo privado registró en 2008 un aumento de 1.5 por ciento, principalmente debido a una magra expansión del crédito al consumo, que fue de 0.9 por ciento anual, mientras que el menor crecimiento del producto interno bruto se explica principalmente por una caída en la generación de empleos que, aunada a la disminución de los salarios reales, repercutió en la reducción de la masa salarial y el ingreso disponible de las familias.