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Delincuentes escapados de cárceles destruidas por el sismo se agrupan para sus fechorías

Para evitar violaciones, mujeres y niñas utilizan armas; cientos, las vejaciones en Haití, acusan

Las víctimas no tienen ayuda médica con anticonceptivos de emergencia, antibióticos o antivirales

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Un guardia de seguridad yace muerto por saqueadores en Puerto Príncipe. A la izquierda, la esposa del agenteFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Domingo 7 de febrero de 2010, p. 23

Puerto Príncipe, 6 de febrero. Cientos de violaciones de mujeres y niñas se han registrado en Haití desde el devastador terremoto del 12 de enero, a tal grado que muchas han tenido que hacerse de armas improvisadas como cuchillos o machetes, mientras otras más se hallan desesperadas en busca de pantalones de mezclilla como forma de protección o acuden a campamentos exclusivos para mujeres.

Tanto la policía en Puerto Príncipe como organizaciones femeninas y no gubernamentales han denunciado un creciente número de estos casos de ataques sexuales, que suelen ocurrir sobre todo al caer la noche en los campamentos de refugiados, donde merodean individuos que incluso algunas veces raptan niñas.

El director de la policía local, Mario Andresol, dijo que no hay cifras pero que organizaciones de mujeres han denunciado los hechos y alertado a oficinas de Naciones Unidas en Haití. Añadió que desde el mismo día del sismo, durante el corte de energía eléctrica, criminales aprovecharon para acosar y violar mujeres y niñas refugiadas en carpas.

Al expresar su inquietud por el recrudecimiento de la inseguridad y la aparición de nuevas formas de violencia, como saqueos y violaciones, señaló que hay unos 7 mil criminales en la calle que escaparon de prisiones que se derrumbaron por el sismo, mientras la policía, de sólo unos 8 mil efectivos, se vio mermada por las bajas en sus filas por lo que apenas puede enfrentar sus responsabilidades.

La violencia contra las mujeres era un problema en Haití desde antes de esta crisis. Ahora, mujeres y niñas son más vulnerables a los ataques, dijo Sarah Spencer, del Comité Internacional de Rescate, quien llegó a Puerto Príncipe hace dos semanas. Citó que inicialmente la ayuda humanitaria se había enfocado en los alimentos, agua y otros factores, pero sin reparar en la protección de la mujer.

Apuntó que las bandas criminales se han reagrupado, en un medio en que la seguridad es pobre. Por eso la gente duerme asustada en las calles, y otras quieren salir de los campamentos e ir a otros sitios en busca de más seguridad. Muchas mujeres, dijo, corren mayores riesgos porque perdieron a sus esposos o hermanos.

Añadió que encontró a dos mujeres que buscaban ayuda porque una de ellas había sido violada en la calle una noche antes.

Sin embargo, indicó que las víctimas de violación no han hallado ayuda médica como anticonceptivos de emergencia, antibióticos o retrovirales para evitar embarazos no deseados o enfermedades venéreas porque los centros de salud que antes brindaban atención en la materia resultaron destruidos por el terremoto.

Según organizaciones no gubernamentales y reportes de prensa, las violaciones son situaciones que se han presentado en conflictos y catástrofes anteriores en Ruanda, Bosnia, Colombia o Vargas (Venezuela), como ahora ocurre en Haití, en donde la mayoría de los casos no son denunciados ante el trauma que sufre la víctima.

A lo anterior se suma el hecho de que entre las víctimas también hay temores a represalias o falta de confianza en el sistema judicial, mientras la violencia sexual ha disparado el sida, según los informes de la prensa local.

Fuentes médicas regionales señalaron que es imposible saber cuántas violaciones se han producido desde el sismo hasta la fecha, pero que deben ser cientos, más que en tiempos normales.