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Auschwitz es hoy un museo de 191 hectáreas; el nombre de México aparece en la ampliación

Alemania sigue la expiación de culpas por lo sucedido en el Holocausto
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Un sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz, ayer durante la ceremonia de conmemoración del fin del HolocaustoFoto Reuters
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Dos veteranos del ejército rojo que el 27 de enero de 1945 liberaron el centro nazi en el sur de PoloniaFoto Ap
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Periódico La Jornada
Jueves 28 de enero de 2010, p. 23

El 27 de enero de 1945 el centro de exterminio de Auschwitz, en Polonia, fue liberado. Auschwitz se ha convertido para el mundo en símbolo del Holocausto. Un dolor constante para la conciencia del mundo. Los restos de este campo son testigos de uno de los momentos más vergonzosos en la historia de la humanidad, en donde los nazis asesinaron a más de un millón de judíos, además de miles de otras personas. Fue construido por los alemanes a mediados de 1940 en las afueras de la ciudad polaca de Oswiecim. La pronunciación alemana de esta población hizo que adquiriera el nombre de Auschwitz.

Lo ocurrido ahí ha sido documentado mediante miles, tal vez millones de páginas.

El Holocausto no deja de ser tema de discusión y de representación literaria y cinematográfica. Alemania sigue intentando expiar sus culpas por estos hechos.

Quedan pocos testigos que puedan relatar lo que ahí sucedió. La investigación sobre lo ocurrido en ese campo, una especie de industria de la muerte, continúa.

Oswiecim es una pequeña población al sur de Polonia y distante una hora de la ciudad de Cracovia. En la composición del campo, denominado KL Auschwitz (Konzentrationslager Auschwitz) se encuentran dos partes. Auschwitz I, en Oswiecim y Auschwitz II-Birkenau, en la población contigua de Brzezinka.

En 1947, la transformación

A partir de julio de 1947 los terrenos de los dos antiguos campos de concentración y exterminio, se convirtieron en museo estatal. La denominación de museo no ha estado libre de polémica. Muchos consideran al antiguo campo como un cementerio, otros como un lugar para la memoria.

Establecer los límites de este museo-cementerio no fue tarea fácil. Las diferentes sedes de Auschwitz se encontraban a veces a decenas de kilómetros de distancia del campo principal. Visitar Auschwitz es entrar a un museo de 191 hectáreas.

Los terrenos comprenden algo más de 150 edificios originales. Bloques y barracones para prisioneros conservados como fueron encontrados cuando se liberó el campo, con literas de alrededor de dos metros de largo por dos de ancho cubiertas con paja adonde llegaban a dormir hasta 10 o 12 personas; los edificios de la administración y dirección del campo; kilómetros de las vallas de seguridad; la rampa de ferrocarril en Birkenau, a donde llegaban a su destino final los convoyes llenos de prisioneros, muchos de los cuales eran llevados directamente a las cámaras de gas.

La guarnición del campo integrada por miembros de la SS, abreviación alemana de Schutzstaffel, el cuerpo de protección y seguridad del Tercer Reich. El organigrama de las SS creció enormemente, convirtiéndose en una corporación con funciones de policía y ejército y, sobre todo, la administración y custodia de los campos de concentración. En el intento por borrar las huellas del Holocausto, miembros de la SS demolieron con explosivos las antiguas cámaras de gas, los hornos crematorios y desmantelaron muchas de las barracas. Muchos de los edificios fueron destruídos antes de que fuera liberado el campo.

Tras la liberación, se encontraron miles de objetos pertenecientes a las personas exterminadas, la mayoría de ellas judíos. La sección de colecciones de Auschwitz guarda y exhibe gran parte de estos objetos. Alrededor de 80 mil zapatos, tres mil 800 maletas, de las cuales dos mil 100 están firmadas; 460 prótesis; 570 uniformes (el traje rayado); objetos personales, como cepillos, lentes, ropa de adulto y de niño, y también latas del gas Cyklon B, el cual se utilizaba en las cámaras de gas. Por sus connotaciones humanas y la referencia a personas concretas, resultan especialmente impactantes las dos toneladas de cabello cortado a las mujeres del campo.

Algunos de los antiguos edificios destinados a la administración funcionan ahora como salas de exhibición de estos objetos.

En las colecciones del archivo se encuentran documentos que dan testimonio de la perfecta organización alemana en la administración del campo. Existen también 39 mil negativos de las fotos tomadas a los prisioneros recién llegados, antes de que fueran tatuados con un número en el antebrazo.

Cerca de 200 fotografías son exhibidas y bajo muchas de ellas hay flores frescas, testimonio de las visitas de familiares de quienes ahí murieron.

Los restos de las cámaras de gas semejan una especie de baño público subterráneo con paredes de mosaico blanco. Los prisioneros que eran llevados ahí directamente desde el tren en que habían llegado, pensaban que les esperaba una ducha después del largo viaje que habían hecho hacinados. Las escenas de pánico eran inusuales. Incluso la vesania llevaba a que a los prisioneros se les pedía que se desvistieran en una sala contigua y se les aconsejaba recordar el lugar donde dejaban sus pertenencias.

Un comando especial (sonderkomando) de alrededor de 400 prisioneros estaba encargado de recoger los cadáveres y trasladarlos a los crematorios. Estos prisioneros eran también ejecutados después de un tiempo para evitar que pudieran dar testimonio de lo que ahí ocurría.

El campo de Auschwitz-Birkenau llegó a albergar más de 120 mil prisioneros. Los nazis ampliaron el conjunto para deportar ahí a gente de prácticamente toda Europa.

Los campos y subcampos del complejo fueron aislados del mundo exterior. Torres de vigilancia, vallas de alambre de púas electrificadas cercaban los predios.

El nombre de México se encuentra en los planos de Auschwitz.

De acuerdo con la información proporcionada por Danuta Koval, ciudadana polaca y guía del museo desde hace 10 años, el conjunto Auschwitz-Birkenau se encontraba en constante ampliación, ante el arribo incesante y masivo de prisioneros. El plano general de la mayor de las secciones, Auschwitz II-Birkenau documenta una parte en construcción del campo denominada Mexico.

Al preguntarle a Danuta sobre la causa de que ese nombre estuviera ahí, responde con sorpresa: nadie me había hecho esa pregunta; supongo que por aquí, pasan pocos mexicanos, (el museo estatal de Auschwitz-Birkenau recibió el año pasado un millón 300 mil visitantes) y agregó:

Esta información está documentada de acuerdo con el testimonio de algunos prisioneros y ha sido posible comprobarla, pues el origen del nombre México data del verano de 1944, a sólo seis meses de la liberación. En ese momento llegó en un convoy de prisioneros húngaros, un grupo de mujeres con vestidos de vivos colores, era verano. Esto parece haber llamado la atención de algunos prisioneros, y dado que ese convoy fue directamente designado para el proyecto de ampliación Este en Birkenau, los mismos prisioneros, al referirse a esa ampliación, le dieron el nombre de México. Al parecer fueron los colores de los vestidos de esas prisioneras lo que dio origen a que ese espacio fuera denominado así, concluye Danuta Koval.