Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 8 de noviembre de 2009 Num: 766

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Los testigos declararon
ORLANDO ORTÍZ

Tres poemas
SARANDOS PAVLEAS

Berlín, ciudad abierta
ESTHER ANDRADI

La calle era una fiesta
YURI GÁRATE

Ossis, Wessis y döner kebab
CUINI AMELIO ORTIZ

La ciudad que más cerca queda de Berlín
LUIS FAYAD

Todo pasaba tan rápido
LUIS PULIDO RITTER

Hombre mirando al este
MARIO VÁZQUEZ

9/XI/1989: Berlín se me hizo cuento
RICARDO BADA

Lo Increible había pasado
TELMA SAVIETTO

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Columnas:
Jornada de Poesía
JUAN DOMINGO ARGÜELLES

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

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NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

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Luis Tovar
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Refranero moreliano (III Y ÚLTIMA)

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Aquí se trata más bien de un refrán incumplido, pues en el renglón de cortometraje, este 2009 parece carecer del empaque y el vigor de los que ha gozado en otros años, al menos a juzgar por lo que pudo verse en Morelia. Si el cortometraje mexicano careciera de los antecedentes que en términos de calidad y riqueza le han ganado amplio reconocimiento lo mismo en el país que fuera de éste, podría hablarse con pertinencia de algo así como una saludable regularidad, o bien, podría aducirse que no es en este género donde se prohíjan los peores altibajos de una cinematografía de suyo dispareja. Pero es el caso que, junto con el género documental, son los cortometrajes los que, para decirlo clásicamente, en años recientes más han dado la cara por este país a nivel internacional. Esta vez, no mucha justicia le hace la camada cortometrajista moreliana a una filmografía que en anteriores ediciones se ha colgado medallas insoslayables, como sin lugar a dudas lo es una Palma de Oro. Así lo pone de manifiesto la breve muestra que a continuación se ventila:

En el género de ficción, La geometría del azar, del todavía estudiante del CCC Samuel Sosa, lo encomienda prácticamente todo, en términos dramáticos y narrativos, a la voz en off de un protagonista masculino que le habla al público, mientras dicho público mira la escenificación de aquello que la voz reitera (la fugaz y azarosa coincidencia espaciotemporal de dos que pueden, o no, enamorarse, vivir una historia común, o jamás conocerse), con lo cual aquello mirado se desvaloriza, incluso a pesar de una correcta ejecución y de las actuaciones convincentes de Fabián Corres y Elizabeth Cervantes.

Por su parte, 5 recuerdos, codirigido por la mexicana Alejandra Márquez y la española Oriana Alcaine con guión de la primera, a pesar de no tener contratiempo alguno en términos generales, yerra al no evitar que su mejor recurso se convierta, por vía de la innecesaria reiteración, en el único rasgo digno de reproche. Para recordar el quinto ingrediente de una receta de cocina, la joven mujer protagonista de este cortometraje sin trama hurga en la memoria de su pasado personal ...o al revés, pareciera querer sugerir la estructura dada al corto, aunque desafortunadamente quiera establecer dicha reversibilidad, como ya se dijo, por medio de la repetición cansona del recurso al flashback memorioso.

De Miramelinda, dirigido por Jesús Pimentel a partir de un guión suyo y del crítico de cine puertorriqueño Luis Trelles, cabe decir que el guión se antojaba para más, o que la realización acabó quedándose corta para narrar esta historia de un cronista moreliano, cuya inesperada situación de desempleo lo pone ante la disyuntiva de dejarse llevar por la derrota a través de la evasión, o bien sobreponerse a las adversidades.

A Olvidarte nunca, escrito y dirigido por Édgar Bahena, parece afectarle el síndrome del corto alargado, pues la mínima anécdota que plantea –la de una vieja mujer solitaria que disca y disca números telefónicos, indiscriminadamente, pero con el propósito de encontrar la voz de un hijo que ya no está– no requería, evidentemente, de diecisiete largos minutos para resolver a suficiencia una situación perfectamente establecida desde el arranque mismo. Ni siquiera las muchas cualidades histriónicas de Ana Ofelia Murguía, protagonista única, alcanzan para sostener la tensión dramática cuando es precisamente el drama lo más corto del corto.

Algo distinto pasa con Miedo –guión, coproducción y dirección de Alfonso Zárate–, obra que carece de un conjunto de actores solventes, para desgracia de una historia interesante, en términos formales bien construida, así como no desprovista de osadía narrativa, al plantear el desarrollo completo de una historia –la de un niño educado a sentir miedo ahí donde nada concreto debería provocarlo–; historia a la cual, por cierto, le vienen bien el ritmo y el tono impresos por el realizador, pero que no alcanza a cuajar del todo.

Más abajo queda H, de la guionista y directora Patricia Martínez, quien recurre, valga la redundancia, al recurso ya desprovisto tanto de sorpresa como de interés, de darle forma cíclica a la historia prácticamente sin historia que se quiere contar. Aquí, la de un tal H –cuyo anonimato así enunciado habla mucho de la nula carga de verosimilitud que aqueja al corto–, que se encuentra un teléfono celular en un baño, luego de lo cual “toma” la vida de quien perdió dicho aparato electrónico y, se sobreentiende, de tal modo que esto seguirá sucediendo ad nauseam.