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Antes de iniciar el duelo, la porra de Chivas fue la primera en retumbar en el Azteca

Luces de bengala y cohetones dieron colorido al triunfo americanista

La lluvia estropeó la venta de mercancía a ras de suelo

Rinden homenaje a Zague

 
Periódico La Jornada
Lunes 26 de octubre de 2009, p. 3

La lluvia y el sol no faltaron en la fiesta americanista, que quedó coronada con luces de bengala y cohetones que iluminaron los aires, tras escucharse el pitazo final que decretó el triunfo de las Águilas.

Los jugadores amarillos celebraron con los brazos en alto la conquista del que fue el primer clásico victorioso para el técnico Jesús Ramírez.

La pertinaz llovizna retó a los aficionados y sólo los más fieles comenzaron a llegar al estadio Azteca. Algunos, ya adentro, bloquearon los túneles esperando que pasara el temporal. Pocos se atrevieron a ubicarse en las butacas mojadas, dispuestos a soportar el chipi-chipi hora y media antes de que comenzara el partido.

A decenas de comerciantes se les estropeó no sólo la tarde, sino la mercancía colocada a ras de suelo. Sin embargo, fue ocasión de negocio redondo para los vendedores de capas de hule, que las expendieron como pan caliente a 10 y 30 pesos. Muchos seguidores del Guadalajara se mostraban renuentes a usarlas, ya que casi todas eran azules y amarillas.

La parte alta de las gradas fue la primera en poblarse. Por ser una zona techada, el público pronto saturó esa parte. Hora y media antes del encuentro la cabecera norte ya estaba teñida de rojo y blanco, y el grito de ¡Chivas, Chivas! fue el primero en retumbar en el estadio Azteca.

Las barras americanistas tardaron en ocupar su lugar en la parte baja de la cabecera sur, justo donde no se quitó la alambrada de protección y donde casi un centenar de uniformados se colocaron para vigilarlos.

Los de Coapa salieron del sopor hasta que el portero Guillermo Ochoa saltó a la cancha y saludó con los brazos en alto antes de empezar a calentar.

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El paraguayo Salvador Cabañas no anotó, pero tuvo una gran actuación ante los rojiblancosFoto Víctor Camacho

El alborto creció cuando el plantel tapatío también salió a mover músculos. Entonces un radiante sol ya iluminaba las gradas donde se ubica el restaurante bar con vista al campo.

El presidente del América, Michel Bauer, entregó una playera amarilla a Luis Roberto Alves con el número162 en la espalda, el número de goles que marcó el delantero durante su trayectoria con la casaca americanista.

Con el grito de “Zague, Zague” brincó a la cancha el equipo de casa, por un túnel al que se le colocó una manta con el número 93, los años que el pasado 12 de octubre cumplió el equipo de Televisa.

Y como lo cortés no quita lo valiente, la directiva de las Águilas envió un mensaje solidario a su acérrimo rival, con motivo del accidente que enlutó el martes al popular equipo rojiblanco: El luto no sabe de colores, Chivas, estamos con ustedes.

Ya en el partido, fueron esporádicos los festejos de las barras del Guadalajara ante el avasallador dominio amarillo en la cancha, sobre todo en el primer tiempo. En la recta final del juego sólo se escuchaba el cántico de Vaaaamos, vamos América, que esta tarde tenemos que ganar, vaaamos...

Sólo las porras del club de Coapa se quedaron hasta el último para ver el espectáculo de Patito (la actriz Dana Paola), tan sólo para despedirla con una vulgar expresión: Qué la vengan a ver, que la vengan a ver, esa no es un patito, es una puta de cabaret.