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¿La Fiesta en Paz?

De consolidaciones y debilidades

E

n medio de la extraviada política fiscal del segundo gobierno federal panista (y taurino de clóset), por fin sus eminencias hacendarias comprobaron que alcahueteando a los consorcios más poderosos del país el gobierno dejaba de percibir inimaginados ingresos por concepto de impuestos, digamos unos 85 mil millones de pesos aproximadamente, según tardíos cálculos de los recaudadores.

Y no obstante que el PRI se atrevió a sugerir que ante el posible mal uso del régimen de consolidación fiscal se señale a quien lo haya usado para generar empresas fantasmas o arreglar sus cuentas, todavía dicho partido no sabe si estar a favor o en contra de la derogación de tan desaseado esquema impositivo, aduciendo que se trata de un sistema de incentivos de gene- ración de empleo que no tenemos que matar.

La primera frase entrecomillada, para generar empresas fantasma o arreglar sus cuentas, es la que tiene relación con el tema taurino, habida cuenta de que a las empresas más poderosas poco o nada les ha preocupado, en décadas, ofrecer un espectáculo que se traduzca en una mayor asistencia de público a las plazas, y ni sufren ni se acongojan con los tendidos vacíos.

El 3 de febrero del 2007, con motivo de la primera Convención Nacional del Consejo Nacional de Asociaciones, Peñas y Aficionados Taurinos de México, AC, (Contoromex), fue emitido un Manifiesto Taurino Nacional en el que se solicitaba al titular de la Presidencia de la República la derogación de la nociva figura fiscal denominada Consolidación Fiscal, a la vez que proponía:

Apoyar a los empresario taurinos con subvenciones y demás estímulos, siempre y cuando estos se comprometan a cumplir con los puntos que este Manifiesto solicita a esos empresarios, y derogar la Consolidación Fiscal en las empresas taurinas del país, que aprovechando y abusando de la citada figura fiscal explotan el giro del espectáculo taurino con el doloso fin de procurar pérdidas económicas para equilibrar fiscalmente las ganancias o utilidades de otros negocios del propio empresario, que tanto daño y perjuicio han causado a nuestra fiesta brava.

En el capítulo IV de la Ley del Impuesto Sobre la Renta  se define la Consolidación Fiscal como “Grupos corporativos propietarios de diversas empresas que entre todas suman ganancias y pérdidas, como si se tratara de una sola empresa, para que sobre ese resultado se pague el impuesto ISR… y permitir que las pérdidas generadas por una empresa (en este caso taurina) del grupo corporativo sean amortizadas de inmediato contra o por las utilidades generadas por las otras empresas del mismo grupo.”

Lo anterior, señala Contoromex, explica por qué las plazas de toros permanecen cerradas o sin utilizarse la mayor parte del año, y por ende el deliberado mal negocio taurino de los propietarios y concesionarios de plazas de toros de un mismo grupo, recordando que las pérdidas se suman y reportan aun cuando las plazas están cerradas, pues el ejercicio fiscal es de 365 días. (Para mayor abundamiento véase la entrevista en la sección de Toros de La Jornada del 17 de junio de 2002.)