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La fotógrafa inauguró su exposición en el Museo Nacional de Arte de Bolivia

Bedregal traspasa el miedo a lo diferente y al misterio de lo que da vida: la mujer

Experimenté esos pruritos nacionalistas que ven al otro como amenazante, expresó la artista

Foto
Serie Cuerpo-Mapa, una de seis que componen la muestra Como mujer no tengo patria, el mundo entero es mi Tierra. La tira de la peregrinación
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 20 de septiembre de 2009, p. 4

La Paz, 19 de septiembre. Como mujer no tengo patria, el mundo entero es mi Tierra. La tira de la peregrinación es el título de la exposición de Ximena Bedregal, fotógrafa boliviano-mexicano-chilena, inaugurada anoche en el Museo Nacional de Arte de Bolivia.

La muestra, conjunto de 19 paneles de gran formato impresos sobre poliestireno texturizado, es patrocinada por la embajada de México en Bolivia, en el contexto de los festejos por el 199 aniversario de la Independencia de México, así como por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.

Las series Cuerpo-Mapa, Las caminantas, Identificaciones desidentificadoras, Las borradas, Ilegales y Tierra controlada presentan un concepto cuestionador de los nacionalismos y las divisiones frecuentemente insalvables de nuestro territorio latinoamericano y de la historia e ideas que construyeron y siguen construyendo esas identidades, señaló Olga García Guillén, encargada de negocios de la embajada mexicana, responsable interina de la misma.

Ximena Bedregal, hija de madre chilena y padre boliviano, fue perseguida, primero, por la dictadura de Pinochet en Chile, y luego por las que se vivieron en los años 70 en su tierra natal, Bolivia, por lo que se asiló en 1980 en la embajada de México y partió a tierra azteca, donde permaneció 25 años, informó la diplomática.

La artista, arquitecta de profesión, ya había estudiado cine en Bolivia, pero en México desarrolló su actividad creativa, a la que suma la de periodista, principalmente en La Jornada.

Agregó que Ximena desarrolló su vocación visual con maestros de la fotografía mexicana de la talla de Pedro Meyer, Lourdes Grobet, Pablo Ortiz Monasterio y Graciela Iturbide –quien estuvo presente anoche en la inauguración de esta exposición–, todos, fotógrafos de alto nivel y profundo contenido social.

Confines de lo establecido

Por su parte, Ximena Bedregal señaló que las fuentes fundamentales de su obra se encuentran en haber conocido la extranjería desde muy temprano, “experimentando esos pruritos nacionales y nacionalistas que siempre ven al otro, a la otra, como algo diferente, como algo amenazante de sus precarias estabilidades... Transitar por la terra nostra conlleva cruzar las demarcaciones y las fronteras que se han establecido en algún lugar de esos miedos y de esas terribles necesidades de identidad diferenciada.

“La segunda –añadió la artista– proviene de mi ser mujer y de la búsqueda de lo que significa serlo en una sociedad patriarcal. Entender que el primer miedo al otro, a lo otro, que han sentido la mayoría de las culturas –principalmente las monoteístas, aunque no solamente ellas– es el miedo al misterio de lo que da vida. Y lo que da vida es la tierra y el cuerpo de la mujer. Miedo sobre el que se sustentan y construyen las culturas patriarcales, que inventaron un supuesto mandato divino para dominar la Tierra, para separarse de ella y entrar en una narcisista y masculinista búsqueda de hacer historia para sentirse cercanos a sus dioses y continuadores de sus poderes.”