El incremento a los precios de gasolina, electricidad, gas y algunos servicios públicos para el año próximo, propuesto por el secretario de Hacienda Agustín Carstens ante senadores del PAN, es el camino más fácil para paliar la crisis financiera, pero perjudicará a la clase trabajadora y a los más pobres, desatará la inflación y provocará más descontento y rispidez social, coincidieron organizaciones campesinas, sindicales y el clero.

Aseguraron que, contrario a ello, el gobierno federal debe reducir su gasto y emprender reformas para una mejor recaudación de impuestos.

Centrales obreras de todas las corrientes repudiaron la propuesta de Carstens, y advirtieron que de concretarse los incrementos habría riesgos de descontento social.

El Congreso del Trabajo, la Confederación de Trabajadores México (CTM), la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y el Frente Sindical Mexicano alertaron que la intención de ajustar precios generará una cascada de alzas a productos alimentarios, afectando la ya mermada capacidad de compra de los mexicanos.

La CTM calificó de insostenible que se pretenda afectar más a los trabajadores, y señaló que ese es el camino fácil. Lo que se debería hacer, dijo, es que el gobierno restrinja su gasto. La UNT planteó que la determinación de aplicar aumentos es la muestra más clara de la insensibilidad social del gobierno y de que no le importan los grupos económicamente más desprotegidos del país.

Dirigentes de diversas organizaciones campesinas hicieron un último llamado al gobierno para que cambie la política económica y dé marcha atrás a su intención de incrementar los precios de los energéticos. Ya no le carguen la mano a los más pobres. Si nos quieren matar, estamos preparados para morir de pie y con dignidad, expresaron.

La Iglesia católica, por su parte, criticó la pretensión de aumentar las tarifas, pues consideró que la población ya está muy golpeada por la crisis económica como para soportar nuevas alzas.

El sacerdote Manuel Corral, secretario ejecutivo de relaciones institucionales de la Conferencia del Episcopado Mexicano, manifestó que lo que se debe hacer es emprender las reformas necesarias para afrontar la crisis, porque de lo contrario seguirán pagando sus consecuencias los que menos tienen.