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Actos por el quinto aniversario de la matanza en Beslán

Frustra la policía de pura casualidad un atentado en el Cáucaso del Norte
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 2 de septiembre de 2009, p. 23

Moscú, 1º de septiembre. En el quinto aniversario de la tragedia de Beslán, que a partir de este martes y hasta el siguiente jueves se va a conmemorar en Rusia con distintas ceremonias, una pura casualidad frustró un devastador atentado que grupos de islamitas radicales y separatistas tenían planeado realizar hoy en el Cáucaso del Norte.

Mientras cientos de personas se dieron cita en las ruinas de la escuela número uno de Beslán, Osetia del Norte, para recordar a las 334 víctimas mortales, la mayoría niños, que hace cinco años perdieron la vida durante la confusa operación de rescate por las fuerzas especiales rusas de los cerca de mil rehenes –entre alumnos, familiares y maestros– retenidos por un comando separatista checheno, la vecina república de Daguestán iba a ser escenario de un nuevo baño de sangre.

Durante una revisión rutinaria en un puesto de policía, en los accesos a la ciudad de Majachkalá, Daguestán, un conductor se negó a bajar de su vehículo y después detonó la bomba, de una potencia equivalente a 50 kilogramos de trilita, que llevaba en la cajuela.

La fuerte explosión mató a un policía, además de al conductor, y dejó 13 heridos de gravedad.

Según Alí Magomedov, ministro del Interior de Daguestán, hay indicios de que el verdadero objetivo (del atacante suicida) era cometer un atentado en alguno de los sitios de afluencia masiva en la ciudad, en ocasión del comienzo del año escolar.

Una bomba explotó el lunes anterior al paso de una columna de camiones militares, escoltados por un carro blindado, cerca del poblado de Noch-Keloi, Chechenia, resultando tres soldados heridos.

Horas después, en la madrugada, se produjo una emboscada de rebeldes separatistas contra militares rusos en las afueras de Nejaloi, Chechenia. No hay información de bajas en dichos combates.

Si las cosas continúan así, pronto en el Cáucaso del Norte va a ser noticia el día que no se registre algún ataque suicida, atentado o emboscada en algunas de sus repúblicas, que de un tiempo para acá –desde que, después de 10 años de guerra, se dio oficialmente por concluida la operación antiterrorista en Chechenia– son realidades cotidianas.

El Kremlin atribuye el incremento de la violencia a la expansión de las ideas fundamentalistas en todo el Cáucaso del Norte, en particular del wahabismo, subsecta de la corriente sunita, la cual llegó a tener muchos adeptos entre los separatistas chechenos y ahora empieza a gozar de creciente popularidad entre los jóvenes, que luego pasan a engrosar los grupos islamitas radicales.

El problema preocupa a tal grado a Moscú que hace apenas unos días el presidente Dimitri Medvediev reunió en Sochi, en la costa del Mar Negro, a los principales jerarcas musulmanes del país, afines a otras corrientes del Islam, para pedirles que redoblen esfuerzos en la labor de contrarrestar el auge del wahabismo y otras tendencias integristas.

En el caótico periodo de independencia de facto, entre la primera y la segunda guerras ruso-chechenas, en la segunda mitad de los años 90, el gobierno separatista importó el modelo wahabita de Arabia Saudita.

Por una amarga ironía, esta misma semana trascendió que ya están casi listos para firma los contratos que permitirán a Arabia Saudita comprar armamento ruso por un valor de alrededor de 2 mil millones de dólares.

Durante la visita a Riad que realizó hace dos años el entonces presidente Vladimir Putin, Rusia y Arabia Saudita firmaron un convenio de cooperación militar y técnica, el cual –ahora– despeja el camino para vender al gigante petrolero un suculento paquete (de armas), según definió un funcionario de Rosoboroneksport, la dependencia gubernamental que ejerce de intermediario entre los fabricantes rusos de armamento y los compradores extranjeros.

Hasta donde puede saberse, el paquete incluye 150 helicópteros, más de 150 tanques, unos 250 carros blindados y varias decenas de sistemas de misiles tierra-aire. Negocios son negocios, pues.