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Inauguró muestra con una selección de su quehacer profesional de cuatro décadas

La fotografía cumple una labor social; ha detenido guerras, dice Rubén Pax

La luz que baña las imágenes lo sigue seduciendo, expresa a La Jornada el también docente

La exposición incluye trabajos sobre la naturaleza, pulquerías y fiestas populares religiosas

Foto
Niña vendedora de chapulines en el mercado de San Mateo del Mar, comunidad enclavada en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, imagen que forma parte de la exposición de Rubén Pax que ayer se abrió en la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de junio de 2009, p. 6

La fotografía posee capacidad para cumplir una labor social porque puede denunciar los horrores que suceden. Inclusive, estoy convencido de que ha detenido muchas guerras, afirma Rubén Pax, quien estos días festeja cuatro décadas dedicadas a cazar con su cámara los claroscuros del mundo.

En entrevista con La Jornada, el también docente del arte fotográfico explica que a la hora de trabajar piensa mucho en esa función documental de la profesión que lo ha acompañado gran parte de su vida, pero eso sí, añade, sin dejar de seguir haciendo lo que me gusta: ciertas composiciones que son muy estéticas, muy plásticas.

Una selección de cuatro décadas de trabajo profesional de Pax –35 años de las cuales los ha dedicado también a la docencia–, se presenta en la muestra titulada Exposición de exposiciones, que ayer se inauguró en la galería Códice de la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes (Xocongo 138, colonia Tránsito, estación San Antonio Abad del Metro).

La magia de la alquimia

Rubén Pax recuerda que cuando entró a trabajar de fotorreportero, allá por los años 80 del siglo pasado, fue cuando realmente comprendió lo que es el fotoperiodismo, algo totalmente diferente de lo que yo pensaba; ahí conocí un periodismo que me acercó con una realidad de la que sólo tenía cierta idea.

Por eso, abunda, estoy convencido de que la fotografía ha detenido algunas guerras, por ejemplo cuando muestra y crea conciencia de lo ocurrido a escala mundial, como la foto conocida como la niña del napalm, en la guerra de Vietnam. Pienso mucho en esa función de la fotografía.

Rubén Pax estudió en la Academia de San Carlos; quería ser escultor, pero ahí descubrió “la magia de la alquimia de la foto y se me quitó el gusanito de la escultura; pensé que con la fotografía podía hacer mucho más cosas; tenía 23 años de edad.

“El término fotógrafo era muy despectivo en esa época, sin embargo, a mí me gustaba mucho.

“Las primeras tomas que hice fueron en unos viajes de práctica a los que nos llevaban por todo el país; fue donde conocí la riqueza del legado prehispánico y colonial de México.

Todavía tengo algunos negativos de entonces. Me atrajo mucho la forma de ver, entender y conceptualizar el mundo a través de la foto.

A partir de entonces, el fotógrafo empezó a disfrutar también el contacto con las personas; si bien tenía yo intenciones plásticas, como hacer composiciones, a la hora de fotografiar y acercarme a la gente todo fue totalmente distinto, porque empecé a descubrir lugares, empecé a conocer, de verdad, las condiciones de pobreza en la que viven la mayoría de quienes vivimos en México.

Manejo de los claroscuros

No obstante sentirse comprometido con la función documental de la fotografía, Rubén Pax no ha dejado de sentirse seducido por la luz que baña las imágenes; eso es lo básico: cuando se tiene conocimiento del manejo de los claroscuros, de las texturas o las sombras que se proyectan, se enriquecen las imágenes y a partir de ahí es como despertar todos los días, es decir, la capacidad de sorpresa ante el mundo no se agota.

La muestra en su conjunto refleja la valoración de la imagen como vínculo democratizador, apunta el docente Alfonso Morales Carrillo en el texto que abre la exposición.

Desde hace cuatro décadas Rubén Pax ha estado construyendo, en oposición a las políticas hegemónicas que implican la destrucción de lo público y la homogeneización de lo privado, una plaza abierta en la que tienen cabida nuestros derechos, esperanzas, placeres, colores y sazones.

Ahí están sus fotos de la naturaleza, las ya clásicas de pulquerías, retratos de escritores, y las que más le gustan: las fiestas populares religiosas de Ahuatlán y Cuetzalan, Puebla.

Es un mundo que para mí, como fotógrafo, no tiene límites; tengo décadas acudiendo a esos lugares y cada vez me topo con imágenes nuevas, cada vez hay algo que me sorprende.

Exposición de exposiciones es una recopilación mínima de las más de 20 muestras individuales y 40 colectivas que Rubén Pax ha realizado en México y en otros países.

La muestra concluirá el 10 de julio.