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Ante 10 mil personas entrelazó épocas a través de 41 temas

Raphael festejó en el Auditorio sus primeros 50 años sobre el escenario
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de mayo de 2009, p. 8

Y aquí estoy, celebrando en plena vigencia mis primeros 50 años sobre el escenario, con el público que tanto quiero, desde hace años. Es un placer estar de nuevo aquí, expresó el pasado jueves el cantante español Raphael, mientras hacía un ademán significando que abrazaba a los casi 10 mil espectadores que acudieron al Auditorio Nacional para unirse al festejo por las cinco décadas del divo auténtico, El divo Linares, que comenzó a los 14 años de vida una de las trayectorias más trascendentes dentro de la música popular, con estilo arrebatado, histriónico.

Fue el primero de dos conciertos consecutivos en el foro de Reforma. Ahí estaban sus seguidores, muchos, fanáticos desde los años 60, cuando el jovencito hacía alarde de una voz única, que subía y bajaba a su antojo. Actuaba cada interpretación. Cada pieza, al ser cantada, debe ser una pequeña obra de teatro, ha dicho varias veces.

Fue un concierto de gran simbolismo y muchos recuerdos, desde el inicio, donde luego de una introducción melódica, Raphael, vestido de negro, impecable, elegante, lanzó a los cuatro vientos Cantares, de su paisano Joan Manuel Serrat.

Vive el tiempo de los recuentos, de ver las sendas, los pasos dados, las estelas en la mar. En las pantallas, a lo largo del concierto, se proyectaron imágenes de sus inicios en el medio. Su peinado de raya derecha. Hoy su tez muestra arrugas, el paso de los años se refleja en su pelo teñido que oculta las canas.

Cuando interpreta las canciones pasionales, que definen su estilo, las venas del cuello se hinchan al máximo, sus ojos se desorbitan. Maestro del escenario, recorre todos los puntos. Saluda a unos y otros, a los de más arriba. Las luces no son sólo parafernalia, sino que tienen sentido, lógica. Enfatizan los apóstrofes, el drama, la alegría.

Somos, el amor en su clímax, coreada, tarareada. El pasado de cada quien y los amores adolescentes. El público joven también se sabe las clásicas y se emociona. Familias enteras disfrutaron y compartieron la gran noche. Hoy para mí es un día especial, pues saldré por la noche...

El ritmo pop marco al divo bailarín, que tiene rutinas consabidas. Muchos de sus contemporáneas y cotemporáneos frisan o rebasan los 50 años. Algunas son ancianas. La edad no es óbice para nada. Siguen el ritmo a su manera, con los pies, las manos, la cabeza o con todo el cuerpo.

Se fueron acumulando los eslabones que unen las épocas. Fueron 41 melodías, 41 motivos para decir: sí, he vivido, a Dios gracias. La música es reflejo social, y viceversa.

En las pantallas al fondo del escenario se ve uno de tantos que quieren ser como Raphael. Esta imagen ya ha dado la vuelta al mundo millones de veces gracias a mis queridos imitadores, y de los cuales, ¡jamás!, ¡nunca, nunca!, he recibido un peso.

La estética visual raphaelista es inconfundible y está en la memoria de todos y cada uno de los que presencian el recital. Lo aplauden; ellas y algunos de ellos lo chulean, lo admiran. Se escucha Cuando tú no estás, el dolor más profundo por quien se ha ido y ha dejado sufrimiento eterno.

El concierto duró tres horas y no fue suficiente. Muchos piden una u otra pieza. Son muchas, y es imposible complacer a todos. Hay canciones que pasan y otras que quedan para siempre, dentro del corazón. Hay unas a las que llamo las joyas de mi corona, que marcan épocas. Canciones como esta...: Desde aquel día.

Raphael no tiene esa voz de antaño, pero su experiencia hace que ajuste su actual potencial.

La hilera de éxitos es abrumadora. Digan lo que digan. Muchas de sus interpretaciones son cortas. No puede ser se de otra manera. Si las cantara completas la tocada se alargaría más allá de seis horas. Tampoco fue un popurrí.

Los sube y baja son frecuentes. Va con Provocación, que habla de una dama que no puede evitar insinuaciones con alguien que no es su marido.

Dos homenajes a dos Rocío: a Dúrcal y Jurado. Hablemos del amor... una vez más. Raphael aún enamora a las madrinas de sexto año, como lo hacía en los años 70.

Un momento cimero fue cuando a punto del llanto refirió que la vida le dio un regalo, al dejarlo vivir un poco más. Gracias a la vida, A mi manera... las letras se acomodan en su momento vital.

Con un sombrero de los que usa Joaquín Sabina cantó el tema que éste le compuso: 50 años después. Estuve enamorado o la revancha, la venganza que da el tiempo. Todo es cosa de esperar.

Siempre estás diciendo que te vas, rola burlona. En la iconología Raphael sufre, pero con dignidad. Y hasta reduce a nada a la ex amada. El final es de apoteosis: con Escándalo, Frente al espejo, Adoro, Como yo te amo, hasta la inolvidable Yo soy aquel... que cada noche no te olvida. Cómo han pasado los años...